NUESTRA APARENTE RENDICION

Campos de exterminio

La escena es aterradora: las cenizas están esparcidas por el monte. Hay 14 tambos de metal cubiertos de orificios. Quemados. Fueron utilizados para “cocinar” personas. Restos de huesos se difuminan en la tierra.
La atmósfera del lugar, un rancho en el municipio de Salinas Victoria, Nuevo León, es ciertamente tétrica. Flota la muerte en el aire, aunque el olor a carne humana quemada ya no exista.
El método de desaparición rudimentario tiene sus antecedentes en la ignominia nazi, pero las autoridades mexicanas lo denominan de manera natural como una forma de “cocinar personas”. La noticia es difundida con todo detalle y normalidad: “el Ejército encontró 14 tambos con capacidad para 200 litros que sirvieron para calcinar cadáveres”.

Por el suelo están regados los restos del exterminio: galones de gasolina y diesel; dos pares de esposas que seguramente usaban algunos de los que fueron incinerados; cinta adhesiva color gris, tan popular en estos tiempos, utilizada para cubrir boca, ojos y atar pies y manos. También hay casquillos calibre 7.62 y 5.56 disparados por las AK-47 y M-16. Los militares, que saben bien estas cosas, explican que en cada tambo se pueden colocar hasta cuatro cuerpos a los que se rocía de gasolina y se les prende fuego.
No se sabe si los quemaron vivos o muertos. Tampoco sabemos cuántas personas fueron desaparecidas en este crematorio clandestino. Lo que está claro es que la mayoría fueron torturadas. Una credencial de elector aparece tirada. Ropa de hombre también. Los instrumentos de tortura en cambio: mazos, bates, tablas, hachas, cuchillos, serruchos, cimitarras, machetes… quedan pocos, la mayoría se los llevaron para continuar su macabra labor en otra parte.
Me pregunto, ¿cómo han podido llegar a tal nivel de barbarie? Los asesinatos son cada vez más deshumanizantes, más salvajes, más primitivos, más sanguinarios, más alejados del ser humano…
Quieren sembrar el terror. Ya lo sembraron. La gente vive con miedo, con pavor. ¿Y ahora qué?… ¿Cuál es el límite?… La producción masiva del asesinato forma parte del género humano. Así lo dice la historia. La catástrofe de la muerte de 40 mil personas pasa por cotidiana, normal, común…
No hay referencias lúcidas desde el Estado que expliquen lo que está ocurriendo. El gobierno guarda silencio. Pareciera que ignorar los campos de exterminio, los gritos de los torturados, los gemidos de los asesinados, las súplicas de los familiares que los buscan, el llanto de los niños, el susurro de los desaparecidos, el clamor de los que piden paz, las ruegos de los inocentes encarcelados, las protestas de los indignados… los hace desaparecer.
“Solo la violencia es muda”, dijo Hanna Arendt. El gobierno calla ante los horrores de la guerra. Pero los demás nos negamos a guardar silencio, a formar parte del ejército de mudos. “El siglo XX nos ha hecho”, dice Arendt, “olvidar muchos horrores del pasado, pero nos ha traído el terror del totalitarismo capaz de exterminar al ejemplar de nuestra misma especie”.
Los horrores de esta guerra inundan el espectro vital de nuestras vidas. El cúmulo de terror en un solo día con 33 asesinados en el país, es inusitado: dos chicos colgados de un puente peatonal de 21 y 23 años, uno de ellos vivo, emite gritos desgarradores para que lo salven. Eran las 10 de la mañana en Monterrey, en el cruce de las avenidas Revolución y Chapultepec. Un tercero logra escapar y lo acribillan ante la mirada de los demás. Las imágenes en televisión exhiben la agonía de las víctimas. Asistimos en directo a los estertores de la violencia más atroz.
Los puentes que servían para unir, para acercar personas, son usados ahora para desplegar la atrocidad. En el mismo puente donde fue colgada Gabriela Elizabeth Támez Muñiz, alias “la Pelirroja” con el dorso desnudo y el nombre de Yahir escrito en su espalda. Una imagen que ha quedado en la lista del México bronco, dos hombres son colgados del cuello con cadenas. Uno de ellos tiene la pierna derecha amputada, desmembrada. Son las seis de la mañana. Es la avenida Gonzalitos a la altura de las avenidas Ruiz Cortines y Lincoln. Miles de personas se dirigen al trabajo a esa hora, cientos de niños son trasladados a la escuela por sus padres. La escena es espeluznante. La pierna derecha destazada sobre la avenida; uno de los hombres ensangrentado en calzoncillos, el otro, más joven, con el pantalón a las rodillas. Ambos con sendos narcomensajes manchados de sangre. Ambos atados de manos, con la cara de la tortura en su rostro. ¿Alguien podrá olvidar este cuadro del espanto?
La escena es transmitida en vivo por las televisoras. Las familias desayunan con el espectáculo repulsivo de la violencia, acostumbradas al tétrico show de la muerte. Aparentemente inmunes. Susan Sontag lo advierte en su brillante ensayo Ante el dolor de los demás: “No podemos imaginar lo espantosa, lo aterradora que es la guerra; y cómo se convierte en normalidad.”
Y es que la guerra pretende transformar a los seres humanos en testigos mudos. No podemos permitirlo. Hay que revelarse. Hay que encontrar formas de resistencia a la barbarie.

