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Los Clouthier y el PAN

Los Clouthier y el PAN Los Clouthier y el PAN Los Clouthier y el PAN

Imaginemos a un hombre que cierta noche bebe un poco más alcohol de lo habitual. Después de eso se sube a su coche al cual los frenos le fallan. Al poco tiempo de arrancar, da vuelta en una esquina con poca luz y atropella a otro hombre que está cruzando la calle en la madrugada para comprar cigarros...

No se trata de una analogía del sexenio de Felipe Calderón: aficionado a las copas de más según el reciente libro de Julio Scherer (De cuerpo entero, Grijalbo 2012) y conductor de un gobierno sin frenos, que recorre un país con poca visibilidad atropellando a más de 50 mil personas, no sabemos cuántas de ellas, amantes de las caminatas nocturnas riesgosas.

 

No. No me refiero a eso, sino a un ejemplo de imaginación trágica que pone el profesor E. H. Carr en su libro ¿Qué es la historia?, cuando explica la casualidad última:  ¿Quién es el responsable de la muerte del hombre atropellado? ¿El hombre que tomó una copa de más, el perezoso revisor de los frenos, las autoridades locales que no arreglaron la curva peligrosa, o el fumador que decidió cruzar la calle en penumbras para satisfacer su mala costumbre?.

 

En lugar de emplearla para hablar sobre “el sexenio de la muerte” -como ha llamado Jesús Silva Herzog Márquez al período 2006-2012- retomo la explicación de la casualidad última para preguntarme otra cosa: ¿quién es el responsable dentro del Partido Acción Nacional, de que otro hijo de uno de sus principales íconos, decida abandonarlo e incluso intentar participar en las elecciones presidenciales del 2012 con una extravagante candidatura independiente que, de forma intencional o no, a quien más perjudicará será a la abandera panista, Josefina Vázquez Mota?

La primera descendiente de Manuel J. Clouthier en renunciar al PAN fue Tatiana, hace unos años, cuando era diputada federal. Ahora lo ha hecho el primogénito Manuel Clouthier Carrillo, quien al mismo tiempo anunció su intención de lanzar su quijotesca candidatura presidencial. Conozco a ambos en persona (mucho más a Tatiana que a Manuel) y comprendo la contradicción existente entre los hijos del ex candidato presidencial panista. Al fin y al cabo, como dijo Flaubert, la contradicción es lo que mantiene la cordura en su sitio: esa sana capacidad de disentir, incluso consigo mismo, en determinado momento.

La contradicción menos entendible es la del PAN, que pasó de ser un partido con cierto aire parroquial bondadoso cuando lo fundó Manuel Gómez Morín, a casi una Santa Inquisición que en la actualidad produce muerte y destrucción.  ¿Qué tiene que ver el PAN del 2012 con el PAN de 1988?, ¿qué tiene que ver el abolengo, entre los panistas, del apellido Clouthier de antaño, con el abolengo del apellido Larrazábal hoy en día? Nada, aunque el PAN sigue llamándose PAN y los Clouthier se siguen apellidando Clouthier.

Tatiana ocupaba la curul 206 cuando fue diputada federal, entre 2003 y 2006. Al terminar su gestión de forma independiente, escribió una deliciosa memoria de aquella época. Se llama “Curul 206”. El libro es, a través de la radiografía íntima del Palacio legislativo de San Lázaro, una denuncia de lo que ocurre con la política mexicana actual. Refleja que en espacios como la Cámara de Diputados, la cobardía es terriblemente contagiosa y se oculta con una autocomplacencia colectiva. Poco, pero también algo, se refiere a la república falócratica que es nuestro Congreso de la Unión. Falocracia, por supuesto, disfuncional y diminuta.

En ese mismo lugar de las tinieblas que cuesta millones de pesos al erario, se produjo la frustración de Manuel, el hermano de Tatiana, quien recién había ingresado a la política partidista, a invitación directa de Germán Martínez Cázares, ex presidente nacional panista.

Una cosa va quedando clara: los Clouthier no poseen la biografía genérica de los hijos de líderes políticos. No se han vuelto políticos que, como dice mi tío Chiro, “hablan como la gente de la tele”. Ellos siguen hablando llano en el bosque de niebla de la demagogia mexicana.

Manuel Clouthier no va a ganar la presidencia. Pero puede convertirse en un extraño nudo en el estómago electoral del 2012.

O en una anécdota absurda más de la absurda democracia mexicana.

Y el PAN parece que sigue pisándole al acelerador de su coche sin frenos.

 

twitter.com/diegoeosorno

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