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Ya no debe haber lugar para la misoginia en los medios.

Recuerdo que hace ya más de dos años leí en un blog de una feminista española una publicación que llevaba el titulo de: “Si en el feminismo no se puede perrear, es un feminismo que no me interesa”, la cual se hiso viral por el debate que generó entre las y los feministas que no se terminaban de poner de acuerdo en cual debía ser la postura moral más adecuada ante bailes explícitos y cargados de sexualidad. En este punto no me interesa que retomar el debate de ese entonces únicamente quiero rescatar la postura de la bloguera en la cual se defendió el derecho de toda mujer a disfrutar de su cuerpo, su libertas, su sexualidad, así como del placer que puede provocar y sentir a través del baile, sea cual sea el ritmo; pero teniendo muy en cuenta que ese gozo de la vida rompe también con los estereotipos patriarcales que quieren dominar y contener todas las expresiones del cuerpo femenino. En ese sentido, la idea de feminismo que planteaba la autora del blog, es la de uno capaz de ver que también se puede trasgredir las estructuras patriarcales desde el placer y el gozo del cuerpo, usando el baile como una manifestación cultural capaz de romper con esquemas hegemónicos y heteronormativos. En palabras de Jordi Virallonga, poeta catalán que una vez me confesó: “no hay nada más trasgresor que ser consciente que cada uno es dueño de su placer y su felicidad”.

 

Hago mención de lo anterior para que podamos dimensionar lo desfasado, retrograda y machista que es debatir sobre si está bien que una maestra de Ciudad Obregón baile twerking durante sus vacaciones de Semana Santa. Este punto nada más ya deja ver que la editorial de Sergio Romano, televisada el pasado miércoles 13 de abril por Telemax (la televisora del Estado) tiene una visión patriarcal, retrograda y machista del mundo, quiera o no reconocerlo el comunicador. Este punto ya hace reprobable el contenido de la editorial porque incita al odio y al desprecio hacia la mujer y la juventud, pero él se vuelve aun peor cuando hace apología del femincidio. Sergio Romano literalmente dijo enfrente de las cámaras: “Yo no la corro, yo la mando a matar” refiriéndose a la maestra de Obregón que fue captada bailando twerking en sus vacaciones y que despidieron por ese motivo.

 

Sonora es un estado que está pasando por un serio problema de violencia contra la mujer. Solamente en los meses de marzo y abril son más 5 los casos de feminicidio registrados en la entidad. Actualmente el Gobierno del Estado está teniendo una campaña con espectaculares, anuncios  en televisión y radio, además de en medios electrónicos para responder a las recomendaciones que se le hicieron para generar condiciones que le garanticen a las mujeres una vida libre de violencia, y es inaceptable, que en medio de este esfuerzo gubernamental, un editorialista llame al femincidio en la televisión del estado por sus prejuicios morales en contra de las mujeres y la juventud.  El despido de Sergio Romano por tanto es una acción consecuente del  gobierno estatal en relación al compromiso que contrajo con las mujeres de la entidad, pero también es la punta del iceberg de una misoginia institucional que permea en los medios de comunicación, así como en las dependencias de gobierno.

 

Crónica de un chayote pelado

Sergio Romano pertenece a un grupo de comunicólogos afines a la elite del poder hegemónico de Sonora, el cual se caracteriza por su soberbia y un sentimiento de superioridad que los hace creerse dueños de la verdad y la opinión pública. Durante mucho tiempo personajes como Romano se han encargado a corromper el ejercicio periodístico y editorial en los medios de comunicación, tanto públicos como privados, a través de prácticas como el chayoteo, ocultar información y generar campañas de difamación contra la oposición al poder político y empresarial; dándonos como consecuencia, medios trasnochados que destacan por sus prácticas anquilosadas y corruptas que han afectado en la vida pública de forma muy peligrosa para la construcción de una democracia participativa y de una ciudadanía empoderada.

 

Esta elite de comunicadores afines al poder han sido responsables de legitimar y validar a través de sus editoriales o sus participaciones en los medios, una serie de prejuicios clasicistas, sexistas e incluso racistas en la sociedad sonorense, que hoy en día ya no deben tener lugar, si es que el gobierno estatal quiere presumir que está trabajando para ciudadanizar la vida pública y ser más incluyente con las mujeres.

