NUESTRA APARENTE RENDICION

Las redes de poder detrás de los niños inconformes

Por Darwin Franco

 

Es fácil conmoverse cuando nuestra cruda realidad es representada en un video a través de niños que van personificando la corrupción política, la violencia social, el crimen organizado y todos aquellos fenómenos que como adultos hemos sido incapaces de solucionar. Claro que duele verse reflejado en esas caras infantiles porque ese es el futuro incierto que les hemos estado construyendo con nuestros silencios y omisiones. ¿Será?

De este tipo fueron muchas de las reacciones que usuarios de Facebook y Twitter manifestaron luego de que vieron el video producido y difundido por la organización civil “Nuestro México del Futuro” y en donde explícitamente (luego de un recorrido que apela al capital emocional a través de las figuras infantiles) se les exige a los candidatos a la presidencia que con acciones concretas demuestren que realmente “quieren cambiar al país” y que no sólo “buscan ir por la silla”. Agregando, incluso, que éstos (los políticos) sólo trabajan para sus partidos y no para nosotros (¿nosotros?), lo cual se refleja en las soluciones paliativas que “por encimita” intentan arreglar al país.

El mensaje, sin duda eficaz, se multiplicó viralmente en las redes de socialización en línea (mal llamadas redes sociales) y fueron muchos los que se sumaron a esta visión, y aceptaron (conmovidos) y sin muchas críticas lo que estos niños representaban. Incluso, muchos medios también hicieron eco de este video no cuestionando su contenido sino exaltando dos cosas: 1) su capacidad para “reflejar” nuestra realidad y 2) la manera en que el video logró distribuirse por internet al generar en tan sólo dos días (se lanzó el 9 de abril) casi un millón de visitas en Youtube.

A la par, aunque no con ese impacto viral inicial, fueron muchos los usuarios que sí se detuvieron a pensar en el significado propuesto en el video y rápidamente mencionaron lo desagradable que les resultaba el usar a niños para emitir mensajes evidentemente políticos, lo indignante que es repetir en las figuras infantiles los mismos estereotipos con los que socialmente se vincula a la delincuencia o la pobreza (@MónicaMendez) y lo complicado que es asumir un “mensaje social” que proviene de una asociación civil operada y financiada por diversas empresas donde destaca la figura del Consejo Coordinador Empresarial (@tiporafa). Sí, aquel que en 2006 inició la guerra sucia señalando lo que en su momento “era un peligro para México”.

 

Las redes detrás de los infantes

“Nuestro México del Futuro”, a decir de su página web, es una iniciativa promovida por el Grupo Nacional Provincial (empresa del ramo de seguros) que preside y dirige Alberto Bailléres, catalogado de acuerdo a Forbes como uno de los hombres más ricos del país.

A esta iniciativa del también empresario de la plata (Industrias Peñoles) y de las tiendas departamentales (El Palacio de Hierro) se le han sumado otros grupos empresariales como CEMEX, FEMSA y el ya citado Consejo Coordinador Empresarial y el Consejo de la Comunicación (ambos involucrados en la creación y difusión de los spots que de acuerdo a la Suprema Corte de Justicia de la Nación tuvieron fuerte injerencia en el desarrollo del proceso electoral del 2006), también forma parte de este proyecto la asociación Bécalos (Televisa), México unidos contra la delincuencia y universidades como el ITAM, la ANAHUAC y la UVM. Aunque en su lista también figuran organismos públicos como la Comisión Federal de Electricidad  y la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas.

Esta asociación surgió con un objetivo bien claro “recabar millones de visiones del México queremos en el futuro”, al momento su sitio contabiliza cerca de 11 millones, las cuales se supone que serán condensadas en un libro que se titula: “El Decreto de Nuestro México del Futuro”, para después entregarse a los cuatro candidatos a la Presidencia de México.

De ahí, que no es fortuita la aparición del spot, ya que éste constituye el primero de los pasos que esta organización seguirá para expresar a los candidatos, como voceros de la ciudadanía, qué tipo de país es el que queremos en un futuro (¿y el presente?).

Así como en el spot, pareciera que nuestro desazonado presente no tiene nada que ver con la construcción de un futuro imaginado, pareciera que ambos se construyen en senderos diametralmente opuestos que tienen como única solución lo que pueden hacer (o harán) los políticos y sus partidos (y desde luego los empresarios que los apoyen y elijan) ¿Dónde quedan entonces las cerca de 11 millones de propuestas surgidas de los ciudadanos? ¿Para qué recabarlas si el futuro está en la política y no en las acciones que podamos realizar como sociedad civil?

Para hallar estas respuestas no hay que ir muy lejos sino regresar al spot y clarificar en él la manera en que ese hartazgo de la realidad del país se traduce en la visión de un “nosotros”, el cual desde luego no se caracteriza por su sentido de inclusión sino que representa el sentir de un sector social privilegiado que, como en 2006, no quiere permanecer al margen del periodo electoral.

Es por esta razón que importa reconocer y dar nombre a quienes están detrás de estos spots, a quienes operan estas redes de poder (que ocultas tras las figuras de sociedades anónimas) buscan modificar y construir los significados que se distribuyen en esas otras redes como lo son los medios de comunicación masiva y los procesos de auto-comunicación masiva (capacidad de los usuarios de ser emisores de sus propios mensajes, en términos de Manuel Castells), que como vimos -en este caso- también operaron a favor del mensaje político de estos organismos empresariales porque nosotros, críticos o no, también participamos de la distribución masiva de este contenido en la red.

En tiempos donde la comunicación es uno de los vórtices principales para el ejercicio del poder es necesario que reconozcamos cuál es el rol que nosotros jugamos en ese engranaje y cómo operan a través de nosotros y de la propia red (la de la comunicación) las otras redes de poder (la política y la económica, visibles en este caso).

Al respecto, Manuel Castells, en su obra Comunicación y Poder, precisó que “El poder se ejerce fundamentalmente construyendo significados” (p. 535), pero estos significados no se construyen en automático sino que forman parte de una compleja red que “establece sus estrategias de construcción de poder mediante la conexión de sus redes de poder con las redes de comunicación de masas, donde se origina la construcción de significados en la mente pública” (p. 551). Mismos que no se generan de forma unilateral o automática sino que toman en cuenta el contexto cultural donde se recibe el mensaje.

En un contexto como el nuestro parece que esto fue debidamente analizado y, por ello, se decidió que fueran niños los que encabezaran un posicionamiento político-empresarial que es todo “menos cosa de niños”. Los empresarios cambiaron las imágenes “obscuras” que usaron en 2006 para proponer, desde una visión infantilizada, el mismo mensaje político: “Nosotros también somos el poder”.

Usando las mismas redes, los empresarios han decidido –al margen siempre del IFE y del sistema político- jugar su rol electoral e incidir en la construcción de los significados que están girando en torno a las elecciones y a nuestro contexto social de violencia.

El reto para todos ante la aparición de este video y de los que aún están por venir estará en reconocer “quiénes están detrás de ellos, dónde se les puede encontrar y qué redes están operando y por qué”, pues si éstos están usando las redes de comunicación para operar, construir y afianzar su poder: ¿Qué no podríamos hacer lo mismo nosotros cortando esos circuitos? ¿Qué clase de empoderamiento estamos generando entonces cuando transitamos en estas redes?

Información adicional

NUESTRA APARENTE RENDICION | 2010

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