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Nuestra Aparente Rendición

Nuestra Aparente Rendición

Gestión del Portal Nuestra Aparente Rendición.

Nació en Barcelona en 1970, pero ha vivido en Albons (Baix Empordà), Estados Unidos, la India y durante diez años en Ciudad de México. Es licenciada en filosofía por la Universidad de Barcelona, tiene un diplomado en escritura creativa de la Sociedad General de Escritores Mexicanos (SOGEM) y un posgrado en letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Escribe, a la vez, en catalán y castellano. Y su obra ha sido traducida al polaco, al alemán, al inglés, al gallego, al valenciano y al euskera. También ha publicado literatura infantil y juvenil, géneros con los que ha cosechado diferentes premios.

En 2004 ganó el Òmnium Cultural de Experimentación Literaria, en 2006 fue elegida Nuevo Talento FNAC y en 2009 fue finalista del Premi Salambó, el Amat-Piniella y el Premio Fundación Lara de Novela. En 2007, además, recibió el reconocimiento de los lectores y la crítica con los premios de literatura juvenil Protagonista Jove y Serra d’Or. Y en 2010 Edicions 62 le concedió el Premi Octavi Pallissa de creación para terminar una novela sobre la historia del narcotráfico mexicano en la que lleva seis años trabajando: Camps de caputxins abans de tot això / Campos de amapola antes de esto.

En 2007 dirigió en Barcelona el festival literario Fet a Mèxic. Y tras crear el Colectivo Fu de Literatura, dirigió un nuevo festival: Fet a Amèrica – Festival internacional de novela contemporánea en lengua castellana / Barcelona, otoño 2010. Además coordina, en colaboración con otros miembros del colectivo, otros proyectos literarios como la biblioteca para los presos de la prisión de Valledupar (Colombia) que apadrina Juan Marsé, o la biblioteca infantil para la Fundación Lydia Cacho.

En 2010 la adaptación de su novela Elisa Kiseljak ganó el Premio Especial del Jurado del 58 Festival de Cine de San Sebastián y fue seleccionada para el Festival de Londres BFI, el Festival de Estocolmo, el Festival de Toulouse, el Festival de Montreal Nouveau Cinema, el Festival de Marsella y el Festival de las Bahamas, entre otros.

Anteriormente, en el año 2000, había fundado con el escritor peruano-mexicano Mario Bellatin la Escuela Dinámica de Escritores en la Casa Refugio Citlaltépetl de la Ciudad de México, y antes fue maestra de literatura y filosofía de la Universidad del Claustro de Sor Juana, también en la Ciudad de México, y dio clases en la UNAM y en el Orfeó Català de Mèxic. Hoy da, en distintos lugares, cursos de pensamiento y creación de novela contemporánea con un método propio.

Colabora o ha colaborado en diversos medios de comunicación, como los suplementos Babelia o Cultura/s; los periódicos El País, La Vanguàrdia o El Periódico y Público; o los medios mexicanos Letras Libres y El Universal. También ha participado en programas culturales para la televisión como Saló de lectura, l’Hora del lector y Ànima, donde ha hecho crítica de literatura y teatro; y para la radio, como Els Matins de Catalunya Ràdio o El Secret, donde en la actualidad hace crítica teatral. Actualmente, además, escribe columnas de opinión en Públic y crítica literaria para algunos medios catalanes y mexicanos.

En los últimos años ha publicado: Això que veus és un rostre (CCG Edicions, 2005 / Sexto Piso, 2009), Elisa Kiseljak, (La Campana, 2005), Tres historias europeas (Caballo de Troya, Debolsillo, 2006 / LaButxaca, 2010), La persona que fuimos (Mondadori, 2006 / Empúries, 2006), su antología personal de literatura mexicana Hecho en México (Mondadori, 2007), Insólita ilusión, insólita certeza (Mondadori, 2007 / Empúries, 2007), Una: la historia de Piiter y Py (Almadía, 2008), La familia de mi padre (Mondadori, 2008 / Empúries, 2008), Japón escrito (autoedición, Barcelona, 2009) y una antología personal de literatura catalana contemporánea (Voces de la literatura catalana - Empúries / Anagrama, 2010.) Próximamente aparecerá su primer ensayo narrativo sobre la escritura (Ahora, escribo, - Empúries / Periférica, 2010.) Publica su obra literaria en catalán en Empúries y en castellano en Literatura Mondadori, pero edita también en otras editoriales independientes como las españolas Anagrama y Periférica, las mexicanas Almadía y Sexto Piso, o la peruana Borrador Editores.

Gestiona el blog Nuestra Aparente Rendición sobre la violencia en México. E incursiona, además y siempre, en el teatro y la fotografía: géneros que le son íntimos, necesarios y cercanos para pensar la escritura.

URL del sitio web: http://www.lolitabosch.com

-¿Y andaba metido?

-Sí y no.

Para algunos familiares cercanos, Francisco Aceves Urías o Francisco Aceves Araujo, conocido como El barbarino –jefe de una célula del Cártel de Sinaloa-, estaba distanciándose de la vida criminal. Por eso, aseguran, andaba solo el día en que fue asesinado, en el estacionamiento del restaurante Cayenna, en Culiacán.

Sus diez, veinte pistoleros con los que se hacía acompañar, ya no lo escoltaban.

“Por eso y porque se convirtió a Dios. Por eso no respondió a sus atacantes, no se defendió”, señaló uno de los entrevistados.

Otro familiar señaló que tenía meses, tal vez un par de años, queriendo dejar la vida delictiva. Aun así, versiones extraoficiales señalan que un comando lo atacó a balazos el año pasado y él y sus escoltas repelieron la agresión, con un saldo de cuatro muertos.

Vivir en el filo

De joven, cuando el sicariato ni siquiera asomaba en la vida local, El barbarino ya aparecía como un hombre duro y beligerante. En la colonia Díaz Ordaz, donde vivió temporalmente, se dedicaba junto con otros de su camada, a rapar cholos. Los viejos cholos de esas calles lo confirman: le temían. Pero en este sector, por las calles 12 y 13, nadie dice conocerlo. Nadie sabe de él. No lo recuerdan. Cierran puertas y ponen candados a sus bocas.

Tendría entre 25 y 30 años cuando asesinó, como lo dicen las autoridades de la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE), a Ramón Eduardo Verástica Valenzuela, subdirector de la Policía Municipal.

Verástica, muy querido entre la tropa de agentes, joven, carismático y abogado, había emprendido una campaña de destrucción de plantíos de mariguana en la zona cercana a la ciudad, y en esa serranía no tan prolongada que anuncia el nacimiento de la Sierra Madre Occidental, al oriente y sur de esta ciudad capital.

Presuntamente, le llegaban avisos anónimos, denuncias telefónicas, sobre los plantíos de enervantes. Y luego de confirmar, investigar, avisaba a la Procuraduría General de la República (PGR) y ésta se veía obligada a enviar a los agentes de la Policía Judicial Federal.

Por eso, porque pareció servir a una organización criminal en detrimento de otra, o porque afectó intereses del narcotráfico, fue asesinado. El 24 de agosto de 1993, alrededor de las 13 horas, cuando circulaba de poniente a oriente por la calzada Aeropuerto, a pocos metros del cruce con la carretera a Eldorado –en la zona conocida como gas valle, de esta ciudad capital- fue emboscado.

Su cadáver y el de uno de sus fieles escoltas, de nombre Felipe Gil Cruz, de 23 años y originario de Puebla, quedaron en los asientos delanteros de la camioneta Suburban blanca, cuya carrocería y cristales fue prácticamente desintegrada a golpes de proyectiles calibre 7.62, para fusil AK-47.

Dos vehículos usaron los integrantes de ese comando para ultimar a los uniformados. Una Suburban blanca, que había sido robada en Sonora y que había sido propiedad de la Asociación de Agricultores del Valle del Yaqui, en el sur de aquella entidad. El otro fue un Grand Marquís rojo. Desde uno de los lados y por delante, fue el ataque a balazos. No hubo tiempo de reaccionar ni defenderse.

Verástica quedó con alrededor de ocho lesiones de bala. Su escolta murió después, cuando era atendido el Hospital Regional del IMSS. La mano del subdirector se quedó apretando el micrófono del aparato de radiocomunicación. Por ese mismo sistema, en los radios portátiles de los agentes que estaban en el lugar del doble asesinato, se escuchaban estrofas del corrido Regalo Caro, que los homicidas transmitían a través de uno de estos aparatos que habían hurtado.

Tú le estorbas a mi jefe/ y matarte lo he planeado/ toda la gente del Shaka/ donde quiera te ha buscado/esta vez vengo por ti / té eres mi regalo caro/ Se agarraron a balazos/ Barbarino tuvo suerte/ en la frente del bandido/ se le dibujo la muerte/ y lo subió a su marquís/ para llevárselo al jefe. 
No tengo mucho dinero/ para regalarle un carro/ discúlpeme usted señor/ estos presentes son caros/ abra la cajuela jefe/ este es mi humilde regalo.

Y eso enrabiaba. La frustración, la impotencia, crecía entre los agentes municipales. Unos gritaban, los jefes ordenaban que los buscaran. Otros, de plano, lloraban.