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Información adicional

  • NAR: Lydia Cacho nos manda este texto sobre Nuevo León.
  • Publicado originalmente en:: Sanjuana Martínez
  • Biografía: Es periodista especializada en cobertura de crimen organizado.
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Nuestra Aparente Rendición

Gestión del Portal Nuestra Aparente Rendición.

Nació en Barcelona en 1970, pero ha vivido en Albons (Baix Empordà), Estados Unidos, la India y durante diez años en Ciudad de México. Es licenciada en filosofía por la Universidad de Barcelona, tiene un diplomado en escritura creativa de la Sociedad General de Escritores Mexicanos (SOGEM) y un posgrado en letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Escribe, a la vez, en catalán y castellano. Y su obra ha sido traducida al polaco, al alemán, al inglés, al gallego, al valenciano y al euskera. También ha publicado literatura infantil y juvenil, géneros con los que ha cosechado diferentes premios.

En 2004 ganó el Òmnium Cultural de Experimentación Literaria, en 2006 fue elegida Nuevo Talento FNAC y en 2009 fue finalista del Premi Salambó, el Amat-Piniella y el Premio Fundación Lara de Novela. En 2007, además, recibió el reconocimiento de los lectores y la crítica con los premios de literatura juvenil Protagonista Jove y Serra d’Or. Y en 2010 Edicions 62 le concedió el Premi Octavi Pallissa de creación para terminar una novela sobre la historia del narcotráfico mexicano en la que lleva seis años trabajando: Camps de caputxins abans de tot això / Campos de amapola antes de esto.

En 2007 dirigió en Barcelona el festival literario Fet a Mèxic. Y tras crear el Colectivo Fu de Literatura, dirigió un nuevo festival: Fet a Amèrica – Festival internacional de novela contemporánea en lengua castellana / Barcelona, otoño 2010. Además coordina, en colaboración con otros miembros del colectivo, otros proyectos literarios como la biblioteca para los presos de la prisión de Valledupar (Colombia) que apadrina Juan Marsé, o la biblioteca infantil para la Fundación Lydia Cacho.

En 2010 la adaptación de su novela Elisa Kiseljak ganó el Premio Especial del Jurado del 58 Festival de Cine de San Sebastián y fue seleccionada para el Festival de Londres BFI, el Festival de Estocolmo, el Festival de Toulouse, el Festival de Montreal Nouveau Cinema, el Festival de Marsella y el Festival de las Bahamas, entre otros.

Anteriormente, en el año 2000, había fundado con el escritor peruano-mexicano Mario Bellatin la Escuela Dinámica de Escritores en la Casa Refugio Citlaltépetl de la Ciudad de México, y antes fue maestra de literatura y filosofía de la Universidad del Claustro de Sor Juana, también en la Ciudad de México, y dio clases en la UNAM y en el Orfeó Català de Mèxic. Hoy da, en distintos lugares, cursos de pensamiento y creación de novela contemporánea con un método propio.

Colabora o ha colaborado en diversos medios de comunicación, como los suplementos Babelia o Cultura/s; los periódicos El País, La Vanguàrdia o El Periódico y Público; o los medios mexicanos Letras Libres y El Universal. También ha participado en programas culturales para la televisión como Saló de lectura, l’Hora del lector y Ànima, donde ha hecho crítica de literatura y teatro; y para la radio, como Els Matins de Catalunya Ràdio o El Secret, donde en la actualidad hace crítica teatral. Actualmente, además, escribe columnas de opinión en Públic y crítica literaria para algunos medios catalanes y mexicanos.

En los últimos años ha publicado: Això que veus és un rostre (CCG Edicions, 2005 / Sexto Piso, 2009), Elisa Kiseljak, (La Campana, 2005), Tres historias europeas (Caballo de Troya, Debolsillo, 2006 / LaButxaca, 2010), La persona que fuimos (Mondadori, 2006 / Empúries, 2006), su antología personal de literatura mexicana Hecho en México (Mondadori, 2007), Insólita ilusión, insólita certeza (Mondadori, 2007 / Empúries, 2007), Una: la historia de Piiter y Py (Almadía, 2008), La familia de mi padre (Mondadori, 2008 / Empúries, 2008), Japón escrito (autoedición, Barcelona, 2009) y una antología personal de literatura catalana contemporánea (Voces de la literatura catalana - Empúries / Anagrama, 2010.) Próximamente aparecerá su primer ensayo narrativo sobre la escritura (Ahora, escribo, - Empúries / Periférica, 2010.) Publica su obra literaria en catalán en Empúries y en castellano en Literatura Mondadori, pero edita también en otras editoriales independientes como las españolas Anagrama y Periférica, las mexicanas Almadía y Sexto Piso, o la peruana Borrador Editores.

Gestiona el blog Nuestra Aparente Rendición sobre la violencia en México. E incursiona, además y siempre, en el teatro y la fotografía: géneros que le son íntimos, necesarios y cercanos para pensar la escritura.

Sitio Web: www.lolitabosch.com

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