NUESTRA APARENTE RENDICION

Los Defensores: María Elena Morera

Los Defensores: María Elena Morera Fernando Villa del Ángel

Lo mínimo que esperamos de la autoridad es que nos cuide y cuando eso no ocurre terminan ocurriendo manifestaciones graves como el surgimiento de autodefensas y la búsqueda de la justicia por propia mano, sostuvo, María Elena Morera.

Desde su perspectiva a escala nacional se ha logrado fortalecer algunas instituciones de seguridad como la Policía Federal pero “no hemos sido capaces” de lograrlo en varias entidades del interior del país, en donde sólo administran el problema en lugar de resolverlo.

Lo grave, señaló, es que todavía la mayor parte de las víctimas de la inseguridad se quedan con su dolor y su coraje sin poder alcanzar justicia y los delincuentes permanecen impunes en delitos como secuestro, el homicido, la extorsión, violación y robo con violencia.

—¿Cómo se definiría a sí misma María Elena Morera?

—Una vez un periodista me dijo que no sabía estar quieta. Le creo. Me gusta ser inquieta, comprometerme con mis ideales y ayudar a la gente. Me gusta ser lo que soy.

—¿Por qué decide comenzar su lucha?

—Porque con el secuestro de mi esposo me di cuenta que la seguridad y la impartición de justicia en nuestro país estaba en pésimas condiciones y que desde la ciudadanía, podía hacer algo para cambiar las cosas. Estaba, y lo sigo aún, inconforme con la seguridad que tenemos, con los abusos de autoridad y la simulación de muchos funcionarios. Estoy convencida que los ciudadanos merecemos recuperar nuestra confianza, nuestra paz y nuestro derecho a salir y disfrutar de nuestro país.

—¿En qué momento de su movimiento se encuentra y hasta dónde piensa llegar?

Me parece que la sociedad civil en su conjunto se encuentra con la suficiente madurez para cuestionar, exigir y sobre todo proponer. En ese sentido estamos en un punto crucial para definir el rol de la sociedad civil frente al Estado y para provocar el crecimiento del llamado tercer sector. Cuando iniciamos en el activismo existían una 5 mil organizaciones con Clave Única de Inscripción (CLUNI), actualmente somos unas 25 mil organizaciones con CLUNI, lo cual nos indica que la semilla está dando frutos y que en los próximos años, nos proponer contribuir para elevar la cifra y estar en niveles comparados con países como Chile que actualmente tiene más de 100 mil organizaciones.

—¿Qué resultados ha obtenido en su lucha? ¿Y espera obtener resultados?

—Indudablemente los logros alcanzados siempre han sido el esfuerzo de muchos con los que compartimos una causa en común. Por ejemplo, en más de 10 años de activismo, logramos hacer visible a la sociedad civil en temas de seguridad pública y de fortalecimiento democrático. Incidimos en la generación de mejores policías; en la creación de unidades antisecuestro; en estrategias focalizadas para el control de confianza, en el desarrollo policial; en abrir la discusión de las OSC en la creación de leyes especializadas en donde antes -por ley- no podíamos participar; en abrir el Consejo Nacional de Seguridad Pública a la participación ciudadana; entre otros muchos.

—¿Cuál ha sido el mejor y el peor momento en su trayecto?

—El mejor momento del trayecto fue la marcha de hace 10 años porque me di cuenta que no estaba sola y que éramos más los ciudadanos que queríamos un México más justo y más seguro. El peor momento fue cuando deje la presidencia de México Unido, que a la postre acabo siendo también bueno porque fundé, junto con otros amigos, Causa en Común, donde no sólo abordo el tema del Estado de derecho sino también, el fortalecimiento de la confianza y las capacidades ciudadanas.

—Estamos inmersos en la violencia y no hay garantía del Gobierno en derechos básicos como autoridad legítima en la toma de decisiones; hay pérdida de control físico del territorio y se carece del uso legítimo de la fuerza. Entonces ¿Vivimos un Estado fallido?