Los primeros diez

Ya en ese momento, las fuentes oficiales lo confirmaban. Barbarino, conocido pistolero del Cártel de Sinaloa, tenía en su haber diez asesinatos. O al menos eran los que le acreditaban las autoridades.

“La figura que la Procuraduría General de Justicia del Estado hizo circular del presunto autor material de Ramón Eduardo Verástica Valenzuela, Francisco Aceves Avilés (a) El barbarín, El barbarillo y/o El panchillo, (es) presunto homicida de cuando menos diez personas más”, reza la nota publicada por el diario Noroeste, días después de este asesinato, y firmada por Óscar Rivera Inzunza e Ismael Bojórquez Perea.

“Aceves Avilés, según fuentes dignas de crédito, fue también uno de los partícipes directos en el atentado a Gustavo Arturo Rico Urrea, ocurrido sobre el bulevar Emiliano Zapata, a pocos metros del puente a desnivel, de esta ciudad. En el ataque, donde murió el chofer de Rico Urrea, según establece información filtrada en las filas de la PJE (Policía Judicial del Estado) participó además de Aceves Urías un sujeto apodado El guacho”.

Entre los homicidios que se la acreditan, está también el de un jefe de grupo de la Policía Judicial, en Villa Universidad. Las autoridades boletinaron retratos hablados de los dos asesinos que participaron en el asesinato de Verástica. Además, informaron que El barbarino había sido pistolero de Luis Héctor Palma Salazar, conocido como El güero Palma, durante los 1989 y 1990.

Pleito personal

Responsable de las pesquisas en torno al homicidio de Verástica, Francisco Javier Bojórquez Ruelas le pisaba los talones a Francisco Aceves, El barbarino. Aquello, de acuerdo con testigos de estas rencillas, parecía un asunto personal, más que la intención del entonces jefe de investigaciones de la Policía Judicial de aplicar la ley y detener al gatillero.

“Bojórquez Ruelas le tenía marca personal. Hasta lo retaba. Hablaba por teléfono con El barbarino y lo retaba. Yo le decía que no era asunto personal, que no lo tomara así. Que entendiera que él se debía a una institución y así debería enfrentar este caso. Pero nunca entendió”, manifestó una de las personas que convivió de cerca con El flaco, como también llamaban a Bojórquez.

En una ocasión, agregó, hablaron por teléfono y quedaron de verse para partirse la cara. El lugar acordado era la Y griega, donde fue asesinado a balazos Pedro Avilés, camino a Tepuche. Bojórquez sí fue. Quien faltó, cuentan jefes policiacos de entonces, fue El barbarino.

Dos años después, en 1995 y siendo aún jefe de Investigaciones de la Judicial, fue muerto a balazos. Fuentes allegadas a las indagatorias indican que fue Ignacio Coronel, a quien detuvo por negarse a pagar la cuota de peaje en la carretera Costera, quien mandó a que lo asesinaran.

Vida empresarial

Aceves Urías o Aceves Araujo tenía varios negocios. En la década de los 80 era dueño de un taller automotriz ubicado por la avenida Álvaro Obregón, a pocos metros de la calle Novena o Universitarios, en la colonia Tierra Blanca. Más recientemente, en la Sección Amarilla, aparecen dos negocios de grúas para automóviles, en la comunidad de Pericos, por la carretera a Badiraguato número 43, municipio de Mocorito, y en Costa Rica, en Culiacán.

Recientemente, investigaciones de la Policía Ministerial del Estado lo ubican como jefe de una de las células que se dedican al robo de gasolina, en ese corredor de ductos de Pemex entre Pericos, El Tamarindo, Recoveco y esta ciudad capital.

Sangre y rejas

Fuentes extraoficiales indican que Francisco Aceves cayó preso en Monterrey en el 2005, junto con otros pistoleros, a quienes además les aseguraron droga y armas. En el 2013 y luego de un enfrentamiento a balazos, fue internado un herido de bala en la Clínica Santa María, ubicada por Francisco Villa y avenida Corona, en el centro de la ciudad capital.

Hombres armados llegaron a la clínica y sacaron al lesionado, a quien le dispararon a corta distancia hasta matarlo. El occiso fue identificado como Jesús Alonso Rivera Ruiz, de 39 años y originario de La Lapara, Badiraguato. Fue la madrugada del 10 de noviembre de 2013 y todo se había originado por un supuesto enfrentamiento entre Rivera y Aceves, ambos con sus respectivos grupos armados.

La víctima quedó boca abajo, con un fusil automático AK-47 en la espalda, cargador de disco y lanzagranadas. Otras versiones indican que en esta refriega fueron cuatro las personas que murieron.

Regalo caro

Lucieron los gigantescos arreglos florales, las coronas y los nombres de quienes las enviaron. Puro patrón, señor, jefe. Funeral de lujo para un hombre de fuego y plomo. Rosas rojas y blancas para un hombre que yacía con el plomo en los gatillos.

Dicen que tenía 55 años. Llegó en su automóvil blanco, de modelo reciente, Tiida gris, placas DRZ-1308, de Sinaloa. aparentemente fue citado ahí, en el estacionamiento del restaurante Cayenna, junto al Panamá del malecón nuevo. Pero cuando fue a los agresores cerca, quiso huir. Le dispararon con fusiles AK-47. Primero de lejos y luego de cerca, para asegurar.

Cuentan sus familiares que ya se quería salir del “negocio”. Otro de ellos dice que se convirtió y, arrepentido, entregó su corazón a Dios. Por eso se movió solo –diez, veinte, pistoleros se movían con él, cuentan- y por la misma razón no respondió a sus agresores, a pesar de que traía una pistola y varios cargadores dentro del vehículo.

Al panteón Jardines del Humaya llegó el cortejo luego de estar en un lugar al que llaman La pista, en Mocorito. Unos cincuenta vehículos: viejos, no tan viejos, y varios, muchos marca BMW y de otras marcas lujosas. Entre hombres y mujeres de negro, el niño Jassiel Avilés, quien ya interperta corridos y piezas de la llamada onda grupera, le cantó su Regalo Caro.

Un hombre que parecía sacerdote rezaba: Gracias señor por prestarnos este ser inolvidable, gracias Francisco por la presencia y el amor que viniste a regalarnos. Llantos que no cesan. Caras largas que se alargan. Inquietud expectante y desconfianza, en esas miradas. La banda sonaba… nadie vuelve del sueño profundo. Y mientras, el ataúd de maderas finas bajaba y bajaba, y las cervezas y los tragos de botella de vidrio se evaporaban en las ardientes gargantas.

-¿Barbarino estaba metido o no?

-Sí y no. Era un hombre de familia, como que se estaba retirando.

 

Cuadro

 

Genaro Aceves Araujo es hermano de El barbarino. Dio un discurso durante el funeral y ahí aseguró que ese hombre que ahora enterraban se había arrepentido y convertido a Dios. Y por eso era perdonado.

“Creo que el hombre en su naturaleza humana tiene un destino y cada quien tiene el suyo en su tiempo, que no es cosa del hombre sino de Dios mismo”.

-Pero decías en tu discurso que él quería cambiar en los últimos días…

-Sí, el acepto a Jesucristo. Compartí con él la palabra de Dios y se entregó a Dios, por eso no disparó. En otras circunstancias hubiera disparado él. Quería cambiar su vida por su familia, vivir diferente. Él cambió en los últimos meses. Porque cuando el hombre se arrepiente dios lo perdona.

-¿Qué piensas de lo que se dice de su vida, que era un asesino?

-Creo que a Francisco Dios le puso ese corazón de valiente, pero una nobleza extraordinaria. Si platicas con la gente él fue un excelente amigo y ayudó a todos los que pudo, empezando por la familia… lo que se dice de él es un poquito de lo que la gente misma por cultura empieza a decir, pero en su corazón fue un hombre noble, que mató porque lo atacaron, se defendió siempre.

Yo no soy perfecto, no hay una solo. El que esté libre de culpe que arroje la piedra primera, si es que quieren juzgar.

-¿Y por qué lo mataron?

-Creo que alguien ya no quería la vida de él, porque le tenían temor, era bueno para disparar, seguro, certero, tenía mucho valor, rápido. Pero el asunto está que para mí no era un mal hombre, a pesar de que mató gente pero para defenderse.

-¿Qué le pides a las autoridades?

Dejemos en las manos de dios todo esto. Yo en mi oración dice hay que atar el espiritu de muerte: que no venga contra la familia, que no haya venganza porque no tiene fin.

-Estás hablando de asuntos del espíritu, ¿y en la tierra, a las autoridades?

-No tiene idea el gobierno lo que es el reino de Dios y el reino de las tinieblas porque la misma autoridad mata gente y en ocasiones gente inocente.

Hay una cosa: Romanos 13 dice no hay autoridad sino de parte de Dios y las que por él han sido instituidos… el gobierno no está para infundir temor al que hace el bien sino al que hace el mal. Dios va a hacer justicia aunque el hombre es injusto, porque muchas veces hay gente en la cárcel que es inocente, hay gente que ha muerto y los que mataron siguen en el camino.

