NUESTRA APARENTE RENDICION

Julián Lebarón: El gobierno es lo contrario del amor

O: cuando nos callamos, somos cómplices de la violencia.

Benjamín Franklin LeBarón, líder mormón de Galeana, un municipio a casi 300 kilómetros de la ciudad de Chihuahua y a 300 del paso fronterizo de Ciudad Juárez, encabezó un llamado contra los secuestros en su comunidad tras el rapto de su hermano menor, Eric, de 17 años, por quien se pedía un millón de dólares. La familia LeBarón no sólo se mantuvo firme en que no pagarían ningún rescate porque eso supondría participar con el crimen organizado, sino que denunció a una banda de secuestradores de la región. Eric está convencido de que fue liberado sin previo pago porque, en un suceso inédito en este marasmo de violencia que sacude al país, logró convencer a sus secuestradores de que lo soltaran, aunque hay quien piensa que la presión al gobierno logró su liberación, e inclusive hay quienes creen que hubo complicidad de los secuestradores con el gobierno del estado. No obstante, y como represalia a la denuncia hecha por sus familiares, veinte hombres armados y vestidos con uniforme militar entraron a Galeana y torturaron a Benjamín frente a su esposa y sus hijos. Y cuando su cuñado Luis Whitman acudió a socorrerlo tras escuchar los gritos de auxilio, los secuestraron a los dos: a Benjamín Franklin y a Luis. Sus cuerpos fueron encontrados sin vida pocas horas después, a 50 kilómetros de su casa. El hermano de Eric y de Benjamín, Julián LeBarón, alzó entonces su voz por sus víctimas y todas las víctimas de México.

 

¿Cómo y por qué decidiste trabajar en contra de la guerra haciéndote portavoz de las víctimas?

Me di cuenta después de la muerte de algunos de mis familiares y amigos de que cuando nos quedamos callados somos cómplices de toda la violencia.

 

Y cuando te preguntan qué está ocurriendo en México, ¿qué cuentas? ¿Dices que hay una guerra, una crisis de seguridad, un conflicto? ¿Qué crees que está pasando?

Yo creo que lo que hay en México es mucho miedo. La violencia surge siempre del miedo y nosotros no estamos atendiendo lo que genera miedo, sino que lo estamos empeorando.

 

¿De qué modo?

Militarizando el país.

 

Y en lugar de eso ¿qué opinas tú que deberíamos hacer?

Se tiene que empezar por respetar la libertad y la presunción de inocencia de las personas. Y no permitir que se criminalice a toda la sociedad.

 

¿Crees que se está criminalizando a toda la sociedad?

Absolutamente. Cuando se ponen retenes militares y las autoridades no respetan a las personas individualmente, se criminaliza a toda la sociedad. Esto genera temor, miedo y mucho coraje en la población.

 

¿Y qué pueden hacer los ciudadanos y ciudadanas más allá de protegerse? Hay gente que se está yendo, gente que optó por quedarse callada, gente que se ha unido a la tragedia de los demás y los acompaña…

Yo creo que el problema más grande es que la gran mayoría de las soluciones que se proponen tienen que ver con la autoridad, pero la autoridad no es la herramienta correcta para resolver el problema del miedo. El gobierno no puede crear amor y no puede crear compasión. El gobierno es el uso de la fuerza y creo que es imposible construir una civilización con esos medios.

 

¿Qué alternativa ves?

La alternativa tiene que ser estrictamente ciudadana. El problema que tenemos en nuestro país es que en cuanto se consigue un liderazgo ciudadano, casi inmediatamente se aspira al poder político y a utilizar ese poder político para diversos fines. Y eso destruye el espíritu con que esa autoridad se construyó.

 

¿Dirías que la sociedad mexicana ha respondido proporcionalmente a la tragedia? ¿O crees que hay algo que nos impide reaccionar en masa?

Cuando uno presencia un acto de violencia, la idea de involucrarse tiene muchos riesgos y causa muchos problemas. Y lo cierto es que nosotros lo hemos permitido: no resolvimos el conflicto cuando hubo uno por ciento de impunidad, y ahora que tenemos noventa y ocho por ciento de impunidad para el asesinato, el costo de involucrarse es demasiado elevado. Es mucho más fácil escondernos y recurrir a la apatía como una forma de evitar el riesgo y la confrontación.