 

El discurso que la elite política esta forzado a tomar para tener algo parecido a la legitimidad democrática, pone en shock a los tradicionales exponentes de la comunicación oficial, y las redes sociales hacen que estos individuos ya no tengan el mismo nivel de influencia social que tenían en años anteriores. Por este motivo el despido de Sergio Romano anuncia una nueva era en la cual el cuarto poder de Sonora ya no puede andar con la misma impunidad de antes, lanzando discursos llenos de odio y prejuicios, más si estos violentan derechos humanos y están cargados de ese machismo tradicional que durante mucho tiempo ha sido motivo de orgullo.

 

Llegado a este punto está de más contar cada uno de los momentos que llevo a que la STIRT le retirara la anuencia para todos los medios electrónicos de comunicación a Sergio Romano, generando como consecuencia el despido de Telemax; sin embargo es importante que veamos algunos antecedentes para tener la película completa y ver desde donde se generan los movimientos de los hilos que están marcando un precedente en los medios de comunicación del estado.

 

El escándalo de Clarisa, la maestra de Obregón que bailo twerking  en sus vacaciones y fue despedida por aparecer en las redes sociales, se generó justo en la semana de regreso a clases, provocando un debate de si el despido fue justificado o no. El debate comenzó a incrementar cuando un grupo de padres decidió apoyar a la maestra y comenzaron a salir algunas publicaciones de apoyo. En este momento el Secretario de Educación, Ernesto de Lucas Hopkins hace unas declaraciones desafortunadas en las cuales demuestra desconocer que los reglamentos de las escuelas no están por arriba de las leyes y mucho menos de las recomendaciones internacionales. Las críticas al Secretario no se dejan esperar y es entonces que se desata la maquinaria del cuarto poder afín al Estado y Sergio Romano, con línea como siempre,  aparece haciendo su rabiata en la editorial donde dice: “Yo no la despido, yo la mando a matar”. Inmediatamente las redes sociales comenzaron a denunciar su apología del feminicidio, haciendo de todo esto un escándalo público.  El 15 de abril el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio en Sonora y el Observatorio Feminista Clara Zetkin mandaron una carta a la gobernadora Claudia Pavlovich, a la directora del Instituto Sonorense de la Mujer (ISM), al director de Telemax y a Sergio Romano con los siguientes cuatro puntos:

1)      Que se fije una postura de la gobernadora acerca del código de ética de sus dependencias, de Telemax y de Radio Sonora y del papel que juega la perspectiva de género en esté y si existen sanciones para los infractores.

2)      Solicitar el plan de acción del ISM para capacitar a las y los funcionarios de alto nivel de todas las dependencias, para transversalizar la perspectiva de género.

3)      Que la dirección de Telemax de una explicación pública y fije una postura ante la sociedad y ante las mujeres, acerca de la participación del comunicador Sergio Romano, quien cometió un delito vigente en el código penal que es el de Apología del delito (Art. 175).

4)      A Sergio Romano le pidieron una disculpa pública a todas las mujeres de Sonora y en particular a Clarisa por usar la televisión para incitar un feminicidio; su compromiso de capacitarse en perspectiva de género y someterse a evaluación por el órgano certificado, Inmujeres; y que dedique varios comentarios editoriales para difundir la Ley de acceso de las mujeres a una vida libre de violencia.

La respuesta fue que al día siguiente el STIRT le retiro la anuencia a Romano y Telemax lo despedía. Previamente  hubo unos intentos de disculpas públicas del periodista, pero su soberbia únicamente dejaban ver que no estaba convencido y minimizaba los hechos, algo que realmente indignaba más y que no fue suficiente para evitar el despido. Hasta este punto aun no se puede decir cuáles serán los cambios que el gobierno estatal va hacer para garantizar lo que los observatorios pidieron en los dos primero puntos a la gobernadora y al ISM, pero lo que si queda claro es que los chayotes ya no pueden andar sueltos impunemente sembrando discursos de odio y misoginia.  

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