A los veracruzanos y al público en general:

  

Celebramos el debate público generado por escritores, intelectuales y reporteros, y el consecuente retiro del Hay Festival de Veracruz, estado en el que, durante el gobierno de Javier Duarte, once periodistas han sido asesinados, otros cuatro están desaparecidos y hay decenas de desplazados. Todos estos casos, por cierto, han quedado impunes.

Desde que comenzó el Hay Festival Xalapa como una celebración de la palabra y la libertad de expresión, reiteradamente escritores y periodistas protestaron, en privado con los organizadores y en público, por la incongruencia que suponía el festival en un contexto de persecución y censura.

Los periodistas de todo el país propiciaron movilizaciones, actividades de apoyo, denuncias, una misión de investigación de uno de los crímenes, y publicaron diversos textos sobre el acoso sistemático a los colegas veracruzanos.

La ausencia de respuestas ha sido tal que el debate alcanzó dimensión internacional el 2 de febrero con una carta firmada por más de 300 intelectuales, escritores y periodistas de tres continentes —como Leonardo Padura, Junot Díaz, Julian Assange, Juan Villoro, Elena Poniatowska, Alma Guillermoprieto, Enric González, Héctor Abad y Noam Chomsky, y la premio Nobel de la Paz, Jody Williams—, así como las principales organizaciones nacionales e internacionales defensoras de la libertad de expresión. En tres días, más de mil personas respaldaron la petición a través de la plataforma change.org. Muchos de esos apoyos llegaron desde Veracruz, a pesar del peligro a las represalias.

Los directivos internacionales del Hay Festival se contactaron con algunos de los responsables para proponernos un diálogo que aceptamos llevar a cabo después de la difusión pública de la carta, y donde la voz protagónica correspondería a la comunidad veracruzana.

El viernes 6 de febrero, el mismo día que nuestros colegas enterraban al periodista Moisés Sánchez en Medellín de Bravo, Veracruz, los directivos del Hay Festival, ignorando su propuesta de diálogo, anunciaron su retiro de Xalapa sin atender al llamado de solidaridad que se había generado. En la escueta respuesta del gobernador, éste no hizo ninguna mención al diálogo y redujo su preocupación a las pérdidas económicas de los hoteleros.

La protesta fundada de muchos de quienes estamos preocupados por la situación en Veracruz, que propició el retiro del Hay Festival, ha abierto una coyuntura que puede producir resultados provechosos. Tenemos frente a nosotros una oportunidad única de pensar entre todos (periodistas, creadores, promotores y autoridades) qué puede hacer la cultura para detener la violencia y proteger el ejercicio de la libertad de expresión. Es, también, una buena coyunturapara buscar nuevos foros y métodos que fortalezcan la libertad de expresión en Veracruz y el resto del país. Esperamos que el Hay Festival lidere el proceso de discusión colectiva para que su foro de debate y cultura siga en México sin socios inapropiados.


Responsables: Alejandro Almazán, Elia Baltazar, Lolita Bosch, Daniela Rea Gómez, Diego Fonseca, Javier Garza, Ricardo González, Témoris Grecko, Diego Enrique Osorno, Emiliano Ruiz Parra, Daniela Pastrana, Rafael Pineda Rapé, Wilbert Torre, Eileen Truax, Marcela Turati y José Luis Valencia.

No hay cordura en quienes presentan desequilibrios evidentes entre lo que piensan, dicen y hacen; al contrario, un buen indicador de demencias y sinrazones se revela en cuanto un enano intenta mirarnos por encima de su hombrito como si midiera tres metros de estatura o cuando descubrimos –ante nuestros propios ojos—que la dama a quien hemos invitado a comer informa por teléfono a su marido que “se encuentra liada en una clase de estética”. Basta que el recurso de la mentira se vuelva tan cómodo como un viejo par de zapatos para que peligre la integridad de cualquier información y, por ende, la viabilidad de una posible verdad.

No hay sano juicio entre quienes fardan su asistencia a improvisadas galerías de arte (peor aún: lo que llaman ferias de arte, que ya encierra  contradicción de términos en sí misma) y al salir vuelven a ejercitar su léxico cargado de banalidades e ignorancias varias. No hay razón para suponerlo, pero parece verdad inapelable que no pocos políticos intentan lavar su imagen de estulticia descarada, sus manos ensangrentadas y el palmarés de abusos constantes de autoridad con el engañoso apoyo y contradictoria celebración de festivales de la palabra, encuentros del saber o coloquios entre escritores.

         No hay justificación para iniciar mi diatriba en el plano personal, pero parece inevitable. El ciudadano licenciado gobernador del tres veces heroico estado de Veracruz: Javier Duarte, había ya consagrado una perla en la estratósfera de las declaraciones imbéciles desde el no tan lejano año de 2009, cuando tuvo a mal declarar en una entrevista de radio que el personaje de la Historia con mayúsculas con el que mejor se identificaba era nada menos que el generalísimo Francisco Franco. En ese entonces, el ahora ciudadano licenciado gobernador ocupaba el cargo de secretario de finanzas del oprobioso gobierno de un hasta hoy impune e intocable personaje llamado Fidel Herrera, que entre muchas gracias fue bendecido con ganarse el premio gordo de la lotería nacional (por puro azar), solapar más de un cochupo orquestado por un reconocido gangster relacionado con el equipo de fútbol  Veracruz de la primera división y una sospechosa cuadrícula de complicidades y atropellos que ayudaron al apuntalamiento de por lo menos un grupo del crimen organizado en el paisaje de ese estado que no merece a los gobernantes que lo han  mancillado. No contento con estar en el palmo preciso que eslabonaba tales infracciones, el ciudadano Duarte se destapaba como candidote a la gubernatura con su muy confundida declaración de admiración por Franco: intentó justificar o explicar su confundida apreciación a los pocos instantes de asentarla, argumentando que el agudo timbre de su voz era una primera y clara señal de esa suerte de clonación admirativa y habría que agregar quizá que se trata en ambos casos de señores regordetes, mofletudos, es decir: cachetoncitos capaces de firmar sentencias de muerte mientras sopean madalenas (ya en un palacete de Burgos o bajo una palapa de Boca del Río).

         No hay quien pueda negar o siquiera brindar una explicación racional al hecho inapelable que ensombrece seriamente la gestión del ahora gobernador licenciado, ciudadano Javier Duarte: en el tiempo de que lleva gobernando han muerto once periodistas y al día de hoy suman otros cuatro desaparecidos. Ante ese telón innegable –sincronizando lo que pensamos, con lo que decimos, escribimos y hacemos—un amplio y ancho grupo de escritores y periodistas firmamos una carta solicitando se revisara seriamente la conveniencia para seguir celebrando en Xalapa, capital de Veracruz, el Hay Festival, convivio plural y democrático, abierto y policultural de letras y letrados originado en el País de Gales, con extensiones en diversos países.

         No hay quien pueda ponerle un pero a lo que tan bien ha señalado Juan Villoro: “¿Es posible encomiar la libertad de palabra mientras los periodistas son asesinados? La cultura sirve para tender puentes, pero también puede ser usada como ornato, el florero en la mesa de los criminales. Por desgracia, las extraordinarias actividades del Hay no han servido para que la libertad de expresión se garantice en Veracruz”.

         No hay, de hecho, puente posible entre quienes por leer y escribir fomentan y procuran el diálogo y aquellos que con obesas y obtusas mentes que –quizá—en el delirio de su pasajera omnipotencia imaginan merecer un monumental mausoleo como el del Valle de los Caídos a la sombra de los tabacales en la región de los Tuxtlas. No hay párrafo que ayude a iluminar la engrasada masa encefálica de quienes intentan discursos solemnes o proclamas políticas con la tipluda vocesita de la confusión y la culpa, bajo un palio pontificio o una palmera de cocos locos. No hay por qué decorarle la mesa a los cerdos de luenga papada, ni con la digna presencia de Salman Rushdie o John Lee Anderson condenando in situ el negro balance que revela una trama clara: en Veracruz se persigue abiertamente a los periodistas que intentan informar sin mentiras oficiales y el propio gobernador intentó convertir en ley inapelable la descabellada idea de considerar cómplice de delitos a quienes informaran, tuitearan, feisbuquearan o emiliaran o simplemente mensajearan sobre su persona en las redes sociales. Esa llamada “Ley Duarte”, insinuación del poder que intenta criminalizar la información, cayó por su propia demencia, tal como si alguien propusiera formar una guardia mora, con las capas y turbantes de todo ganador del Rey Feo en los carnavales de Veracruz o declarar a los Reyes Magos patronos de los brujos de Catemaco.

