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Yo quiero entrevistar al Chapo Guzmán

Alma Guillermoprieto es integrante del staff de The New Yorker, la mítica revista de periodismo narrativo donde Truman Capote publicó por primera vez la historia de lo que después sería A sangre fría. También es autora de casi una decena de libros llenos de crónicas y reportajes sobre Latinoamérica.

 

Para ella, el jefe del cártel de Sinaloa, Joaquín Guzmán Loera "El Chapo", es uno de los personajes más interesantes que existen en México para ser entrevistados.

 

“Si a Joaquín Guzmán le interesa una entrevista seria, aquí estoy. Mañana mismo la hacemos”, me dijo la cronista en Oaxaca, donde nos vimos poco después de que había viajado a Sinaloa para hacer un reportaje.

 

¿Qué encontraste al andar por Sinaloa?

 

Yo estoy tratando, y es un esfuerzo largo porque es complicado como tú ya sabes, reportear del narcotráfico. Primero de no reportear noticias del narcotráfico, porque es más o menos la misma noticia de todos los días, entonces eso no ilustra. Estoy tratando de entender la cultura que crea alrededor de sí el narcotráfico, que no es exactamente la narcocultura sino la cultura de la convivencia diaria con el tráfico, con el mercadeo, con el miedo, con quienes participan y con quienes no participan, y la convivencia entre esos dos sectores, pero me resulta muy difícil, porque llegar a tener la confianza de una sociedad que te permita entrar y sentarte nada más a observar, pues es difícil. Todavía no estoy contenta con los resultados pero en eso estoy.

 

¿Qué otros retos parecidos has tenido?

 

Así tan difícil de penetrar, el más críptico creo que es el narcotráfico. Incluso, la guerrilla se puede volver más accesible en determinado momento si sabías a qué puertas tocar. Me imagino que a lo mejor hay caminos por el narcotráfico que son iguales. Lo que pasa es que la guerrilla en determinado momento entendía el beneficio que les aportaba el dejarse ver. Pero yo creo que un buen narcotraficante es un narcotraficante del que no se escribe. En este momento, no sabemos el nombre del narcotraficante más exitoso en México. Sabemos de El Chapo Guzmán y eso me indica a mí que tiene demasiada visibilidad.

 

Respecto a la responsabilidad del periodista como ciudadano, ¿cuál es la parte más importante de mirar en esta historia que se le llama "la guerra contra el narco"?

 

Yo creo que todos tenemos preguntas porque no hay una respuesta y mucho menos una sola respuesta... Antes quería decir algo. Tú habías dicho ¿cuál es el papel, cuál es la parte más importante?, pero empezaste con un pedacito de pregunta que se me hacía más sencillo responderlo...

 

...¿Cuál es la parte en la que nos debemos enfocar los periodistas a la hora de cubrir esta historia?

 

En todas, porque es un universo. Habías dicho la guerra contra las drogas y yo creo que un buen aporte sería dejar de llamarla guerra contra las drogas, porque ni es guerra  -o cuando se hace una se cometen barbaridades- ni es ganable. Entonces, si fuera una guerra habría que empezar como advirtieron los generales en Irak, los generales disidentes de Estados Unidos del Pentágono, antes de entrar hay que contemplar no sólo cómo se entra sino cómo se sale. Hay que contemplar la posibilidad de que no se va a ganar esa guerra, por un lado, y la estrategia, que me parece que está faltando en el momento actual.

 

Por otro lado, ¿cómo se hace una guerra contra algo que no existe o que es una fuerza o un fenómeno?; también me parece muy peligroso enfocarlo así. No hay tácticas para esto. Sí hay objetivos aunque no sé si sean objetivos realistas. Puede haber objetivos, lo que no puede haber son tácticas. Si se toma como un problema social o como un problema económico, entonces ya podríamos empezar a hablar de ciertos avances.

 

Ahora, ¿qué hacemos los periodistas?: no sé, todos estamos preguntándonos, además con mucho miedo. Cada quien tiene que medir su propio miedo y saber hasta dónde puede llegar.

 

¿Cómo no crear paranoia en la gente?, ¿cómo combatir el miedo con la información?

 

No sé, yo di una conferencia el otro día sobre la narcocultura que me pareció muy leve porque había fotos bonitas, imágenes de santos. Yo pensé que era como una especie de divertimento. Lo cual demuestra lo mal que andamos ya todos con esto, y al final me reclamaron: si antes sentíamos miedo, ahora sentimos mucho más.

 

¿Entrevistarías a El Chapo Guzmán?

 

Claro que lo entrevistaría. Yo quiero hacerlo.

 

Pero muchos te criticarían ya que te dirían que se trata de darle voz a un delincuente...

 

Perseguí a Carlos Castaño, el narco paramilitar en su momento más importante de Colombia, hasta el último confín del país, hasta que me dejó plantada. Tenía yo que tomar el vuelo y presentarme en el lugar y en ese momento me llegó el correo electrónico de que “me disculpa usted, pero no va a ser posible”. ¿Cómo no voy a perseguir a El Chapo? Por supuesto que si El Chapo Guzmán quiere una entrevista bien hecha, formal, con todas las de la ley, objetiva, esperaría. Aquí estoy, mañana.

 

¿Por qué? Porque si algo nos falta en México para entender el lío en el que estamos metidos es información, y porque todos los actores tienen que informar.

 

¿Qué le preguntarías?

 

Bueno, yo porque soy una chismosa terrible, le preguntaría dónde nació, cómo conoció a su novia, qué piensa usted de Jesús Malverde; porque me interesa mucho la gente siempre, cómo vive, qué música le gusta, enséñeme su casa, por favor, usted, porque quiero ver cómo vive. Pero también le preguntaría cómo funcionan las alianzas y las desalianzas en el mundo del tráfico. Qué constituye para usted un enemigo. Cómo decide usted que alguien es su enemigo y por qué. Qué piensa usted de la muerte, de la muerte que ocasiona a los demás y de la posibilidad de que usted muera. Déme seis horas por favor.

 

¿Sería el personaje que más te interesaría entrevistar en México?

 

Me interesaría mucho porque no sabemos realmente nada de él. Ahora siempre está el problema de la veracidad. Entonces, ¿por qué nunca pido entrevistas con políticos? Porque doy por hecho que me van a mentir.

 

Servir de altavoz para una serie de frases retóricas, no, no me interesa. Sí, pero si tuviera la sensación de que me hablarían directa y honestamente. Hay un libro fascinante de Jorge Castañeda porque son sus entrevistas con los ex presidentes, es fascinante, pero Jorge tiene mucha información que le permite evaluar si es verdad o mentira. Además, la entrevista es muy hábil.

 

Entonces, pongamos: entrevisto a El Chapo Guzmán, ¿me va a decir la verdad? ¿Tengo la manera de evaluar la verdad de lo que me está diciendo? Ese es un problema grave también. Pero es otro problema.

 

twitter.com/diegoeosorno

 

Entrevista publicada en Milenio Diario el 6 de enero de 2010.

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