—Me parece que son dos cosas distintas, una cosa es la crisis de legitimidad para hacer uso de la fuerza pública producida por la crisis de confianza tras largos periodos de omisión para hacer valer la autoridad y otra es vivir en un Estado fallido. Es evidente que hay violencia en el país y que la más grave es la producida por la delincuencia organizada que en diversas ocasiones, ha replegado a autoridades locales haciéndoles ver como incapaces para hacer valer el estado de derecho. Sin embargo considero que esos problemas son insuficientes para afirmar que existe el Estado fallido.
Aún en zonas con una alta incidencia delictiva, siempre hay ciudadanos y autoridades dispuestos a cambiar las cosas y eso es algo que contrapone a las tesis de Estado fallido.

—¿Qué opinión le merecen los poderes de esta nación?

—Me parece el problema de los poderes en México es que sus pesos y contrapesos aún les falta estar bien balanceados y esto se debe a que aún algunos políticos, siguen pensando que ellos son los dueños del poder y sólo ven sus propios intereses. El secuestro de la democracia está aún presente y sólo con mayor participación social y fortaleciendo nuestras capacidades ciudadanos podemos revertir esta situación. Hemos dado pasos importantes, pero aún falta.

—¿Qué piensa de las estrategias contra la violencia que implementó Felipe Calderón y ahora, Enrique Peña Nieto?

—Me parece que son estrategias distintas, porque son dos momentos diferentes. A Felipe Calderón le toco hacerle frente a la delincuencia que amenazaba toda forma de convivencia ciudadana. Lo hizo con lo que tenía y como pudo. Enrique Peña tiene otro momento, a él le toca consolidar lo que se venía haciendo con el tema de los policías y perfilar una sociedad en paz.

—¿Qué nos falta como sociedad mexicana?

—Nos faltan muchas cosas. Considero que además de seguridad pública necesitamos recuperar la confianza entre ciudadanos y autoridades. Y juntos, vencer la pobreza económica, la falta de oportunidades y la inequidad social que subsiste en el país.

¿Hay alguna forma de salvar a México?
Hay muchas formas. Una de ellas reconocer que en la actualidad ni todo lo debe hacer el gobierno, ni todo lo puede hacer la empresa privada. Por ello, un punto clave que necesitamos es hacer crecer y fortalecer al llamado tercer sector, para que desde los ciudadanos, nos responsabilicemos de nuestro propio desarrollo y logremos que las cosas públicas se hagan bien.
Me parece que en medida que tengamos mejores ciudadanos, tendremos mejores autoridades, ya que ellas son un reflejo de lo que somos en general.

—¿Se podrá recuperar la paz y la confianza?

—Indudablemente. El asunto está en comprometerse cada uno con su propio cambio y cada día hacer la diferencia. Por ejemplo, si nos comprometemos a dejar de tirar basura en la calle o frente a la puerta del vecino; a dejar de comprar cosas piratas; a no pasarnos el alto; a respetar los límites de velocidad, etc. Ayudaremos a construir un país diferente y mejor.

También me parece que como sociedad necesitamos hacer planes de más largo plazo que trasciendan cada sexenio. En esa medida pensaríamos más en toda la sociedad que en los grupos clientelares o en los partidos políticos.

—¿Ha cambiado la forma de atender el problema de la inseguridad y la atención de víctimas del delito en México?

—Si, ha cambiado la forma de atender a las víctimas, el sexenio pasado teníamos provictima, era quien atendía a las víctimas y después este sexenio ya con la aprobación de la nueva ley de víctimas hizo un consejo para atender a las víctimas, desde luego que desde el procesó cambió.

—En materia de atender el problema de la inseguridad, ¿también nota algún cambio quizá en la estrategia de los dos gobiernos?

—En los programas de fondo no hay realmente cambio, en donde hay cambio es en los forma. Este gobierno es más de formas, de coordinarse con todos los gobiernos estatales a diferencia del gobierno anterior.

—¿Hemos sido capaces de fortalecer las instituciones encargadas de combatir la inseguridad y la violencia que aqueja al país?