         No hay de otra: en los años recientes se suman en Veracruz más de 130 casos de agresiones a periodistas y reporteros. Sabemos los nombres y apellidos de los escritores de ese género de la literatura que se escribe al vuelo, al día y por lo visto, bajo amenaza constante, aunque desconozcamos las merecidas sentencias de sus verdugos. Sabemos las crónicas desgarradoras de cómo son intimidados, secuestrados, golpeados, torturados y en once casos probados: muertos por informar las gracias y desgracias de la triste realidad que no merece Veracruz, ni para tal caso, todos los paisajes de México que se han ensangrentado sin consideración, límite o vergüenza alguna. Aunque lo niegue el ciudadano licenciado gobernador con su voz histórica de soprano, los organizadores del Hay han decidido replantear su valiosa labor cultural en Veracruz precisamente por razones que se refieren directamente a las muchas manchas que tiñen su gubernatura. Aunque no lo merece el pueblo lector y los muchos sectores ávidos de cultura del gran estado de Veracruz, por hoy me convenzo de que sea su propio gobernante quien mastique en murmullos de su callada y posible conciencia la dolorosa revelación de que las palabras Libertad, Justicia, Diálogo, aunque parezcan invisibles no desaparecen con la suma de cadáveres y por ende –y por ahora—en ese paisaje entrañable de Veracruz, a donde llegaron hace setenta años miles de exiliados huyendo del régimen de pólvora y guerra de Francisco Franco, a pesar y con pesar de lectores, autores y los libros mismos… mejor no Hay.

Un asistente, pronto y solícito, entra a la oficina del gobernador:

¡Señor, señor! Unos periodistas firmaron una carta denunciando que usted utiliza el festival para lavarse la cara por la violencia que hay en el estado. Y es que dicen que 11 periodistas asesinados y 4 desaparecidos son demasiados.

—Ignóralos, no tengo tiempo para eso. Ya les dije a los medios que en mi estado se vive en paz. Aquí lo único preocupante es el robo de frutsis y pingüinos —responde el gobernador.

—Pero firmaron todos, señor, escritores e intelectuales de aquí, de Latinoamérica, Estados Unidos y Europa. Son muchos y firmaron todos.

—Con una chingada…¿ y qué dicen los asesores?

—Que hable con los organizadores del festival y les recuerde que el patrocinio que les da es grande y les pida apoyo en este contratiempo; lo asesores dicen que la gente del festival le pedirá que haga algunas concesiones, como abrir un foro para hablar de las víctimas o cosas así, que se indigne cuando lo hagan, pero de ser necesario haga algunas cuantas.

—¿Y rebajarme así? Ni madres, esto lo resolvemos con sobrecitos amarillos; así le hemos hecho antes y así lo vamos a hacer ahora.

—Señor —apura otro de los asistentes— se comunicaron los del festival, dicen que la mala prensa no les ayuda y que, de cualquier forma, ya habían decidido irse a otro lado: que la última vez sus invitados la pasaron encerrados en el hotel por el miedo a salir a la calle y prefieren buscar opciones menos conflictivas.

—¡Hijos de puta! —masculla el gobernador, dando un manotazo a su escritorio—; tanto escandalo por nada, si el último desaparecido ni periodista era, nomas conducía un taxi. Ya ni chingan. A ver, hablen con los asesores, ¿qué carajos hacemos ahora?

—¡Señor, señor!, ya actualicé a los asesores —apunta el primero de los asistentes—y dicen que no se preocupe, que sólo tenemos que hablar con la gente del festival y recordarles que si salen mal de aquí, ningún otro estado en el país querrá patrocinarlos: un evento cultural nomás les sirve a los gobiernos para mejorar su imagen, por eso le meten dinero, así que quién invertirá en ellos si se corre el riesgo de ser abandonado así tan a la mala. Después, hay que decirles que está bien que se vayan, pero que no abunden en el tema de los periodistas asesinados, que no mencionen el nombre de usted y mucho menos sugieran que tiene responsabilidad en el tema, que si quieren hablen de la violencia en general, pero que sean lo más confusos posibles en su pronunciamiento; que no haya una definición clara, pues. También dicen que ni usted ni nadie del gobierno debe declarar sobre el tema, sólo debemos mandar un boletín lamentando que se vaya de aquí un foro tan importante para la libertad de expresión y recalcar que los únicos pierden con la partida del festival son los ciudadanos.

—¿Y qué chingados ganamos con eso? —interrumpe el gobernador.

—Pues dicen los asesores que en la percepción pública quedará la idea de que la gente perdió el festival por culpa de los firmantes y, al final, todo quedará en un pleito entre los intelectuales y el festival. Entre tanta cosa, la gente olvidará que todo empezó porque en nuestra administración han asesinado a 11 periodistas y 4 más están desaparecidos.

—¡Claro, claro!, que gran idea. Si por eso les pago tanto a estos benditos asesores. Si le hacemos sentir a la gente que perdieron el festival, nadie hablará de los muertos ni de la violencia. Ya después hasta me puedo tomar una selfie con algunos reporteros, para que la gente vea que soy un gobernador cercano y todas esas mamadas que les gusta ver en al tele.

—Así es señor, y tampoco dirán que somos el estado más peligroso para ejercer el periodismo —dice el segundo asistente.

—¡Señor, señor! —agrega, emocionado, el primer asistente—, tampoco se acordarán que somos el segundo lugar en el país en secuestros, tercer lugar en desapariciones forzadas, cuarto en feminicidios y quinto en violaciones a derechos humanos…

—Bueno, bueno, ya párale —responde con hastío el gobernador— ¿y qué dicen los del festival?

—Ya hablé con ellos, señor, y estuvieron de acuerdo con todo —informa el segundo asistente—, ya hasta sacaron un boletín, mire: «…el festival ha contado con la presencia de algunos de los más destacados defensores de la libertad de expresión… Bla, bla, bla… Creemos en el compromiso, no en la retirada; en la palabra, no en el silencio ni en el vacío…. Bla, bla, bla… Estamos comprometidos con México…. Bla, bla, bla…hemos decidido que este año mantendremos la fecha de octubre y, en lugar de hacerlo en un lugar determinado, celebraremos el festival de manera digital…»

—Ah, cabrones, que buenos son, ni yo les entendí, ¿entonces se van o se quedan? —pregunta el gobernador en medio de una carcajada—. Cítenme a la gente para tomarme la selfie, cómo chingados no.

 

 

 

Entre el 1 de marzo del 2013 y el 30 de septiembre del 2014 fueron asesinadas en Jalisco mil 986 personas. Mil 346 de estas muertes ocurrieron en la Zona Metropolitana de Guadalajara.

La principal causa/objeto de la muerte fue el uso de armas de fuego, pues el 61% de los homicidios (mil 346) sucedieron de esta manera. Siendo la población entre los 18 y 34 años, la más afectada al registrar 891 homicidios.

Este es el saldo de los primeros 19 meses del gobierno del priísta, Aristóteles Sandoval. A semanas de que éste celebre sus dos primeros años al frente del gobierno de Jalisco, en Nuestra Aparente Rendición queremos presentar este ejercicio de periodismo de datos que da cuenta del número de autopsias por homicidio que han acontecido en Jalisco desde que Jorge Aristóteles Sandoval asumió la gubernatura el 1 de marzo del 2013 hasta el 30 de septiembre, fecha en que se hizo el corte temporal de este proyecto.

Este mapa interactivo que utiliza la plataforma Google Maps toma como base los datos estadísticos del Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses (IJCF), instancia autónoma que en el estado se encarga de los servicios forenses y periciales.

La información que se presenta en este mapa permite acercase al número de homicidios acontecidos en Jalisco a través de las 12 regiones en que se divide el estado, así como de los 125 municipios que lo conforman.

Las capas del mapa corresponden a las siguientes categorías: 1) Regiones geográficas del estado, 2) número de autopsias por homicidio reportadas por el IJCF, 3) Edad y género de la víctimas, 4) Causa/objeto del homicidio y 5) Ocupación de las víctimas.

Así mismo por municipio se aporta una revisión hemerográfica que permite comparar y dimensionar los datos oficiales con las notas periodísticas que reportan estos mismos hechos u otros que no se han integrado a la base estadística del IJCF, ya sea porque no se practicó una autopsia o porque no se reportaron de manera oficial esos homicidios.

Este ejercicio permitió dar cuenta de las inconsistencias que existen en Jalisco alrededor de la cuantificación de los homicidios, pues hay regiones donde la violencia que se vive y que se informa en la prensa no se ve reflejada en las estadísticas o, viceversa, la prensa no reporta la violencia que el IJCF otorga en su base de datos.



https://www.google.com/maps/d/edit?mid=zlVvZx66Rkk8.kRMsUUseqExs

 

Este es un ejercicio abierto y de exploración que plantea un escenario de preguntas más que de respuestas y que expone, pese a usar sólo cifras oficiales, la situación alarmante en cuanto a violencia y homicidio que se vive en Jalisco.

Los datos del ICJF pueden ser consultados en http://cienciasforenses.jalisco.gob.mx/estadisticas_sist.php, esto permitirá a los interesados ir más allá de la fecha en que este ejercicio cerró su análisis.

Este proyecto se generó en el marco de la asignatura "Teorías y Nuevas Tecnologías del Periodismo" que se imparte en la Licenciatura en Periodismo del Centro Universitario de la Ciénega de la Universidad de Guadalajara. Fue un proyecto colaborativo donde participaron 20 alumnos bajo la coordinación del integrante de Nuestra Aparente Rendición, Darwin Franco.

 

 

El hombre no ha terminado jamas de inventar las infinitas maneras de destruir al otro. Guy Briole (1).

 

Los cuerpos sin nombre

26 de septiembre de 2014, Iguala, Guerrero, México.

