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Tenemos que ser aquellos que estábamos esperando.

No es por las radios comunitarias, ni por la red, es porque tenemos que ser aquellos que estábamos esperando.

Cuando la tiranía es ley, la r-evolución es orden.” (Calle 13)


El 25 de marzo agentes del Instituto Federal de la Telecomunicaciones (IFETEL) confiscaron parte del equipo de la radio ciudadana de Política y Rock & Roll que se escuchaba en el 97.7 FM en Hermosillo Sonora. La radio transmitía con una frecuencia de 100 megahertz capas de llegar a las radios de los carros y a unas cuantas colonias del primer cuadro de la ciudad; aparentemente no era un rival contra los medios masivos instalados en la capital de la entidad. Sin embargo, la radio de Política y Rock & Roll con apenas un año y medio al aire, se había convertido en una referencia ciudadana para quienes buscan una voz disidente y critica a la de la hegemonía de los medios chayoteros que pululan por todos lados. Así pues, crearon una comunidad de radioescuchas que hacían programas de radio, compartían información, intereses, luchas y hacían de esos 100 megahertz su plaza pública, su espacio de conspiración y disidencia, ejerciendo su libertad de expresión.

 

Al principio los radioescuchas del 97.7 pensaban que los locutores del noticiero de la mañana se habían quedado dormidos o que se descompuso algo que impedía transmitir, pero con los días las dudas se empezaron a disipar. A través de las redes sociales circulo el comunicado en el cual, los responsables del 97.7 FM, dieron a conocer a su comunidad de radioescuchas el motivo por el cual salieron del aire y su posición ante la confiscación del equipo. Los radioescuchas comienzan a especular y a elaborar teorías de conspiraciones en las que se barajean los villanos favoritos de la comunidad. Estos van desde el Rector de la UNISON hasta Enrique Peña Nieto, pasando obviamente que por Guillermo Padrés y sus secuaces. En si no fue ninguno de ellos. Fue el mismo sistema que se prepara para dejar caer las Leyes Secundarias de Telecomunicación para acabar con los medios independientes como las radios comunitarias indígenas y urbanas; así como tener control de Internet y limitar la capacidad de acción de una ciudadanía que cada vez es más reacia de creer en los medios hegemónicos.

El 30 de marzo los radioescuchas del 97.7 FM se reúnen en la Plaza Emiliana de Zubeldia, plaza en donde en 1967 los militares comenzaron su historia de represión a estudiantes en todo el país y donde desde hace casi 5 años están 49 cruces que recuerdan la tragedia de la guardería ABC; en esa plaza llena de historia deciden dar el salto de lo análogo a lo digital con un trending topic el jueves 3 de abril usando el hashtag #YoSoy97punto7.

 

Las Leyes Secundarias de la Ley de Telecomunicaciones

De acuerdo a la crónica que hace Agustín Ramírez Ramírez, Presidente del Comité Directivo de la Asociación Mexicana de Derecho a la Información, en el comunicado que dicha AC. y lanza en su portal para oponerse a la propuesta de las Leyes Secundarias en materia de telecomunicación que impulsa el Ejecutivo Federal; la Reforma Constitucional en Telecomunicaciones era una propuesta de avanzada que promovía la competitividad y la inclusión de medios sociales comunitarios e indígenas. Desafortunadamente con la propuesta de las Leyes Secundarias hechas por el Ejecutivo se planea cometer un despojo a lo que se ganó con la Reforma Constitucional. Así pues, en el comunicado de AMEDI, su presidente explica punto por punto porque los ciudadanos nos debemos sentir indignados por la propuesta de leyes secundarias que impulsa el peñanietismo o los dinosaurios reloaded:

 

  • La Iniciativa pervierte la finalidad de la reforma constitucional.

El eje de la propuesta está muy alejado de la finalidad que le dio origen, es decir, satisfacer los derechos fundamentales de libertad de expresión, derecho a la información y derecho se acceso a las tecnologías de la información y la comunicación, así como las condiciones para una efectiva competencia en los servicios de radiodifusión y telecomunicaciones.

 

  • La iniciativa quiere un regulador débil, supeditado a los intereses del Ejecutivo Federal.

El Ejecutivo invade facultades del órgano regulador como Órgano Autónomo. La iniciativa raya en lo absurdo al permitir que la SEGOB conserve la vigilancia de los servicios de radio y televisión que son los contenidos, incluidos los tiempos de estado y la publicidad. Por su parte, la SCT pretende opinar de manera indebida  sobre el Programa de trabajo y los informes de labores del regulador. Igualmente se intenta que la COFEMER opine previamente sobre los proyectos regulatorios del Instituto.

 

  • La Iniciativa desfigura el principio de neutralidad de la red.

