¿Qué lecciones deja el embate de El Universal contra un grupo representativo de la generación de la transparencia?
Con la alternancia, la corrupción se extendió por todo el país. Ante la indignación de la ciudadanía consciente, las minorías que gobiernan hicieron algunas concesiones –más simbólicas que reales– y hace cinco meses aceptaron que figuras representativas de la sociedad civil entraran en el Sistema Nacional Anticorrupción.
Los ciudadanos pronto se hicieron incómodos y de las entrañas del poder salió una ofensiva para desprestigiarlos. El Universalse prestó para la maniobra y concedió las ocho columnas a un inconforme que denunció “trampas” y “cuotas” del grupo seleccionador. Para rematar la faena, el periódico dio otra nota principal a las declaraciones de un senador del Verde dispuesto a secundar la crítica. La inquina del diario resultaba incomprensible porque enlodaba a plumas que enriquecían sus páginas.
En México una posición ganada rara vez se abandona. Por ello sorprendió que seis columnistas y cuatro organismos civiles con espacios dentro del diario renunciaran sin inventar excusas. Hicieron a un lado la cortesía habitual y pusieron en duda la ética de El Universalque, dijeron, dejó pasar “notas imprecisas, sin sustento fáctico” lo que formaba parte de “un giro en la línea editorial y la disminución en el rigor periodístico”. El diario publicó sus inconformidades pero guardó silencio sobre los motivos tras un embate que deja la impresión de haber sido hecho por alguno de esos poderosos que mangonean al país.
La batalla deja buenas noticias. Una de ellas es que la transición ha ido dejando una reserva de excomisionados y exconsejeros comprometidos con la transparencia y la rendición de cuentas. En este caso la figura más representativa es Jacqueline Peschard, presidente del Comité Coordinador del SNA. Académica reconocida, estuvo asociada al IFE de José Woldenberg y fue comisionada presidente del IFAI. Es decir, estuvo en la época dorada de esas instituciones, antes de que fueran atrapadas por las miasmas de la partidocracia.
Además de Jacqueline, renunciaron tres líderes académicos: José Luis Caballero Ochoa que encabeza el Departamento de Derecho de la Universidad Iberoamericana, Sergio López Ayllón Director General del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) y Pedro Salazar Ugarte Director del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM. Cargos y perfiles individuales evidencian como están metiéndose en la batalla por las libertades algunas instituciones educativas.
También abandonaron el diario líderes de la sociedad civil. Enrique Cárdenas Sánchez del Centro de Estudios Espinosa Yglesias y Edna Jaime Treviño de México Evalúa. Cuatro organizaciones en solidaridad dejaron los espacios que tenían: Alianza por la Salud Alimentaria-Actúa por la Salud, Fundar, GIRE y Oxfam México.
Los protagonistas del rechazo a El Universal representan a la generación de la transparencia que, basándose en los aciertos y errores de generaciones previas, hacen a un lado protagonismos, ideologías o filias para unirse contra la corrupción y la impunidad. En su mayoría jóvenes, están bien educados y saben negociar con el poder preservando su independencia y apoyándose en las transformaciones que, pese a todo, vive México. En este caso aprovecharon el final de los monopolios informativos. Dejan un diario importante pero tienen la posibilidad de incorporarse a empresas periodísticas que basan su éxito en la independencia y el rigor.
Termino la disección mencionando las grandes ausencias. El Comité Editorial de El Universal ha guardado un incomprensible silencio. Los partidos, por el contrario, han sido leales a su esencia: condenan en el discurso la corrupción pero se paralizan cuando les cae esa gota fría que presagia la pérdida de privilegios y canonjías y el fantasma del desempleo. Los organismos públicos encargados de proteger a quienes defienden derechos se ausentaron como siempre.
La guerra contra la corrupción seguirá. Acompañemos a los ciudadanos y organizaciones que desde el SNA están buscando cómo frenar y desenmascarar a los corruptos que, enquistados en el poder, pregonan como chachalacas su falso compromiso con la honestidad.