Policías municipales, secundados por narcotraficantes, bloquean la ruta y tiran contra tres autobuses donde viajaban un grupo de estudiantes que pasan por la ciudad. Seis jóvenes son asesinados en el lugar, algunos logran escapar, y 43 desaparecen, víctimas de una detención forzada. Desde ese día, no han podido ser encontrados. Uno de los cuerpos es hallado desosado, los ojos vacíos y sin la piel del rostro. « Le quitaron la cara », dicen sus compañeros estupefactos. Estos jóvenes estudiantes, eran normalistas de la escuela rural Raúl Isidro Burgos de la ciudad de Ayotzinapa, cuna de « estudiantes que rechazan el destino de los pobres », tal es su slogan (2). Ironía del destino, se preparaban a asistir a la conmemoración de la masacre de Tlatelolco en la ciudad de México, en la que en 1968, 5000 estudiantes fueron víctimas de una emboscada orquestada por la policía y el ejercito mientras manifestaban pacificamente. Los muertos y desaparecidos se contaron por centenas. El pueblo bajo el terror, terminó por callarse.

 

Luego de la reciente confrontación de Iguala, multitud de fosas comunes han sido descubiertas, conteniendo cuerpos no identificados e igualmente salvajemente mutilados. Es moneda corriente en la región de Tierra Caliente donde, más que en otras, reina la narco-delincuencia. Después de los hechos, un movimiento de protesta estudiantíl se levanta y gana rápidamente las arterias de las ciudades de todo el país, dándole así un rostro a aquellos a los que se les quizo dejar sin nombre (3). Cada 2 de Octubre después del 68, el grito de Tlatelolco regresa y resuena en las bocas que protestan en la Plaza de las Tres Culturas, lugar de la masacre : ¡ Vivos los conocimos, vivos los queremos ! Pero esta vez, las bocas en furia designan un culpable : ¡ Vivos se los llevaron, vivos los queremos ! El « nosotros » de Tlatelolco, grito de soledad colectiva, única posible de asumir, se transformó en un « ustedes » acusador.

 

Narco-glosario

Antes, se le daba el nombre de « desaparecidos » a los militantes políticos apresados por el régimen en turno. Después de algunos años, se ha substituido por la palabra « levantados » (4) designando a ese « cualquiera » que raptan por « cualquier cosa », con la firme intención de utilizarlo para sembrar terror e imponer el silencio de la población. Luego sera abandonado en la vía pública, muerto y mutilado, con un mensaje de advertencia apuñalado en su cuerpo. Estas practicas se han intensificado desde que se ha diluido la separación entre poderes políticos corrompidos y los grupos del crimen organizado. Se produjo una colusión entre dos entidades antagónicas, que no debieron fusionar ni colaborar jamás. Nace de allí un narco-Estado (5) y, con él, en total impunidad, vemos propagarse prácticas de tortura cada vez mas sanguinarias y obscuras dirigidas directamente a destruir la identidad subjetiva. Sobre el cuerpo de los más pobres, y por tanto tan similares a nosotros mismos, se vierten siglos de una sombría pulsion arcaica, multisecular, siempre al acecho. Es el rechazo, la inquietante extrañeza del otro, el unheimlich freudiano. Para estos verdugos, el rostro de sus víctimas no es más que el espejo donde queda fijo lo insoportable, el incesante odio hacia nuestros orígenes ancestrales.

 

La repetición sin fin de estos inadmisibles actos y su larga mediatización, han terminado por afectar el lenguaje, infectándolo de esa colisión de poderes. Así, la palabra narco se apega en una simbiosis letal a una multitud de palabras : narcodelincuencia, narcoestado, narcopolicia, narcopoder, narcogobernados, narcocultura, narcomundo, narcofamilia, narcocorrido, narcofosa, narcofinancias… El narcoglosario modificó de forma rotunda el lenguaje del pueblo mexicano, donde ahora las regiones del crimen y del derecho se bordean peligrosamente, perdiendo limite, frontera y distinción.

 

La presencia social del narcotráfico infecta las palabras y se esparce como un virus lenguajero. « El hunde sus raíces en la lógica misma del prohibicionismo y las medidas institucionales supuestamente diseñadas para combatirlo » (6). El uso de estas palabras repetidas al exceso y a ultranza, conduce a « despojar de todo sentido dramático y trágico a un asunto criminal » (7). Las palabras del discurso narco se vuelven eufemismos, el lenguaje del crimen se socializa. Una persona no es ya más secuestrada, sino levantada, no es asesinada, sino ejecutada, dejando así suponer de manera implícita, que merecía tal suerte. Es de notar que el diccionario de Americanismos de la Asociación de las Academias de la Lengua Española ha integrado ciertas palabras como « levantón » (secuestro sin demanda de rescate. La víctima es destinada a volverse un fantasma) o « plomear » (cuerpo perforado por balas, relleno de plomo), que vienen directamente del universo del narcotráfico. El crimen organizado ha logrado así violentar el lenguaje, despojando las palabras de una cierta dignidad, sobre todo a aquellas que se refieren a los derechos fundamentales de los ciudadanos. Los términos jurídicos, también criminalizados, despojan de su estatus a las nuevas víctimas de la Guerra Sucia (8).

 

El fin de la soledad colectiva

Tlatelolco es la traza de un pasado que quedó sin resolver, el paradigma de una sociedad obligada a callarse y el recuerdo sangrante de que México sigue siendo un país en donde la impunidad es ley. « Mientras sigamos caminando con las sombras y fantasmas del pasado no esclarecido, no lograremos fundar sino sobre arena. »(9) ¿Esta nueva masacre, después de tantas otras ya denunciadas (10), cambiará algo? Notemos primeramente que se desarrolla en la ciudad en la cual fue firmado, en 1821, el « Plan de Iguala » que puso fin a la guerra y condujo a la independencia de México y que Ayotzinapa fue la herencia de los ideales post-revolucionarios de 1910. Tlatelolco – Iguala – Ayotzinapa son las marcas territoriales de una cadena significante simbólica que nos reenvía a nuestras raíces. Los estudiantes – pobres, a los que quisieron reducir al estatuto de macabras calaveras, abren la vía hacia una identificación mas franca y real, sumados a otros significantes de la identidad mexicana : campesinos, indígenas, que despiertan la unidad de todos los estudiantes y de todos los sin rostro, los sin – nombre, los sin – derecho, llevándolos a declarar : « ¡ Todos somos Ayotzinapa ! »

 

El parlamento europeo y la ONU exigen el esclarecimiento de los hechos. « El gobierno mexicano está confrontado a una fuerte presión en el país y a nivel internacional, para que se aclare este enigmático asunto, que ha puesto a luz y de manera cruda, la connivencia entre autoridades locales, policías y narcotraficantes » (11) Las cabezas comienzan a caer. ¿El fin del narco–Estado habrá al fin sonado?

 

Los intelectuales mexicanos no dudan de calificar al país de « fosa común colectiva » (12). Bajo cada iglesia, se haya aplastada y oculta una pirámide ancestral, en la tierra yacen miles de cuerpos sacrificados por ya tantas masacres, desde la fundación de Tenochtitlán, hasta nuestros días. La escritora Elena Poniatowska declaró recientemente : « estamos sentamos sobre cadáveres » (13). Si el Estado de derecho continúa a dejárse infectar por la narcoviolencia, el Estado no tendrá ya mas cuerpo ni rostro jurídico, también se lo arrancarán. Los mexicanos saben reír de la muerte. Por ahora, es la muerte quien se rie de nosotros.

 

 

 

 

1.- Luego de las jornadas “La guerra siempre recomienza”. Mons, Bélgica, el 11 de octubre del 2014.

2.- De esta escuela, en la que los estudiantes preparan el concurso para profesores de las escuelas primarias rurales, nació la primera formación sindical de líderes estudiantiles y campesinos ( agricultores ) de los años 60 y 70, y el “Grupo armado del partido de los pobres”, creado por Lucio Cabañas, tambien asesinado por el poder. (1967).

3.-https://www.youtube.com/watch?v=QLXeHwazSjO&feature=youtube.be

4.Ludovic Bonleux, http://www.lepetitjournal.com/mexico/accueil/actualite-mexique/196280-etat-du-guerrero-des-desaparecidos-aux-levantados-un-demi-siecle-de-disparitions-forcees

5.- México esta dividido en 31 Estados y un Distrito Federal, la ciudad de México, D.F.

6.- “El narco-lenguaje”, http://www.terra.com.co/actualidad/articulo/html/acu15142.htm

7.- Marco Lara Klahr, http://www.eluniversal.com.mx/nacion/183182.html

8.- La guerra sucia : represión militar y política en México durante los años 60-70.

9.-Ignacio Carrillo Prieto, ex-procurador fiscal en el 68. htt ps://www.youtube.com/watch?y=8FUdd6Wy3Qg

10.- Las desaparecidos de Juarez (1993), Acteal (1997), las víctimas de “la guerra contra el narcotráfico” lanzada por el ex Presidente Felipe Calderón (2006), denunciada por el movimiento #YoSoy132 (2012) o la también reciente masacre de Tlatlaya (junio 2014).

