NUESTRA APARENTE RENDICION

María Villarreal: SUEÑOS ANÓNIMOS

SUEÑOS ANÓNIMOS

Los sueños, producciones psíquicas de carácter enigmático, son fruto de nuestro inconsciente y manifestación clara de nuestra vulnerabilidad. Y la violencia en México ha alcanzado niveles tan altos que determina incluso nuestra manera de soñar. La llamada "guerra contra el narco" nos perjudica a todos. Y la impotencia, el miedo, la tristeza, la (des)esperanza se cuelan para entrar en nuestros sueños, ese espacio tan íntimo donde estamos a salvo, donde podemos hablar sin consecuencias externas. En SUEÑOS ANÓNIMOS proponemos un espacio colectivo donde se unan nuestros inconscientes.

Coordina: MARÍA VILLARREAL. / Contacto: suenosanonimos@gmail.com

    Estoy durmiendo en mi casa, que en realidad es la casa en la que mis papás vivían cuando aún vivían, la misma en la que crecí. Me despierto sobresaltada pues de repente ya no sé si mi hija está o no conmigo. Compruebo que sí y me relajo. Me vuelvo a dormir. Luego, no sé cómo, el escenario cambia y estoy acostada en otra cama. Llega un hombre vestido de militar y se sienta al pie de ella. Me mira fijamente, primero enojado, luego con tristeza. Trato de adivinar el significado de esas miradas y de pronto pienso que hubo unos asesinatos y él viene a decirme que yo los cometí. Lo veo fijamente. Y a fuerza de…
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TAPARSE LA CARA EN SUEÑOS. Estoy soñando que me tapo la cara con ambas manos. Estoy soñando que lloro. Estoy soñando que lamento, ante un interlocutor invisible, la masacre de Cadereyta. Hallaron 49 torsos humanos, pero dicen que fueron 60 y que alguien miente. Estoy soñando una sola pregunta. Y dentro del mismo sueño me pregunto cómo es que sueño que pregunto. Sueño toda la noche que converso y hago preguntas. En mis sueños siempre hay muchas personas. Pero despierto y nunca recuerdo las respuestas. La atmósfera saturada de mis sueños recientes se debe, sin duda, a tanto viaje donde escuché tanto relato espeluznante sobre la muerte violenta en México.  
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Es de noche y camino por los edificios Condesa. Una gran cantidad de policías rodean una de las entradas y todos están armados. Se ven sus pistolas por encima de los autos. Parece que están tratando de detener a un guerrillero y están a punto de disparar. No tengo miedo. Me llama la atención no tener miedo. Luego veo, sobre una pared de ladrillo, unas fotos del guerrillero que buscan y dicen que acaba de llegar del extranjero, de Sudamérica o de Europa. Hay una señora y su niña, del entorno de amigas de Carmen, mi esposa. Parece que está separada de su esposo y está con su niña. De pronto estamos solos, nadie nos ve, y nos besamos, apasionadamente.…
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NUESTRA APARENTE RENDICION | 2010

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