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¿Quién desapareció a 30 trabajadores de Pemex?

 

La noche del 16 de mayo de 2007, David Vega Zamarripa salió de la oficina de la sección 49 del sindicato de PEMEX en Cadereyta, Nuevo León, y caminó a su camioneta acompañado por otros sindicalistas. Habían analizado toda la tarde la propuesta que llevarían al día siguiente a los directivos de la empresa paraestatal, durante el inicio de la mesa de negociaciones del nuevo contrato laboral.

 

El vehículo arrancó y al poco tiempo un par de camionetas le bloquearon el paso. De ambas bajaron hombres armados y vestidos con uniformes aparentemente oficiales. “El Ganso” -como le dicen a David Vega- fue sometido junto con algunos otros de sus acompañantes. Los llevaron al interior de las camionetas que los habían interceptado y desaparecieron.

 

Al día siguiente, el hermano mayor de David, Hilario Vega Zamarripa -quien era el secretario general del sindicato petrolero en la región- recibió una llamada. Los captores de su hermano lo citaban para negociar la liberación de éste. El líder sindical acudió a la cita y hasta la fecha, no se sabe nada de él, ni de su hermano, ni de otros trabajadores de la refinería, que desaparecieron también por esas fechas. Entre obreros, jubilados, proveedores y colaboradores eventuales de Pemex en esa ciudad a las afueras de Monterrey, la suma de desapariciones da 30.

 

Antes de ser desaparecidos, los hermanos Vega Zamarripa –cien porciento priistas-  eran los máximos dirigentes del sindicato en la refinería de Cadereyta y de otras instalaciones del noreste. Su poder era tal que se les mencionaba como posibles sucesores de Carlos Romero Deschamps, el secretario general a nivel nacional, uno de los dirigentes caciquiles priistas con los que gobierna el presidente Felipe Calderón.

 

La disputa por el control de uno de los sindicatos más poderosos de México se manejó en un principio como el posible origen de la desaparición de los hermanos Vega y de los otros trabajadores.

 

Otra hipótesis giró en torno al mundo de las sombras: el de la guerrilla. En 2007, el EPR colocó bombas en instalaciones de Pemex, por lo que la PGR, la Sedena y el CISEN, iniciaron una feroz investigación para encontrar a los guerrileros infiltrados como trabajadores de la parestatal, gracias a los cuales el grupo había conseguido atacar exitosamente ductos petroleros, demandando la presentación con vida de Edmundo Reyes y Gabriel Alberto Cruz, dos de sus militantes detenidos – desaparecidos en Oaxaca.

 

La búsqueda de guerrilleros encubiertos como trabajadores de Pemex continúa hasta la fecha. Sin suerte para las autoridades.

 

Después de la desaparición de los hermanos Vega, en un par de comunicados, el Ejército Popular Revolucionario incluyó a ambos en la lista de desaparecidos políticos del país y aseguró que el Estado había simulado un ajuste de cuentas del narco para eliminarlos de la lucha por la sucesión sindical.

 

Otra versión manejada en Nuevo León es la existencia de rencillas a nivel local en el sindicato. Hermén Macías, director del semanario Lo Nuestro de Cadereyta, declaró a La Jornada que los hermanos Vega son famosos por las redes de impunidad y corrupción que construyeron. El reportero acusó a los Vega de intentar asesinarlo en 2004 por publicar artículos sobre la corrupción del sindicato. De los cinco hermanos y cinco hermanas de la familia Vega, ocho laboran en Pemex, incluyendo a los desaparecidos.

 

Una hipótesis más fue que los hermanos Vega se oponían a la privatización de Pemex y que debido a ello habían sido desaparecidos por los grupos nacionales que pretendían reformar la constitución para permitir la inversión extranjera.

 

En los círculos oficiales de la Ciudad de México se maneja otra hipótesis sobre la desaparición de los trabajadores de Pemex. Según esta versión, recopilada por las autoridades después de las recientes detenciones de capos de la droga, una célula del Cártel del Golfo fue la encargada de secuestrar a los dirigentes sindicales para quedarse con el negocio de la venta de plazas y el robo de insumos que se cometen en la paraestatal tiempo atrás, un negocio ilegal tan o más lucrativo que el del narco.

 

Sin embargo, la única certeza hasta el momento es que los hermanos Vega Zamarripa y otras 28 personas vinculadas a Pemex en Cadereyta, se encuentran entre las miles de personas desaparecidas durante lo que va del actual sexenio. Y lo peor es que en esta realidad tan convulsa, cualquiera de las hipótesis que se manejan, podría ser cierta.

 

Incluso la que asegura que la verdadera guerra del noreste mexicano no tiene tanto que ver con las drogas como con los recursos energéticos de esa zona del país donde también se encuentra la Cuenca de Burgos.

 

twitter.com/diegoeosorno

 

 

 


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