Los árboles, aturdidos, callan para escuchar
lo que de sí no entendemos de la ciudad.
Los habitantes deambulan con su mirada
llena de horarios y prisas enfrascadas
en vasos llenos de polvo triste.
En otras partes del mundo, la guerra
destruye la voz de los niños
y la transparente plegaria de los ancianos.
En otras partes del mundo, la avaricia
de uno o treinta y tres gobernantes llena las calles
de escultural inmundicia. Títeres,
aplauden con las manos llenas de basura
y cocaína limpia, diáfana, placentera.
Aquí callamos. La otra parte del mundo
nos aturde. Mejor respirar el gris fresco
de nuestra cotidiana vida. Rezar, sí, cada domingo,
12 en punto, limosna en mano, sermón.
Amanecer con el horario a punto,
con el reloj checador tatuado en las pupilas,
sí al decir de todo jefe de oficina,
silenciarnos en nuestro silencio,
trabajar de 9 a 5. Salir. Amurallarse en una pantalla
de televisión o en el vientre con cesárea
de una computadora.
Beber hasta perder nuestra urbana inocencia.
Dormir los sueños de quien no quiere soñar.
Viajar en el sueño, viaje VTP,
despertar, ir al banco, pagar el viaje.
Otra vez. La misma rutina.
La ciudad, circo sin carpa, sigue en su decir
lo que de sí no entendemos.
Somos tantos que nos confundimos
al mirarnos al espejo: él es yo
que en su decir es otro que no sabe
que él ya no es el otro que en su mismidad
eras tú en soledad del yo.
Siudad, sí, Siudad,
no la Ciudad bien escrita y pulcra que aprendimos
en la lenta lejanía de la infancia. No, Siudad,
Sicaria, Sitiada, Siniestra, Silenciada,
Sicalíptica, Sicótica, Sicofanta,
Sidosa, Siempretiesa, Sierva,
Sifilítica, Sigilosa, Signífera,
Silbatina, Silicótica, Simbiótica,
Símica, Simplona, Simuladora,
Sinárquica, Sindical, Sincopada, Sincrética,
Sinsabor, Sinrazón,
Sintomática, Sinuosa, Sinventura,
Sirvienta,
Sisadora,
Sísmica,
Sitiada.
Gua
da
la
ja
ra
río
piedras
ciudad que corre entre cemento
habitantes que corren entre prisas
árboles que corren en su muerte verde
historia que corre entre olvidos
poesía que corre en silencios.
Ciudad, palabra que edifica
lo que ahora destruimos.