11.-http://www.leparisien.fr/flash-actualite-monde/etudiants-disparu-au-mexique-arrestation-du-chef-presume-d-un-cartel-18-10-2014-4223039-php#utm content=notification&utmcampaign=extensión&utm source=ExtensionFactory.com&xtor=AD-32280663-[notification]

12. – http://www.sinembargo.mx/06-10-14/1135594?fb action ids=10152361615974&fb action types=og.likes

13.- http://internacional.elpais.com/internacional/2014/10/16/actualidad/1413491532 534824.html?rel=rosEP

 

Lettre #AyotzinapaSomosTodos que usted puede firmar :

http:77ayotzinapasomostodos.wordpress.com/2014/10/17/carta-abierta-desde-el-extranjero-ayotzinapasomostodos/

Traducción de : Mariana Alba de Luna y Amilcar Gómez

Tomado de Lacan Quotidien N°437



Enero finalizó en el DF, y sus habitantes de a pie continúan conviviendo a diario con la violencia en sus distintas expresiones: asaltos, asesinatos, feminicidios y un extenso etcétera que es común en la ciudad más grande del país.

Los 31 días del inicio del 2015 culminaron y aquí te traemos un recuento de algunos casos que tal vez no tuvieron gran espacio en los principales diarios de la prensa, pero que representan lo que ocurre a diario en la capital mexicana.

 

Liverpool: un feminicidio

Angélica Trinidad Romero Severiano fue asesinada en noviembre pasado en la tienda Liverpool, ubicada en la plaza Perisur, lugar donde laboraba en el área de intendencia. El caso trató de ser ocultado presuntamente por los directivos y otros trabajadores del lugar ubicado al sur del DF.

En un principio, según testimonio de la familia de la joven de 24 años, se intentó entregar el cuerpo de la mujer incinerado, pero gracias a que se movilizaron lograron que no se llevara a cabo, y se descubrió que la causa de la muerte no era un supuesto paro cardiaco, el cuerpo presentaba golpes que mostraban que había sido atacada.

Autoridades capitalinas comenzaron a dar seguimiento al caso, a petición de la familia afectada, y desde el mes de noviembre se ha comenzado a detener responsables, uno de ellos Marco Antonio Ochoa, pareja de Angélica, quien presuntamente fue quien la asesinó.

También la gerente de Liverpool ha sido detenida y el representante legal del lugar, acusados por encubrimiento. En el mes de enero se informó que por la misma acusación, Mariano Espinosa Morales, médico de profesión recibió auto de formal prisión.

Espinosa Morales certificó en noviembre que Angélica murió por causas naturales y así tratar de librar de responsabilidades a Liverpool, la investigación mostró que la joven había sido asesinada. Ciudadanos han lanzado una campaña de boicot en contra de la tienda departamental que trató de encubrir un feminicidio en sus instalaciones.

 

¿Crimen pasional?

También en enero el caso del asesinato de la psicóloga y modelo, Carmen Yarira Esparza Noriega, quien fue hallada en la cisterna del edificio donde vivía en la delegación Cuauhtémoc, fue determinado por las autoridades como un crimen pasional.

La joven de 27 años se encontraba desparecida desde enero del 2014, pero fue hasta el 23 de diciembre, meses después, que fue hallada en el lugar donde vivía. Hasta el momento no se sabe de ningún responsable, pero las autoridades del DF ya han determinado que se trató de un asunto con alguna pareja.

 

Decapitada en Iztapalapa

El 28 de enero, elementos de la Secretaría de Seguridad Pública del DF hallaron en la colonia Barrio San José, en Iztapalapa, un cuerpo femenino decapitado y cercenado dentro de una hielera y un costal.

Una llamada anónima alertó de los restos que se encontraban en la calle. Hasta el momento no se ha dado a conocer la identidad de la mujer que fue asesinada.

 

Desarma a policía y lo asesina

En la delegación Benito Juárez, un policía capitalino fue asesinado por un joven que lo desarmó, y con su propia arma fue ejecutado.

Del agresor que conducían una motocicleta no se supo nada, aunque se dio a conocer que el policía detuvo al asesino para realizar una revisión al vehículo.

 

Ejecutado frente a kínder

El 12 de enero, un hombre que se encontraba estacionado frente a un kínder en la delegación Azcapotzalco fue ejecutado justo a la hora del ingreso de los niños al centro escolar.

Según la reconstrucción de los hechos de las autoridades, la víctima estaba en su vehículo cuando otra persona se acercó y le disparó a quema ropa.

 

La vida por un celular

El 23 de enero, un estudiante del Instituto Politécnico Nacional fue asesinado en la colonia Reynosa Tamaulipas, en Azcapotzalco, luego de que una persona tratara de arrebatarle su celular.

La víctima, Efrén Franco Rangel de 20 años,  al poner resistencia recibió dos balazos y perdió la vida.    

 

I.

Inicio 2015, uno de los años más importantes en toda la Historia de Nuevo León. El año donde se realizarán las elecciones para renovar la gubernatura y casi todos los puestos de elección popular, el año donde la efervescencia social por un cambio puede tomar muchas rutas, después de 5 años de gobierno de Rodrigo Medina de la Cruz -quien colocó en su despacho un gran retrato del autoritario Gral. Bernardo Reyes como inspiración- y del grupo político–empresarial que ha dominado el estado. Años de dolor para la población por la fallida gestión de la guerra contra el Narco, años que suman unos 5 mil asesinatos y unas 10 mil desapariciones, cientos de miles de personas víctimas de extorsiones y secuestros, muchas de ellas a las que les fueron arrebatadas casas y terrenos producto de años de trabajo, miles de empresarios que perdieron sus negocios por la crisis económica producto de la baja del consumo. 5 años en que el estado acumula una deuda pública de más de 100 mil millones de pesos y donde la corrupción, de la mano de la impunidad, ha sido paradigma de gobierno. Termina un periodo donde, hay que decirlo, el gobierno ha sido efectivo en sus multimillonarias campañas de publicidad, campañas publicitarias que incluyen el uso de actrices y deportistas, campañas que han convencido a muchas personas de que ya no existe la violencia y de que Nuevo León es un modelo a nivel nacional aunque la realidad sea muy otra. Será un año histórico donde la batalla principal se dará en los primeros seis meses y, ante la previsible compra del resultado electoral, la batalla de resistencia se dará en los últimos seis meses buscando que no tome posesión el gobierno.

II

La lucha de la Sociedad Civil en Nuevo León -en la calle, en los tribunales y en lo electoral- se intensificó durante enero y comienza a tomar proporciones de un gran Movimiento Social. El año abrió con el tradicional piñatazo que el colectivo Únete Pueblo hace desde 2013 donde se destruye una imagen del Gobernador Rodrigo Medina afuera del Palacio de Gobierno estatal, también el día 5 el mismo colectivo hizo una clausura simbólica del Tribunal Electoral Estatal por actuar de manera parcial a favor del Gobierno del Estado y no sancionar el uso de recursos públicos en campañas. En la primera semana del año arreció el enfrentamiento entre colectivos ambientalistas y el Congreso del Estado por la intención de este último de destruir un área verde para construir un estacionamiento a un costado de la sede legislativa, entrando en crisis el día 5 donde los grupos civiles instalaron un plantón permanente para salvar el parque, acción que fue rápidamente apoyada por miles de personas que acudieron a firmar de respaldo a la acción, durante los días que duró el plantón hubo cine al aire libre, música y platicas ambientalistas abiertas a todo el público, en la tercera semana el Congreso de Nuevo León tuvo que dar marcha atrás a la construcción del estacionamiento, la sociedad civil triunfó… por ahora. El día 7 el colectivo Caminemos Juntos y vecinos del Barrio Antiguo en Monterrey realizaron una caminata nocturna con linternas en protesta por que las calles no contaban con alumbrado público, lograron que el municipio lo encendiera aunque los vecinos no se salvaron de algunas intimidaciones. El día 11 de Enero Fuerzas Unidas por nuestros Desaparecidos en Nuevo León recordó el 4o aniversario de la Desaparición de Roy Rivera Hidalgo, en el acto se colocaron en la Plaza de los Desaparecidos más nombres de víctimas y se cambió la nomenclatura de las calles en la esquina de la plaza por nombres de personas desaparecidas. El 14 de enero la Red de Periodistas del Noreste realizó una protesta, en el Monumento a la Libertad de Expresión, en Monterrey, por la desaparición de Moisés Sánchez, foto periodista veracruzano. El 16 de enero el llamado Congreso Nacional Ciudadano, del activista conservador Gilberto Lozano, realizó una sesión ciudadana afuera del Congreso Estatal donde se expusieron algunas de las problemáticas de Nuevo León. El 25 de enero se realizó la primer “Rodada Negra por las y los Desaparecidos” donde unas 60 personas rodaron unos 30 kilómetros de la Plaza Colegio Civil a la casa de la familia Rivera Hidalgo y el lunes 26 se realizó una marcha en apoyo a la 8ava Jornada Global por Ayotzinapa, marcha encabezada por familiares de personas desaparecidas y a la que acudieron unas 800 personas. El 22 de enero distintas organizaciones civiles emitieron un desplegado en medios de comunicación donde exponían a Enrique Peña Nieto y a Rodrigo Medina de la Cruz las 12 razones (técnicas, económicas, ecológicas y sociopolíticas) para que sea detenido el proyecto Monterrey VI que ya es catalogado como “el robo del siglo” y han llamado a la población a tomar la ofensiva hasta lograr la cancelación del proyecto.



