A veces cuando vemos una foto bien hecha en las redes sociales, con un mensaje claro que nos conmueve, nos indigna o nos reactiva la memoria, no nos detenemos a pensar todo lo que hay detrás de esa imagen, de la producción y sobre todo del contenido. Juntar a casi un centenar de personas para formar en grande el número 43 desde las alturas requiere algo más que comprar un drone en Tucson, necesita planeación, hacer una convocatoria atractiva y clara en la cual no exista confusión y las personas que asistan al evento lo hagan convencidas de aquello que están haciendo.
Unas semanas antes del lunes 21 de septiembre una convocatoria a través de las redes sociales invitaba a la ciudadanía de Hermosillo a participar en un ejercicio fotográfico y de memoria colectiva en las escalinatas del Museo de Emiliana de Zubeldia de la Universidad de Sonora. Pocos días antes del evento, la foto de una chica en la parada de un autobús del centro de la ciudad portando consigo una cartulina que llevaba escrita la frase “Nos faltan 43”, apareció en Facebook , era el postlink que llevaba al wordpress de #Foto43. En este blog ya se explicaba más detalladamente la actividad que se deseaba hacer el lunes 21, así como el sustento teórico del contenido que se buscaba en el ejercicio fotográfico: “Además de una herramienta de registro, la fotografía es un vehículo para la información. Con esta actividad, invitamos a fotógrafos de Sonora a participar en una jornada cívica de protesta y luto en el primer aniversario de la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa.” Se puede aun leer en el wordpress de #Foto43.
El día llegó, Alonso Castillo, el profesor de fotografía y también fotoperiodista que convoco a este evento con sus estudiantes del taller de fotografía de la escuela de comunicación de la Universidad de Sonora, no esperaba una reacción tan buena de los hermosillenses. Horas antes del evento Alonso ponía en Facebook que ya había sol en la plaza Emiliana de Zubeldia y no se veían nubes cargadas de lluvia, porque exitista el temor de que esa tarde lloviera como lo predecía el servicio meteorológico. Y sí, el cielo se despejó por completo al momento de la sesión fotográfica, es más, la luz era perfecta, ni muy fuerte ni muy tenue, era la indicada para ser captada por el lente de las cámaras y convertirse en pixeles cargados de memoria, indignación, luto y solidaridad.
Cuando le preguntamos a Alonso de donde nació la idea de hacer esta sesión fotográfica, nos responde con que: “Nace con la intención de usar la fotografía como protesta, de vincularla a una forma básica de participación social, por su capacidad de memoria y como vehículo para la propagación de un tema.” Después de que también le preguntamos por la participación de los estudiantes continua diciendo: “ Cierto que algunos estudiantes llegaron y otros fotógrafos, lo que comentamos en corto era usar la foto así, como una forma de intervenir el espacio público y a la vez que protesta podría funcionar como herramienta de información, que luego debería multiplicarse en redes. Y en eso estamos.”
Le preguntamos que si para él la cámara es un arma cargada de memoria mientras recordamos los versos de Gabriel Celaya que dicen: “Maldigo la poesía concebida como un lujo/ cultural por los neutrales / que, lavándose las manos, se desentienden y evaden. / Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse.” Pero Alonso responde pragmáticamente, como un francotirador experto: “Las cámaras son una herramienta, como las redes sociales y las de a pie. Los dos tipos de redes deben organizarse, solas no hacen nada.”
En la misma noche que se realizo la sesión fotográfica el blog ya tenía 430 compartidas y lo habían visitado de países como: Bélgica, España, Perú, Alemania, Argentina, Panamá, Canadá, Estados Unidos y obviamente México. Quién sabe si la imagen se vuelva viral, pero esa tarde del 21 de septiembre el sol salió entre las nubes y alrededor de un centenar de hermosillenses se solidarizaron con la lucha de los familiares de los 43 normalistas desaparecidos por el Estado mexicano. Algo que es un gran triunfo contra el olvido.