—Yo diría que a nivel federal si hemos sido capaces de fortalecer algunas de las instituciones como la policía federal. Sin embargo no hemos sido capaces de fortalecer la procuraduría general de la república, a nivel de los estados es muy variable, yo te podría decir que por ejemplo Nuevo León creó una nueva policía, ha sido capaz de mejorar sistemas de impartición de justicia, sin embargo hay estados que no han sido capaces de hacerlo como por ejemplo Veracruz o Tamaulipas o Guerrero, entonces no se puede generalizar, hay estados que han adelantado mucho y hay estados que no adelantado.

—Con la administración actual ¿en México el gobierno trabaja para solucionar el problema de la violencia y la inseguridad o solo lo administra?

— Yo creo que hay entidades que solo lo administran y otros que trabajan para mejorar.

—¿Y del gobierno federal?

— Diría que se ha fortalecido a la policía federal pero no lo suficiente y en el área de la procuraduría general de la república falta muchísimo por hacer, no han logrado fortalecer ni al personal, ni los procesos, nos está pasando eso que estamos todavía en duda que las personas que han estado por ejemplo en crimen organizado este sexenio, no vaya a terminar igual que el sexenio pasado con el michoacanazo.

—¿Cómo se cura un país que ha sido enfermo de la epidemia de la violencia?

Se cura con dos brazos, uno es el fortalecimiento de las instituciones, porque los delitos bajan suben, nunca van a llegar a cero, siempre va a haber delitos, en todos los países hay delitos. La diferencia entre México y otros países es que México tiene instituciones mucho más débiles.

—¿Y cuál es el otro brazo además del fortalecimiento de las instituciones?

—La seguridad no camina sola, la seguridad camina y la violencia camina al lado de otros factores como es el empleo, el desarrollo social, la educación entonces cuando se fortalecen tienen que fortalecer todos los mecanismos que están vinculados a la paz, a la violencia en sus caso.

—Con los pocos o muchos avances que tenemos en materia de seguridad ¿las víctimas tienen la esperanza de alcanzar la justicia?

—Hoy como todo sistema de justicia, la mayor parte de las víctimas se quedan con su dolor, con su coraje y sin alcanzar justicia, la impunidad sigue siendo muy alta y siendo que en todos los países la impunidad es alta, el problema de México es que los delitos que mas duelen a la sociedad como es el secuestro, el homicidio, la extorsión, la violación, el robo con violencia, son los que quedan más impunes, a diferencia de otros países donde hay una gran impunidad pero en estos delitos sabes que si los cometes te detienen, que tienes más probabilidades de que te detengan, que esa es la diferencia de un gran país con impunidad y otro que tenga menos impunidad. Que cuando hay menos impunidad haces que la balanza se reacomode y entonces el delincuente piense si va a cometer un delito grave porque lo van a detener y aquí ni siquiera lo tienen que pensar porque saben que no lo van a detener. Si a veces lo que extraña es que no haya más delitos.

—¿Qué se necesita hacer para saldar la deuda con las personas que son víctimas de la violencia y que hasta el momento no han alcanzado a tener la justicia?

—Yo creo que hay muchas cosas por hacer: una, que los gobiernos estatales tengan una relación mucho más cercana con sus víctimas.

Dos, que se fortalezcan los órganos institucionales de procuración de justicia.

—¿Ha valido la pena la movilización de organizaciones defensoras de víctimas de la violencia?

—Claro que ha valido la pena, sin ellas no se hubiera visibilizado el problema, sin ellas no tendríamos hoy una ley, sin ellas muchas víctimas no tendrían una respuesta, a pesar de todo lo que falta por hacer sin estas organizaciones; o sea las victimas no habría casi victimas con solución, hoy faltan por tener una solución, sin embargo quienes si tienen una solución.

—Si no tenemos un cambio efectivo en materia de seguridad para que las personas puedan transitar con seguridad, que se sientan seguras ¿hacia dónde nos dirigimos como país?