 

Pero es una apatía muy dolorosa, ¿no? ¿No crees que el pueblo de México, apático o no, la está pasando realmente mal?

Claro, porque la apatía no le permite a uno vivir plenamente. Pero de cierta forma, es más fácil que dar la cara. Hemos visto que a las personas que dan la cara las matan y desaparecen, como Nepomuceno Moreno2 y mi hermano.

 

¿Hacia dónde vamos? ¿Qué crees que vaya a ocurrir?

Yo creo que, tal vez, esto pueda ser lo mejor que le ha pasado a México. Y lo digo porque creo que para los mexicanos dejar las cosas como están ya no es lo más fácil. Tal vez si no nos la pusieran tan difícil nunca haríamos un cambio. Y creo que hay cambios muy importantes en nuestro futuro.

 

¿Cómo cuáles?

Pues los servidores públicos en México nunca han sido servidores públicos y nosotros siempre hemos asumido que somos sus feudos. Creo que hoy ya no queda un solo mexicano que crea en sus instituciones. Y que éste es el primer paso para lograr que todo cambie.

 

¿Y que se conforme una sociedad más controlada por su ciudadanía?

Sí, claro.

 

¿Crees que es posible?

Yo creo que si México lograra que así fuera, el resto del mundo le sigue el ejemplo.

 

Eso sería maravilloso.

Pues sí. Uno tiene este tipo de esperanzas. Pero está por verse.

 

¿Crees que esto ya está comenzando a pasar de algún modo, que se están gestando nuevas formas de convivencia social como respuesta a la violencia?

Sí. Lo estamos viendo.

 

¿Qué te ha enseñado esta guerra? ¿Qué podemos aprender?

Que uno también es responsable de las acciones de los violentos. Si vivimos en una sociedad donde un chavo cree que la única forma de prosperar en el mundo es secuestrar a otro ser humano, y nosotros como ciudadanos colaboramos con ese tipo de odio y con ese tipo de miedo, nomás por el hecho de vivir en el mismo país y ser vecinos, de cierta forma estamos participando. Todos estamos participando. Y es importante hacer consciencia de eso, porque de otro modo estaremos siempre atendiendo los efectos del problema y nunca llegaremos a la causa. La solución tiene que venir de los ciudadanos. Es ingenuo pensar que con legislación y con policías esto se va a resolver.

 

¿No confías en que el gobierno pueda poner fin a esta crisis?

La única forma en que el gobierno le puede dar fin a la violencia es poniendo un soldado en cada esquina. Pero para aplastar ese impulso violento, ahí se tienen que quedar esos soldados. Y el problema es que los soldados no producen nada y que lo único que provoca un ejército es destrucción. Pura destrucción. El hecho de que no sea visible esta violencia no significa que se haya atendido el miedo que causa, porque entre más aplastas con el temor la inclinación hacia la violencia, más violencia vas a tener eventualmente.

 

¿Crees que saldremos de esto? ¿México sabrá solucionarlo?

Yo creo que no solamente México, sino que el mundo lo debe resolver. Porque la tecnología encaminada a destruir ya es de destrucción absoluta. Y creo que es tarea de todos. Todos tenemos que poner de nuestra parte, y ojalá podamos seguir adelante. Creo que la única forma de superar la violencia es con principios compasivos. No lo va a poder solucionar la legislación: el gobierno es lo contrario del amor, porque cuando existe una ley significa que si te resistes vas a enfrentar una fuerza armada, y si te resistes a la fuerza armada te matan.

 

No sólo te matan, sino que dejan abandonados a los familiares, que son también víctimas de esa matanza. Porque los familiares de las víctimas están pasando este momento muy solos, ¿no crees?

Sí, totalmente. Y el gobierno no es el que los dejó solos. Los que los dejamos solos hemos sido los ciudadanos, y tenemos que hacernos conscientes de eso.

 

Información adicional

  • Por: : Lolita Bosch
  • Biografía: LOLITA BOSCH. 45 VOCES CONTRA LA BARBARIE. OCÉANO EDITORES. MÉXICO 2014
  • Fecha: 1 de diciembre de 2014

NUESTRA APARENTE RENDICION | 2010

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