La neutralidad de la red es una condición básica para garantizar el acceso universal a las tecnologías de la información y la comunicación que se desdibuja con la iniciativa, además de que permite la interferencia de comunicaciones sin un estricto control judicial, violando principios básicos de derechos humanos.

 

  • La Iniciativa  deja al arbitrio de los concesionarios los tiempos de estado.

Es aberrante que en materia de tiempos de estado, se quiera mantener la insana política de que la SEGOB escuche previamente a los concesionarios y de acuerdo con ellos fije los horarios de transmisión.

 

  • La Iniciativa ignora los derechos de las audiencias.

Contraviene la disposición constitucional que ordena establecer en la Ley los derechos de las audiencias así como mecanismos para su protección. No basta enlistar un reducido catálogo de principios generales y mucho menos señalar que la promoción y defensa de dichas prerrogativas ciudadanas estarán en los códigos de ética de los concesionarios.

 

  • La Iniciativa ignora la importancia de los medios públicos y de uso social.

La iniciativa contiene una omisión grosera en lo que corresponde a los medios públicos, al desestimar los principios a que se refiere el artículo Décimo Transitorio, para que cuenten con independencia editorial; autonomía de gestión financiera; garantías de participación ciudadana; reglas claras para la transparencia y rendición de cuentas; defensa de sus contenidos; opciones de financiamiento; pleno acceso a tecnologías, y reglas para la expresión de diversidades ideológicas, étnicas y culturales. Además de excluir en los medios de uso público a los de las Instituciones de Educación Superior.

En contra de la obligación legal de introducir un régimen favorable para el desarrollo de los medios públicos, comunitarios e indígenas, se les asfixia con requisitos discrecionales, propios de un sistema autoritario, además de prohibiciones para contar con fuentes de financiamiento; es más, no introduce un mecanismo expedito para el otorgamiento de concesiones para los medios de uso social y les impone un régimen de acceso a las frecuencias inequitativo y arbitrario al ponerles las mismas condiciones que a los medios de uso público.

En contra, se establece un régimen francamente entreguista para los medios comerciales, a los que se les otorgan incentivos en materia de publicidad, contenidos y multiprogramación, entre otras cosas.

Al amparo de un supuesto cumplimiento constitucional, se introduce una regulación engorrosa de la concesión única, que promueve la prestación de servicios adicionales y convergentes sin delimitar con precisión los requisitos para su autorización, además de otorgarlas por 30 años de vigencia.

 

  • La Iniciativa diluye la obligación de establecer límites a la concentración de frecuencias y a la propiedad cruzada.

En materia de competencia económica, diluye de manera burda el alcance de lo dispuesto por el artículo 28 Constitucional, en cuanto a la obligación de establecer límites a la concentración de frecuencias, al concesionamiento y a la propiedad cruzada, bajo la falsa premisa de que una regulación de esa naturaleza constituiría un “abuso de control sobre los medios de comunicación que configurara una forma de censura previa indirecta”. Vaya manera tan pobre de descalificar el mandato de la Constitución, pues además se omite regular la atribución del órgano regulador para ordenar la desinversión con el propósito, como lo señala el texto constitucional, de asegurar el cumplimiento de los límites anteriormente señalados.

Es también una regulación totalmente asimétrica en el trato que se otorga a los mercados regulados; mientras que por una parte es por fortuna muy puntual en las medidas que pueden imponerse a la telefonía, es muy limitada en el trato que en apariencia se impone a la televisión. Resulta notorio el interés de mantener los privilegios de los consorcios mediáticos.

 

  • La Iniciativa promueve una regulación de preponderancia contraria al texto constitucional.

En lo que corresponde a preponderancia se intenta una regulación contraria al texto constitucional, pues se pretende regular los mercados de telecomunicaciones y radiodifusión por sectores, de tal suerte que las declaratorias que en el futuro imponga el Instituto no se refieran a estos servicios en su conjunto, lo que permitiría una segmentación favorable a los intereses de los concesionarios.

Se transgrede también la disposición constitucional que prohíbe la suspensión de los actos reclamados dentro del juicio de amparo, al permitir que las multas no sean exigibles hasta que la resolución cause estado, tanto en el ámbito administrativo como en el judicial.

Intenta un esquema muy flexible para que un concesionario deje de ser preponderante, desconociendo que la Constitución precisa que las medidas impuestas por el IFT se extinguirán en sus efectos cuando exista “competencia efectiva”, no cuando un operador proponga disminuir su participación en el mercado por abajo del 50%.

 

  • La Iniciativa aplaza ilegalmente hasta 2017 el apagón analógico.

