NUESTRA APARENTE RENDICION

El tráfico de armas y cultura de paz (lecciones de Ruanda para México)

Feb. 3, 2011

Una estampa del presente: México

En una mano, 35 mil muertos y contando, en la otra, la prensa en México reporta -en primera plana- datos que, dicen, son de utilidad, bajo el encabezado de "Armas recobradas en México" (La Jornada. Mar 2, 2011), y enlista:

Rifles 8,919
Pistolas 6,636
Escopetas 2,640
Revólveres 2,049
Ametralladoras 103
Otros 104
Total: 20,451 armas. ¿Será? La fuente original para La Jornada es la agencia Reuters, y de Reuters un documento de trabajo titulado U.S. Firearms Trafficking to Mexico: New Data and Insights, escrito por el periodista Michel Marizco y por el consultor Colby Goodman. Pero la infografía de La Jornada cita también entre los créditos el documento Tráfico de Armas México-USA de la PGR. A simple vista todo pareciera estar bien. Pero entonces comienzan a saltar los problemas.

Primero. ¿De qué año están hablando? Al ser noticia de primera plana el lector puede dar por sentado que se trata de las cifras recientes o nuevas, sin embargo no es así. La versión más reciente del documento de la PGR utilizado para la generación de la infografía de La Jornada data de abril del 2009, es decir, ¡tiene casi dos años de antigüedad! En todo caso, la versión anterior al documento en el sitio web de la PGR data de marzo del mismo año, y anterior a esta, se tiene la de noviembre del 2008. En otras palabras, se publica primero en noviembre del 2008, luego en marzo del 2009 y luego –casi un mes después– la PGR produce una actualización en abril (3 reportes en 6 meses), para luego dejarlo de publicar. De suyo, la inconsistencia en la periodicidad de los reportes –y su ausencia total en los últimos dos años– es extraña, siendo el tráfico de armas un tema de importancia capital en el contexto de la llamada "guerra contra el narcotráfico".

 

 

Segundo. Es claro que La Jornada tomó del reporte de la PGR el mapa que muestra las rutas de tráfico de armas desde los Estados Unidos hacia México. Según la PGR los corredores del contrabando no han cambiado en años. El mapa aparece en la edición noviembre del 2008, se repite en las de abril y marzo del 2009 y ahora, dos años depués, La Jornada lo utiliza en 2011. La conclusión lógica sólo puede ser una: la estrategia oficial en contra del contrabando de armas ha sido un fracaso absoluto ¿por qué? Porque las rutas de contrabando siguen siendo exactamente las mismas a pesar de las decenas de miles de soldados, de las decenas de miles de muertos y de los millones de dólares (miles de millones si se incluye el Plan Mérida) que se dedican para su combate. O al menos así lo sugiere la información oficial.

(Y entonces, hipotéticamente se podría presentar una situación graciosa: la PGR puede corregir, desmentir, "clarificar", o de plano descalificar al mapa de La Jornada por no utilizar información actualizada, y entonces el balón rebotaría en su cancha por no haber publicado tal información ¿qué explicación podrían ofrecer al respecto?).

En todo caso, La Jornada tampoco está exenta de responsabilidad. No ofreció información completa, con contexto, respecto de la naturaleza de la infografía que presentó a sus lectores en su edición del 2 de marzo del 2011: les vendió vino viejo en botellas nuevas, algo inaceptable para un diario de su estatura y con su historia.

Tercero. ¿Y las fuentes de Marizco y Goodman? Son varias según el documento, pero un dato llama la atención. En la página 10 los autores dicen textualmente: "De acuerdo con las últimas cifras desde México, el gobieno mexicano ha confiscado 32,332 armas de fuego en 2009, un incremento de más de 22,770 armas respecto de los decomisos de 2007". ¿Entonces? ¿son 32,332 ó 20,451 las armas confiscadas en 2009 en México? Inmediatamente después el reporte de Marizco y Goodman explica la razón de la confusión en el pie número 46 en la misma página.

"Los autores escogieron estos números debido a que parecen ser los mejores cálculos de entre los reportes de varias entidades mexicanas al compararse estas figuras con la información que tiene la ATF [Oficina para el Alcohol, Tabaco y Armas de Fuego por sus siglas en inglés] respecto de la recuperación de armas de fuego en México en los mismos años".

E inmediatamente después agregan:

"En los últimos años, las autoridades mexicanas han ofrecidos diferentes cifras respecto del número total anual de decomisos de armas de fuego. Por ejemplo, algunas autoridades mexicanas reportaron a los autores que el gobierno había decomisado 21,041 armas en 2008 mientras que el CENAPI [Centro Nacional de Planeación, Análisis e Información para el Combate a la Delincuencia], a cargo de la PGR, dijo haber decomisado 29,824 armas en 2008. (Ver referencia de la GAO arriba)".

