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Intervención literaria en la República

Historia del libro, de Jorge Figueroa Acosta Historia del libro, de Jorge Figueroa Acosta Historia del libro, de Jorge Figueroa Acosta

!FELIZ DÍA DEL LIBRO Y DE LA ROSA!

 

Si abrí los labios para ver el rostro 
puro y terrible de mi patria, 
si abrí los labios hasta desgarrármelos, 
me queda la palabra.

(Blas de Otero)

 

 

San Jorge fue un hombre palestino, a veces güero, a veces prieto, que vivió en los siglos tercero y cuarto después de Cristo y murió el 23 de abril del año 303. Nacido militar y convertido al cristianismo, sufrió como mártir por no querer renunciar a su fe. Adorado en el catolicismo y en el Islam, fue un santo muy popular en toda Europa y el Medio Oriente durante la Edad Media. Porque antes había estado a las órdenes del Emperador de Roma Diocleciano y cuando éste le ordenó enfrentarse a los cristianos se negó y se convirtió, él mismo, en víctima de la tortura. Lo mató su propio ejército atándolo a una rueda de espadas para, finalmente, decapitarlo. Aunque cuenta la tradición que su martirio duró siete años, en los que resucitó tres veces para volver a morir de forma violenta: quemado, cortado por la mitad y, finalmente, envenenado. Y que padeció, además, grilletes ardiendo, sandalias con clavo, plomo fundido y piedras sobre su cabeza. Su culto, probablemente una mezcla de tradiciones paganas, fue finalmente absorbido por el catolicismo. Y durante el siglo V sus fieles le levantaron iglesias en Egipto, Etiopia, Siria, Líbano, Irak y su Palestina natal. Hoy es patrón de Catalunya, Aragón, Cáceres, Portugal, Inglaterra, Rusia, Grecia, Bulgaria, Etiopia y Djibouti. Y protector de las ciudades de Génova, Venecia, Ferrara, Nápoles, Hannover, Estambul y Beirut.

 

En el siglo XII un texto daba cuenta de una historia sobre el conocido hombre adorado dentro y fuera de su país natal. San Jorge, se decía, había matado a un dragón que se quería comer a una hermosa princesa: Cleodolinda. Que tras el sacrificio del resto de doncellas de su ciudad, había sido ofrecida por el rey para calmar las ansias destructivas de la fiera que vivía en su reino y que necesitaba comerse una mujer cada día para saciar su apetito. Pero cuando la princesa cruzó la muralla y luego, cuando se adentró en el bosque abandonando las tierras de su padre para dirigirse a la guarida de la bestia a rendirse como alimento, apareció un apuesto joven a caballo que se ofreció a amansar al dragón. Y así lo hizo: lo atacó con su lanza, lo redujo y se lo ofreció a Cleodolinda manso y amarrado, con una cuerda alrededor del cuello. Como si aquel animal enloquecido y hambriento tuviera dentro la capacidad de ser también un animal de compañía. Y entonces Jorge le sugirió a la princesa que ella misma regresara al reino de su padre y permitiera que la consideraran una heroína por haber reducido al dragón. Ella rehusó, pero él insistió convenciéndola de que entregarse para salvar a su pueblo ya había sido un acto de valentía en sí mismo. Así que finalmente la princesa regresó al reino de su padre con el dragón siguiéndola mansamente, todavía amarrado del cuello, con Jorge a su lado. Pero el pueblo, embravecido y rencoroso por la muerte de sus hijas, al ver al animal indefenso lo linchó hasta matarlo. Y tras aquella masacre colectiva, el rey no permitió que Jorge desposara a su hija. Por lo que el amoroso caballero tuvo que abandonar el reino y morir solo y lejos.

Desde entonces, en Catalunya, a las mujeres se les regala una rosa el día de la muerte de Sant Jordi: que es el nombre que recibe el santo en lengua catalana. La primera celebración oficial fue solicitada en los Países Catalanes en 1436, aunque no se llevo a cabo hasta veinte años más tarde: en 1456. Y desde entonces se celebró puntualmente todos los 23 de abril. Año tras año. Cinco siglos después, en 1925, a la fecha que conmemora la muerte del santo se le sumaron también las muertes de Miguel De Cervantes (1616) y de Shakespeare (1616.)  Y a aquella extendidísima tradición floral que se venía celebrando desde hacía casi quinientos años, se le sumaron los libros. Hasta que, en 1995, la UNESCO instituyó el 23 de abril como el día mundial de los libros y los derechos de autor y convirtió aquella leyenda original y aquellas fechas de muerte y de valentía, en un día internacional para celebrar el arte y el amor. Y en Catalunya, aquella hermosa tradición medieval de regalar una rosa el día que murió un caballero amoroso y despojado, se sigue celebrando desde entonces junto con el día del libro: cuando se regala una rosa a las mujeres y un libro a hombres y mujeres. En esta fecha insólita en la que también murieron el Inca Garcilaso De la Vega (1616) y Josep Pla (1981), y en la que nacieron escritores imprescindibles como Vladimir Nabokov (1899.)

En México un 23 de abril reciente es una fecha más fatídica: fue el día en que, hace apenas tres años que parecen mil, apareció un supuesto y poderoso brote de gripe que se extendería alrededor del mundo (2009.) Fue también el día en que murió el boxeador César Chávez (1993), cuya biografía está, de nuevo, vinculada con la historia del narcotráfico y el poder. Aunque también fue el día en que nació en Cananea, Sonora (1949), el pintor, escultor y muralista Jorge Figueroa Acosta. Autor de la Historia del libro que forma parte del conjunto mural Historia de la Humanidad que se puede ver en el Centro de Información en Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí y que ilustra este texto.

Hoy en Nuestra Aparente Rendición (NAR) queremos celebrar el poder de la palabra. Queremos celebrar nuestra capacidad de acompañarnos los unos a los otros. Y queremos celebrar el hecho literario frente a la barbarie.

Así que pedimos a 23 autores que intervinieran literariamente el país. Para espantar el manto que parece cubrirlo día tras día. Para entrar de otro modo a este conflicto que nos tiene hartos, desesperados, tristes, inconformes. Porque creemos que el arte tiene la capacidad de intervenir de un modo único la sociedad. Y porque creemos que sólo así, sólo muchas veces así, encontramos la grieta por la que colarnos y entenderlo todo de un modo distinto.

Súmense a nuestra propuesta de paz. Manden un cuento el día de hoy a sus seres queridos y dejen una rosa en altar virtual que Alma Guillermoprieto coordinó para recordar a los 72 migrantes asesinados en Tamaulipas.

Ésta es nuestra protesta pacífica, ésta es nuestra voz.

¡Feliz día del libro y de la rosa!

VEAN EL PROYECTO AQUÍ.

Información adicional

  • Publicado originalmente en:: Lolita Bosch

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