Para la Transición a la Televisión Digital Terrestre, resulta contrario al texto constitucional el aplazar por dos años más el apagón analógico, además de que al establecer el estándar de cumplimiento con un porcentaje del 90% de penetración, se permite mantener la ocupación de la banda de los 700 MHz, con lo cual se incumplen las medidas para democratizar el acceso a la banda ancha.”



El Cardumen VS Los Dinosaurios

Es obvio que las Leyes Secundarias de Telecomunicaciones propuestas por el Ejecutivo Federal es un intento avalentonado por impedir el apagón analógico y ver debilitada la mayor arma de los dinosaurios de la política partidista nacional, y así poder mantener más tiempo la hegemonía de su discurso a través de Televisa y TV Azteca. Desde antes que Peña Nieto llegara al poder, las redes sociales y el uso libre y neutral de la red ha significado un dolor de cabeza para los dinosaurios del sistema. Y como no serlo, si desde que los estudiantes de la Ibero metieron en el baño al entonces todavía candidato presidencial, los colectivos como #YoSoy132, #PosMeSalto y ahora #ElGritoMásFuerte han sido la manifestación de un gran cardumen que se niega a dejar que el dinosaurio ande tan feliz y campante como lo hacía durante el salinato. Los usuarios-ciudadanos de la red hemos sido incontrolables, incorruptibles y eternos críticos de la #FarsaPorMéxico, perdón por la costumbre, El Pacto por México que hicieron los tres partidos hegemónicos PRI-PAN-PRD.

Desde la aparición del #YoSoy132 la red y las redes sociales se han convertido en el mar donde el cardumen de los usuarios-ciudadanos indignados de este país han conspirado, han compartido información, han sampleado, twitteado y re-tiwitteado sus inconformidades; oponiéndose a los discursos oficiales, no permitiéndole a los poderes facticos avasallar con verdades a medias y simulaciones a los mismos usuarios-ciudadanos. Se puede decir que en la red hemos encontrado el ecosistema para sobrellevar la realidad, donde nos podemos pensar, entender, criticar y por absurdo que parezca, no perder el juicio y nuestra humanidad. Si, los mexicanos necesitamos del mundo digital y de la neutralidad de la red para no deshumanizarnos en el mundo análogo, así de jodidas están las cosas en este país. De aquí la importancia de defender el mar del mundo digital que las Leyes Secundarias de Telecomunicaciones quieren convertir en un pobre estanque artificial.

Comparando la defensa de la neutralidad de la red que ahora tenemos que librar con otras experiencias, es bueno retomar la experiencia española del #15M. En el libro “Tecnopolítica, Internet y R-Evoluciones. Sobre la Centralidad de las Redes Digitales en el #15M” donde Alcazan, Toret, Simona Levi y compañía reflexionan sobre el uso de las redes sociales e Internet en las movilizaciones que se dieron en las manifestaciones del #15M en España durante el 2011. Todos los autores mencionados coinciden que el antecedente del #15M fueron las plataformas digitales que se hicieron en contra de la Ley Sinde; la cual pretendía regular y controlar las actividades de los usuarios de la red en España, algo muy parecido a lo que ahora se pretende hacer con la propuesta de Leyes Secundarias en materia de Telecomunicaciones del Ejecutivo Federal.

La oposición a la Ley Sinde en España hizo que un grupo de hacktivistas, ahora teóricos de lo que ellos llaman Tecnopolítica, generaran una serie de plataformas que fueron capaces de cambiar los usos de las redes sociales en la geografía española. Así pues, Facebook dejó de usarse para chismear y comenzó a ser un espacio para que los usuarios-ciudadanos conspiraran en el mundo digital lo que después se realizaría en las calles, y el twitteo termino por convertirse en un acto político, así como en una forma rápida y contundente de manifestar una posición.

@quodlibetat considera que este nuevo uso de la red, capaz de hacer fluir la comunicación, el conocimiento, los afectos, entre otras tantas cosas, nos ha llevado a hacer del espacio digital un lugar donde cohabitar, compartir y construir los imaginarios necesarios para una autoorganización, así como de una conciencia-red, parecida a la de los cardúmenes que nadan entre tiburones. Desde esta óptica podemos coincidir con ellos que tanto en México como en España se abre el paradigma de la Tecnopolítica, entendiendo por esta lo que @quodlibetat sugiere:

“a) organización y estructuración tecno-lógicas del trabajo en común y distribuido del general intellect;

b) comunicación y difusión posmediática, en tanto que atraviesa los dispositivos del poder político y económico-financiero. En este sentido estaríamos hablando de la autocomunicación de masas en tiempo real, permitiendo así la autonarración colectiva del relato que estamos viviendo, y en definitiva la construcción de un imaginario común a partir de la velocidad infinita del afecto;

c) acción: smart swarming. A través del acceso a la red gracias a dispositivos móviles como smart phones, se potencia la capacidad de autoorganización de un enjambre móvil e inteligente para el lanzamiento de ataques coordinados, siendo los tiempos de preparación y reacción reducidos a su mínima expresión.”