Es decir, el gobierno federal no sólo no emite reportes constantes y actualizados, sino que además, cuando sus oficiales liberan información, ésta resulta inconsistente en contenido y opaca, confundiendo por igual a diarios nacionales como La Jornada, a centros de análisis internacional como el Woodrow Wilson International Center for Scholars de la Universidad de San Diego –que patrocinó el estudio de Marrizco y Goodman– e incluso a oficinas del propio gobierno estadounidense, como muestran las discrepacias entre los números de la GAO y de la ATF.

A todo esto, ¿qué significaba CENAPI? Es irrelevante; en materia de tráfico de armas es claro que en lugar de planeación hay improvisación y que la calidad del análisis es mala porque la información es deficiente.

Es lo de menos. Esto no es lo más importante. Lo verdaderamente importante sigue a continuación, y se ilustra mejor con una anécdota.

 

Una estampa del pasado: Lecciones de Ruanda

Michel Chossudovsky escribió hace algunos años su libro Globalización de la pobreza y el nuevo orden mundial (Ed. Siglo XXI, México, 2002). Gracias a ese libro, el mundo puede todavía recordar una anécdota sobre Ruanda que de otra forma habría desaparecido por la triple estupidez del racismo, el clasismo y la tiranía de la geografía.

Entre marzo de 1993 y febrero de 1994 Kofi Annan –quien más tarde sería Secretario General de las Naciones Unidas– se desempeñó como Jefe de Operaciones de Paz de la organización internacional. Él, entonces, estaba a cargo de la misión de paz en Ruanda (UNAMIR por sus siglas en inglés), que, entre otras cosas, tenía la responsabilidad de "supervisar el cese al fuego y la seguridad". Más o menos al mismo tiempo a Ruanda entraban toneladas de cajas provenientes de China que no sufrían ningún contratiempo en las aduanas, "Equipo agrícola" –decían– y eran compradas por el gobierno con créditos del Banco Mundial. Annan se fue en febrero, justo a tiempo, porque entre abril y julio (3 meses) un millón de personas perdió la vida en la región de los grandes lagos, una atrocidad más al fin del siglo XX. En el mes de mayo –es decir, a medio genocidio– el Consejo de Seguridad había impuesto un embargo de armas (Resolución 918) por estar "Profundamente inquieto por la magnitud de los sufrimientos humanos".

¿Y qué tiene esto que ver con las cajas de origen chino? No mucho, o al menos Annan no vio la relación. "Equipo agrícola", decían; "Medio millón", decían; "había un embargo de armas", decían.

Eran machetes.

 

¿Una mirada hacia el futuro? Lo importante, más allá de los juegos y los bailes

Podemos seguir con el juego de los argumentos del gobierno y de las réplicas de la oposición respecto de la "guerra contra el narcotráfico". Podemos seguir con el baile de las cifras de la PGR y sus análisis y contrastes. Podemos seguir también con el juego detectivesco de escudriñar fuentes periodísticas y académicas y de blandir críticas a las metodologías de tirios y troyanos. Quién dijo qué, cuándo, cómo y por qué.¿Son necesarios? Sí, ¿relevantes? También. Pero son todos secundarios.

¿Control en el tráfico de armas? Sí, tal vez. Es más, ojalá. Pero a partir de la experiencia de Ruanda la enseñanza es diáfana: en materia de violencia, la voluntad de matar lo es todo. Y de aquí podemos concluir algo para México: en lo que fuera el Imperio Azteca las guillotinas están de más, aquí nos basta un alambre de acero y un palo. ¿Control en el tráfico de armas? Sí, tal vez. Es más, ojalá. Pero cuando cese –si es que cesa– el flujo de armas (¿con un tratado?, ¿con un embargo?, ¿con un acuerdo?), blandiremos machetes, como en Ruanda; y cuando éstos escaseen, abriremos los cajones para empuñar los cuchillos de la cocina. Y así, armados, en nuestra locura haremos a un lado nuestra responsabilidad, cerraremos los ojos y para exorcizar nuestros demonios, nuestras culpas y nuestra cultura violenta nos repetiremos una y otra vez como plegaria las palabras que Eduardo Galeano utiliza a modo de ironía: "La culpa no es mia, no, la culpa es del cuchillo...".

 

Pd: Pero Ruanda no le importa a nadie en México y nada tenemos que aprender de ahí por la triple estupidez del racismo, el clasismo y la tiranía de la geografía: después de todo, eran negros, pobres y africanos.

Información adicional

  • Publicado originalmente en:: Fernando Montiel

NUESTRA APARENTE RENDICION | 2010

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