I.
Te escribo en jeroglíficos
cultivo frases en porotos
mis metáforas luchan con las espinas
verdes y a veces amarillas,
duras, se comen los zapallos
sus acciones son bélicas
los vestigios arqueológicos suman fémures y algún dinosaurio
hablan de guerras, puentes y acuerdos
las serpientes con dos cabezas, serpiente-cruz, serpiente-pájaro.
Te escribo en jeroglíficos
los hombres son amarrados de pies y manos
escupen verdad que nadie bebe
ay cabeza de reptil.
Ay jardín celeste
árbol de códice, color perdido
no vemos la venida del otro lado del mar
esquina nuestra, oscuridad curativa.
Luz, luz.
II
Hombre de piedra
me arden las manos de cal
se despedaza la epidermis
huyen desesperadas las arañas
las telas hacen sacrificio sobre sí mismas
albergamos dioses, recostados, goteantes
vestigio de recuerdos.
Itzamná, multitud de soles y lunas
expulsa con flores y yerbas
el rumbo cósmico equivocado.
Ay papel de amate
corteza, Cha' Chack nútrenos
cordón umbilical
cuídanos, dibuja una línea
acércate, para que tenga lugar la muerte
y nacer en el fin del ciclo.
III
Poner a resguardo el verde/ocre
siento el pasto en las sandalias
y me cae el sol del despido, llanto de hambre
larga, larga fila.
Arde la fatiga
en las manos cortadas
en las puertas cerradas
en los dientes que presionan el grito
hombros en un mundo partido
grieta, naranjas para el país
saborean los pies la falda del llanto
jugo de sangre del malolor
refleja normas, decretos.
Hace rato que descansa
bastón del mastín
no hay aire, no hay.
IV
Un bisturí para el azul/sangra el ojo cuarto
en la cabaña del guerrero
mira la azada el pubis
desgarra la tierra virgen donde los labios hormiguean,
milpa del deseo sin formulario.
Corre el río presuroso
rompe la corteza, los árboles crucificados
cabeza de un fruto que por olvidado es prohibido
sangre del mensajero, llanto narcótico
y en la mitad de la historia no existe árbol rojo
la madrugada es tormento de la lluvia de cucarachas
se hielan las navajas
la sobrecarga del corte
la desdicha del sueño sin condición de cosmético
maldice la madrugada del nacimiento triste.
Ahora.
Nunca.
V
Desvistió la puerta, al portero
a la multitud y a la soledad
receló de cada dedo
de uñas sin brillo, mutiladas
despreció cada mirada
por desvanecimiento de los ojos
nuevos y cansados de tanta ausencia
no podía distinguir entre una bebida y otra
interminable alcohol sus venas
pálpito de estertor su sangre
maldijo la bebida de su padre
el engaño precoz materno
recorrió cada esquina/desierto de su vida
y vomitó versos para limar la piedra
que pesaba en su alma.
VI
Si después o antes de tu poema
se rajan los nombres
si los ojos de tus mujeres
buscan un sitio en las cabezas.
Si preguntan las pestañas
por el color de la sombra
si el desastre escapa al oráculo
de jornada, búsqueda, página con número
estudio de coyuntura
de verdades mentiras
siempre en desventaja
las manchas descartables
anudan las noticias vecinas
suda lluvia sojera, el narco asesino.
VII
Me queda el banco con sombras
un cielo fugaz
un recuerdo de piedra
voladura, ráfaga y metralla
la morera y los gusanos verdes.
Me queda el banco
los ríos de espinas
el establo en los dedos
aroma de aire perdido
pájaros del pasto monte
sol del trabajo escuálido
tanto vértigo, tanta lengua descuartizada
y entre cardenales aplastados
muere la tarde.
VIII
Los dedos engarzados en las hojas
la luna chorrea glauca
y caen aliados los nombres
es una lluvia de olvido.
Los volantes nadan, perdidos en el agua
de los rostros, sudor, ardor,
Sería tan fácil, vomitar bocanadas de sangre
herir el teléfono del olvido
llamar al vigilante, disparar miedo.
Pero no,
ladran los chacales
aúllan, negocian
vuelan buitres, aciertan las balas
en la ruta, camina el olvido
¿ cómo se llama el territorio?