La experiencia española nos muestra que en la defensa de la red y en impedir que las Leyes Secundarias en materias de Telecomunicaciones sean aprobadas, nos jugamos el espacio de disidencia a los discursos hegemónicos. En pocas palabras nos jugamos la libertad de expresión, el poco intento de democracia que tenemos y la posibilidad de construirnos un futuro no impuesto por parte de los poderes facticos de los dinosaurios. El dinosaurio quiere hacer del mar de la red un estanque para no darle posibilidad de maniobra al cardumen que hemos conformado los usuarios-ciudadanos. Si lo dejamos ya no habrá mañana para poder decir que el dinosaurio aun estaba allí cuando despertamos.

 

A lo Voltaire

Teniendo ya en cuenta que lo que está en juego con la aprobación de las Leyes Secundarias en materia de Telecomunicaciones propuesta por el Ejecutivo, no es únicamente que una radio urbana como la de Política y Rock & Roll suene en las ondas hertzianas de Hermosillo o que los twitteros y facebookeros de este país podamos navegar y usar la red como un espacio neutral en donde podamos organizarnos y compartir información; sino que nos jugamos la libertad y lo poco que hemos ganado de esa supuesta democracia que cacarean tanto los medios mainstream. Si la propuesta peñanietista es aprobada retrocederemos en el tiempo a los años o de los totalitarismos, a ese PRI en el que el Tigre Azcárraga era el mejor soldado del revolucionario institucional. De aquí que sea imperante volver a esas posiciones r-evolucionarias, que no necesariamente son radicales, sino todo lo contrario, son parte de la base de la democracia que tanto promueve Occidente; hablo de esas posiciones revolucionarias que se ven en la primera enmienda de la constitución norteamericana y en la figura de Voltaire que decía: “Podré no estar de acuerdo con lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo.”

La defensa de la red, del Internet como espacio de neutralidad y la inclusión de las radios comunitarias y ciudadanas en el espectro de las ondas hertzianas tanto en el campo como en las zonas urbanas es una de las causas que nos deberían unir a todos los ciudadanos. Slavoj Zizek en su libro de “Primero como tragedia después como farsa” describe como el capital ha dividido a la clase obrera en tres fracciones: “los trabajadores intelectuales, llenos de prejuicios culturales contra los trabajadores poco cultivados, los obreros, que despliegan un odio populista hacia los intelectuales, y los marginados, que como tales son antagonistas de la sociedad”; y por lo tanto llama a retomar el viejo grito de “¡proletarios, uníos!”, porque sabe que en el capitalismo postindustrial “la unidad de las tres facciones de la clase obrera ya es su victoria.” En la realidad mexicana la unión no es exclusiva de los trabajadores, aquí se necesita que toda la ciudadanía-usuaria se una en la defensa de la libertad, de la red neutral y la inclusión de las radios comunitarias y ciudadanas en el espectro de las ondas hertzianas.

Hoy más que nunca no podemos estar a la espera de la llegada de un nuevo agente de cambio como el que esperan los intelectuales de izquierdistas, tenemos que asumir nuestro momento histórico como Zizek lo propone retomando un viejo dicho hopi: “Nosotros somos aquellos a quienes hemos estado esperando.” Esto no significa que estemos predestinados a la tarea, sino todo lo contrario, que ya no hay ningún gran Otro en quien apoyarse.

Reconociendo que debemos asumir nuestro momento histórico dándonos cuenta que nosotros somos aquellos a quienes esperábamos, tenemos que entender que lo que sigue necesita de los tempos correctos como lo propone Simona Levi: “primero indignar; segundo, informar y, tercero, hacer que cale la estrategia” entendiendo siempre que lo que libramos es una guerra por el dominio del lenguaje. Al igual que en la r-evolucion Islandesas, tenemos que ponernos como meta “ocupar los medios para ganarnos a la gente que mira la tele”.

Esto último no será fácil porque los dinosaurios tienen el dominio de los medios mainstream; por esto, si nosotros no asumimos nuestro momento histórico y que nosotros somos aquellos que estábamos esperando, seremos devorados en el estanque que nos quieren dejar con las Leyes Secundarias en materia de Telecomunicaciones que propone el Ejecutivo. Es momento de unirnos los usuarios-ciudadanos, las radios comunitarias, los obreros, los empresarios, todos; unirnos bajo una conciencia colectiva, como un cardumen capaz de defender la red y encarar a los dinosaurios.  

 

 

Información adicional

  • Por: : Hermes D. Ceniceros
  • Fecha: 21 de abril de 2014

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