—Lo mínimo que podemos esperar de la autoridad es que nos cuide, cuando la autoridad no nos cuida, entonces termina habiendo casos graves como las autodefensas y la justicia por propia mano, si no queremos seguir viendo eso entonces tenemos que trabajar todos en tener una mejor justicia.

—¿Cómo se vive una tragedia como la que usted enfrento y se sale a la calle que eso no le ocurra a otro mexicano?
—Son procesos de resiliencia, la resiliencia implica que una persona tenga o no tenga la capacidad de sobreponerse a un problema, esto lo vemos tanto en personas como en comunidades que a veces dices “bueno no me explico por qué si esta persona sufrió el mismo delito que la otra una sale adelante y otra no o si esta comunidad tiene estos problemas y la de en frente tiene los mismos por qué una puede salir adelante y la otra no” y es por los procesos de resiliencia que son personales o que son en comunidades, en el caso de mi familia es porque tenemos lazos familiares muy fuertes, porque tenemos una red de familia y amigos fuertes, porque quizás tenemos algo que nos hace echarnos para adelante e ir a enfrentar los problemas. Y por el otro lado también es la suerte de encontrarte con gente que te responda que te ayude a salir adelante, depende mucho de las redes que tengas de familia y de amigos.

—¿Qué piensa del caso Tlatlaya?

—Es un hecho inadmisible. El Estado mexicano debe rendir cuentas por lo ocurrido; informar a la sociedad sobre los hechos; reparar el daño a los familiares de las víctimas y brindar garantías para la no repetición.

En Causa en Común nos hemos manifestado en diversas ocasiones en contra de la participación de las fuerzas armadas en funciones de seguridad pública; un caso como el de Tlataya nos viene a corroborar una vez más del error de manetener una política de mano dura, de confrontación y perfil militar para el combate al crimen. Necesitamos que se fortalezcan a las policias locales, con estándares de actuación profesionales y en pleno respeto a los derechos humanos, esto a fin de que las fuerzas armadas dejen de actuar en ámbitos que no les corresponden.

—¿Qué opinión tiene del asunto de los normalistas desaparecidos de Ayotzinapa?

En primer lugar y lo más apremiante, es exigir justicia para el castigo de los responsables y sobre todo, la localización con vida de los jóvenes desaparecidos. Por otro lado, este caso pone de manifiesto la debilidad institucional del Estado mexicano, con la infilración de la delincuencia organizada. Este debe ser un parteaguas para la transformación institucional en México, para una reforma policial democrática, para la consolidación de un nuevo pacto social.

—¿Cómo interpreta el comportamiento y manejo de estos temas por parte de las autoridades, específicamente, de Jesús Murillo Karam y el presidente Enrique Peña Nieto?

—Han respondido de la manera correcta al colocar estos hechos paradigmáticos en el primer lugar de su agenda. Nos queda como ciudadanos exigirles que cumplan pronto y bien con su obligación de autoridades.

—¿Hacia dónde vamos y qué podemos hacer en estas condiciones de escalada de violencia inaudita y la peor crisis de derechos humanos en nuestro país?

—Lo que tenemos que hacer es organizarnos, protestar pacíficamente y proponer soluciones viables. Generar vínculos de confianza entre los diversos sectores de la sociedad para juntos construir un México mejor. Por ello es importante reclamarle al gobierno cuando no hace las cosas bien, pero también aliarnos con él para juntos llegar a soluciones

—¿Gusta agregar algo?

—Ojalá en México cada vez tengamos la capacidad de apoyar mucho más a las víctimas y que este sistema de solidaridad que a veces se nos olvida y lo tengamos mucho más presente porque cada vez que hay una víctima, hay miles de víctimas en Mexico y si uno se espera a que a uno no le va a pasar, generalmente te terminan pasando cosas, entonces no hay que esperarse a que uno le pase para solidarizarse con los demás.

 

 

 

Información adicional

  • Por: : Fernando Villa del Ángel
  • Publicado originalmente en:: El Economista
  • Fecha: 10 de diciembre de 2014

NUESTRA APARENTE RENDICION | 2010

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