El día 28 de enero familiares de las victimas fallecidas en el ataque al Casino Royale denunciaron que habían sido robadas 36 de las 52 cruces que se mantenían en el inmueble para recordar a sus familiares. Ese mismo día 28, dos estudiantes de la Escuela Normal Rural “Raul Isidro Burgos” de Ayotzinapa, Guerrero llegaron a la ciudad de Monterrey para realizar encuentros con organizaciones sociales y difundir la palabra de las víctimas de la masacre de Iguala. Muchas de las reuniones han sido privadas, en cuanto a los actos públicos se dio uno muy emotivo, el día 29 en la Plaza de los Desaparecidos, donde se hermanaron luchas con familiares de FUNDENL donde se acordó, al intercambiar las fotos de sus respectivos seres queridos “Les entregamos a nuestros familiares, búsquenlos, nosotros nos quedamos con sus familiares, los buscaremos. De Norte a Sur, Ayotzinapa y Nuevo León un solo corazón”. Hubo actos públicos también en la UANL y en la popular Colonia Tierra y Libertad, la visita continuo en los primeros días de febrero donde visitarán, de manera sorprendente, las privadas TEC de Monterrey y UDEM. El viernes 30 de enero recibimos la noticia de un gran triunfo de la Sociedad Civil organizada: la lucha legal que encabezo Arthemisas por la Equidad A.C. durante 3 años contra el Gobierno Federal y el gobierno de Nuevo León para obligarlos a que investiguen el aumento de feminicidios y tomen medidas para detenerlo se resolvió a favor de la población, a pesar de la oposición de la titular del Instituto Estatal de la Mujer. Todo el proceso por el cual se negó la declaratoria de “alerta de género” deberá ser repuesto; los números actuales, en cuanto a victimas, son peores que los de hace 3 años y el Gobierno Estatal estará contra la pared en los próximos dos meses.

Desde la arena electoral y, de manera sorpresiva, se registró como candidata independiente a la Gubernatura la Lic. Silvia Ordoñez, ella trabaja como intendente en el municipio de Gral. Escobedo pero cuenta con participación en movimientos sociales, además de tener una maestría en Economía, esta pre candidatura refrescó la justa electoral y ha despertado la simpatía de la población harta del bipartidismo, es muy complicado que pueda reunir las 102 mil firmas que requiere pero al menos comienza a ser visible como opción. En el mismo tenor, miembros de las organizaciones Rescatemos Nuevo León y Vía Ciudadana, lanzaron el movimiento por un Congreso Independiente; en él buscarán, ya sea de manera independiente o usando el registro de algún partido político ganar la mayor cantidad de escaños legislativos para de ahí poder controlar al poder ejecutivo y comenzar cambios de fondo en Nuevo León. Para completar el cuadro y, después de mucha insistencia por parte de las clases medias altas, el ex panista Fernando Elizondo aceptó postularse a la gubernatura por el partido Movimiento Ciudadano lo que, aunado a la candidatura independiente del ex priista Jaime Rodríguez Calderón podría generar un escenario donde los partidos mayoritarios pierdan una importante cantidad de votos.

III

Del lado del gobierno y sus esfuerzos por mantener el poder, la imagen emblemática del mes fue la de simpatizantes priistas usando los camiones de la militarizada Fuerza Civil, para aparentemente resguardarse de la lluvia durante el registro de la “candidata de unidad” del PRI a la Gubernatura Ivonne Alvarez, quien abandonó su puesto como Senadora de la República igual que había abandonado la presidencia municipal de Guadalupe en 2012 para competir por el Senado. A ese nivel, pero en el PAN, se abrió una contienda interna donde la alcaldesa de Monterrey, Margarita Arellanes, abandonó su puesto para competir por la designación en contra de Felipe de Jesús Cantú. Un total de 13 Diputados estatales han chapulineado en el Congreso, chapulines a los que la página http://votorazonadonl.com/ ha comenzado a dar un seguimiento puntual, tanto para exhibir su desempeño en sus puestos como para mostrar el uso de recursos públicos que han realizado. Se consumó la candidatura del Procurador, Adrián de la Garza, para la alcaldía de Monterey; un Procurador que se distinguió por haber hecho todos los esfuerzos posibles, con éxito, para que ningún funcionario fuera acusado de nexos con el narcotráfico, durante y después, de la explosión de la Guerra.

IV

Mientras las reuniones de vecinos se multiplican dentro de la colonia Centro y en la zona sur de la ciudad, otros vecinos de la zona de Apodaca bloquean calles en protesta por no estar pavimentadas y estudiantes de la Facultad de Contaduría Pública y Administración de la UANL logran, con protestas, que se reduzca el horario de salida de clases debido a la inseguridad. Mientras esto sucede va tomando forma el Foro Social Nuevo León y la Marcha de todas las Indignaciones

Todo esto mientras el día 4 y el 19 de enero reaparecieron las narcomantas en los puentes peatonales; en las primeras un grupo, al parecer priista acusaba a panistas de nexos con el narcotráfico y en las segundas el Cartel del Golfo deseaba un feliz año nuevo y reafirmaba que la plaza era de su propiedad. Asimismo el diario El Norte reporto un ataque a una fiesta en el municipio turística de Santiago donde un grupo de 16 jóvenes fue asaltado, las mujeres violadas y el dueño de la casa secuestrado.

PD El entorno nacional es de una conflictividad creciente: Ficrea, Ayotzinapa, Tlataya, baja del petróleo, perdida del peso, recorte al gasto público. Nuevo León no es ajeno a todo ello.



Los concursantes del ritual sangriento de las elecciones ya comienzan en Sonora y con él toda la simulación que envuelve a esa tradición. Las promesas falsas cuelgan en toda la posteria de la ciudad aunque los pendones sean ilegales. Los policías se dedican a perseguir a estudiantes que quitan las promesas falsas que cuelgan en los postes, mientras que la violencia del crimen organizado se dedica a aterrar con más fuerzas las ciudades de la entidad.

Sonora se prepara para quedar secuestrada por las campañas, por quedar enajenada e insensible por la realidad social y la violencia que crece día con día. En medio de estos juegos de la simulación una voz vuelve del pasado, la que reclama justicia ABC y aun no escucha la clase política, así como los empresarios aleados a ella.

 

Blinden los pendones

El lunes 26 de enero un grupo de estudiantes de la Asamblea General Estudiantil de la Universidad de Sonora salieron a las calles de Hermosillo para quitar los pendones de precampaña del ex alcalde panista, Javier Gándara. A un par de ellos los confronto un grupo de simpatizantes del PAN que llamaron a la policía. Las fuerzas del orden reprimieron a los estudiantes, abusaron de su fuerza, sacándoles armas de fuego a los estudiantes y sometiéndolos brutalmente.

Con celulares los estudiantes llegan a grabar los hechos y lo suben a Facebook donde la indignación corrió como pólvora. Por un par de horas no se supo el paradero de los estudiantes capturados por la policía y no fue hasta la madrugada del martes 27 que algunos profesores de la Universidad de Sonora pudieron entrar a verlos en una celda de la comandancia sur de la policía municipal de Hermosillo.

El martes 27 de enero los estudiantes son liberados sin pagar fianza debido a que es difícil que los policías comprueben que estos fueron quienes comenzaron atacarlos, mientras que el video que circula en las redes es una prueba de que los policías si cometieron abuso de autoridad. El discurso de las autoridades se centra en proteger a la hegemonía, a los partidos y sus candidatos. Así pues el alcalde anuncia que se blindara a los pendones de precampaña de todos los políticos porque para ellos es más importante mantener el discurso de la hegemonía que cuidar los derechos humanos.

 

Pero seguimos siendo un estado seguro

El discurso de los funcionarios en Sonora siempre ha minimizado la problemática de la violencia en la entidad. Es recurrente escucharlos presumir que estamos en un estado seguro y que en la frontera somos el menos violento, asumiendo que los asesinatos en los diferentes municipios de la entidad son aislados y controlables. Sin embargo estas creencias ahora se han estado viniendo abajo en los últimos meses y ahora con el estudio que presenta el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal ya se tienen pruebas de que algo no funciona bien en materia de seguridad en Sonora.

El estudio que anualmente presenta las 50 ciudades más violentas del mundo, en esta ocasión agrega a Ciudad Obregón dentro de ese grupo de ciudades aterrorizadas por la violencia. Obregón reporto en el estudio una tasa de 37.71 homicidios, ubicándose así como la ciudad numero 31 de las más violentas del mundo. Las otras ciudades de México que están en la lista son: Culiacán, Ciudad Juárez, Nuevo Laredo, Ciudad Victoria, Chihuahua, Tijuana y Cuernavaca. Ahora sí, el gobierno estatal no podrá presumir que Sonora no sea como Tamaulipas.

 

 

El canto de la sirena

 

Hacia las 10 de la mañana del 5 de febrero de 2014 la noticia era viral: un comando había secuestrado al reportero Gregorio Jiménez de la Cruz unas horas antes en su domicilio de Villa Allende, en Coatzacoalcos, Veracruz. La Red de Periodistas de a Pie y otras organizaciones pro libertad de expresión encendieron las alarmas en las redes sociales. Conforme transcurrían las horas y los días periodistas de América Latina compartían selfies en donde aparecían con el letrero #QueremosVivoaGoyo. Reporteros de Coatzacoalcos salieron a las calles a marchar, incluso dos veces por día, para reclamar la búsqueda de su compañero. La presión internacional apuntaba al gobernador Javier Duarte de Ochoa. Durante su mandato, que empezó el primero de diciembre de 2010, habían sido asesinados nueve periodistas. Desde las redes sociales se mantenía la esperanza de salvar a Gregorio de convertirse en la décima víctima fatal de la censura en Veracruz.

 

***

 

Periodista del sur de Veracruz: “Nosotros queríamos salir a buscar a Goyo pero esto es una boca de lobo”.

 

* * *

 

Cuando oía el canto de la sirena, Gregorio Jiménez de la Cruz dejaba de hacer lo que estaba haciendo, agarraba su cámara fotográfica y montaba su motocicleta Aprissa. Salía a perseguir una patrulla o una ambulancia por las calles de Villa Allende (un suburbio obrero del municipio de Coatzacoalcos, al sur de Veracruz, en la costa del Golfo de México). Al final del camino aguardaba su recompensa: un choque con heridos o muertos, un cadáver flotando en la playa, el charco rojo de una balacera.

 

Gregorio disparaba su cámara EOS Reflex Canon antes de que los agentes recogieran los cuerpos o pisotearan la sangre. Conversaba con los policías y se enteraba de nombres y hechos. Treinta o cuarenta minutos después llegaban los periodistas. Era demasiado tarde para ellos: los cuerpos sin vida ya estaban en bolsas y se les había escapado la fotografía. Pero ahí estaba ese hombre grueso y taciturno, de cabello crespo y bigote recortado, dispuesto a compartir las imágenes de su cámara sin pedir nada a cambio.

 

Los reporteros de nota roja difícilmente llegaban a tiempo a Villa Allende. Hay que montarse en una lancha para cruzar el río Coatzacoalcos o dar un rodeo hasta el puente del mismo nombre, pero es un puente impredecible, que cierra sin previo aviso por mal clima o reparaciones. Ahí, junto a la patrulla o la ambulancia, aparecía este fotógrafo de bodas con las mejores imágenes en la memoria de su cámara.

 

Esa historia llegó a los oídos de Ernesto Malpica, director del diario de nota roja En la Red. Le hacía falta un reportero en Villa Allende, un barrio de unos 25 mil habitantes que había sido un pueblito de pescadores hasta 1967, cuando se instaló la planta petroquímica de Pajaritos. En 1982 se sumaron dos plantas más, Morelos y La Cangrejera. A pesar de convertirse en un polo petroquímico nacional, Villa Allende seguía en la miseria. Una buena parte de sus calles carecía de agua corriente, drenaje, energía eléctrica, pavimentación y alumbrado público.

 

Yo soy fotógrafo, no sé escribir”, confesó Gregorio cuando lo invitaron a ser corresponsal de En la Red y su diario asociado, el Liberal del Sur.

 

Los directivos de el Liberal asignaron al reportero José Alfredo Estrella para que lo capacitara. Durante tres meses ambos cubrieron los sucesos policiacos, cada uno por su lado, y se encontraban por la tarde en un cibercafé a redactar su información.

 

Estrella le decía que sus notas estaban de cabeza: en las primeras líneas aparecían comentarios y opiniones personales y, relegados al final, los datos duros: los nombres de los heridos y los muertos, las fechas. Estrella le enseñó la pirámide invertida —lo más relevante al principio— y las seis preguntas que debía responder: qué, quién, cuándo, dónde, cómo y por qué.

 

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Muchos hubieran querido silenciar a Gregorio Jiménez de la Cruz. Empresarios, líderes sindicales y secuestradores se sintieron incómodos por sus notas.

 

Villa Allende transitó de la delincuencia común a la sofisticada industria del plagio. Cuando Goyo inició su carrera, sus notas trataban sobre pleitos de borrachos, ahogados en la playa, pequeños robos. Pero el sexenio de Felipe Calderón (2006-2012) y los dos primeros años de Enrique Peña Nieto (2012-hoy) vieron un acelerado crecimiento de lo que el gobierno dijo combatir: la delincuencia organizada, el narcotráfico, los homicidios y las extorsiones. En el sur de Veracruz cualquier persona era secuestrable: médicos, ingenieros petroleros, comerciantes, niños, estudiantes, taxistas y transmigrantes centroamericanos. Gregorio lo reportaba en sus notas.

 

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El 5 de febrero de 2014, Gregorio despertó a las 6:15 de la mañana. En unos minutos estaba al volante de su Chevy Monza blanco. Condujo al Colegio de Bachilleres de Veracruz (Cobaev) en donde dejó a uno de sus hijos y luego llevó a uno más a la secundaria. Volvió a casa a desayunar.

 

A las 7:15 de la mañana una camioneta gris con franjas negras frenó delante de la vivienda de Lerdo 111, que no ofreció resistencia al ingreso de cinco hombres encapuchados y con armas: en lugar de puerta había un plafón de lámina sobrepuesto.

 

¡Él es el fotógrafo!”, gritó uno de los atacantes. Otro lo encañonó en la cabeza y un tercero lo amagó con un cuchillo en el abdomen. La escena la atestiguaban Carmela Hernández, esposa del periodista, y sus hijas Cindy y Flor.

 

Flor de Alhelí encaró a uno de los hombres.

 

¡No le hagan nada a mi papá! —pidió.

—No te preocupes, somos los efectivos, no le va a pasar nada —la tranquilizó uno de ellos.

—¡Quítale la cámara, quítale el rollo, quítale el radio! —gritó otro.

 

Carmela supuso que se trataba de un robo y suplicó que no los lastimaran. Gregorio entregó su Nextel pero alcanzó a ocultar la cámara. Uno de los asaltantes le esposó las manos. Lo subieron a la camioneta y desaparecieron por la calle Gutiérrez Zamora. El secuestro duró menos de cuatro minutos.

 

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Periodista del sur de Veracruz: “Cuatro días antes de ser privado de su libertad, Goyo y yo platicamos sobre la psicosis que se había generado por el robo de niños. Goyo aseguró que no era una distracción, sino que el gobierno estaba bien cuadrado con la delincuencia organizada para que entrara a la ciudad”.

 

La hechura de un fotógrafo

 

A mediados de la década de 1990, la familia de Gregorio Jiménez de la Cruz había emigrado a Cancún en busca de prosperidad. Gregorio recorría las calles en su bicicleta y ofrecía sus servicios como reparador de radios y lavadoras. Si el defecto era menor, lo arreglaba ahí mismo con las herramientas que cargaba en un maletín.

 

La familia Jiménez se había instalado en la colonia Leona Vicario, un barrio obrero a una hora de distancia de la zona hotelera. Llegaron sin un peso, y no pasaron hambre gracias a la caridad de un vecino panadero que les regaló una bolsa de pan y los invitó al templo de la Iglesia adventista. Hasta que Goyo consiguió trabajo, su vecino les regalaba una despensa y algunas piezas de pan a la semana.

 

Gregorio alternó su oficio de radiotécnico con la reparación de postes de luz. Un día pasó por una casa de empeño y vio una Minolta de rollo. La compró a plazos y empezó a ensayar con sus hijos. Sus primeros retratos salieron sin cabeza. Persistió. Se acercó a una unión de fotógrafos, consultó a los colegas más experimentados y ofreció sus imágenes en pasquines de nota roja. Su primera credencial de la unión de fotógrafos se convirtió en uno de sus tesoros, que presumiría varios años después.

 

Cuando la familia empezó a ver una modesta bonanza en Cancún, las circunstancias los obligaron a volver a Villa Allende. El papá de Carmela se enfermó y requería los cuidados de su hija (otra versión familiar sostiene que el primogénito se involucró en un problema con la policía y tuvieron que huir). De vuelta a Veracruz, Gregorio se dedicó sólo a la fotografía de fiestas y reuniones sociales. Compró un caballito de madera para retratar a los niños. Su primer trabajo fueron las fiestas a la Guadalupana.

 

Lector de manuales, Gregorio aprendió a revelar en blanco y negro. Recubría su casita con lona e improvisaba un cuarto oscuro. Hizo la transición a la fotografía digital e invirtió sus ahorros en una EOS Reflex con lente de 300 milímetros y, en abonos, compró una motocicleta Aprissa de 12 mil pesos. Carmela y él montaban la moto y cubrían bodas, quince años y graduaciones escolares. Llevaban un burro pintado como cebra donde se retrataban los niños. Carmela imprimía las imágenes y las ofrecía de puerta en puerta.

 

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Periodista del sur de Veracruz: “Cuando llegó Fidel Herrera, los Zetas se apoderaron de la zona sur del estado. Primero se presentó el secuestro de comerciantes, después doctores, cobros de derechos de piso. Ahora van por los ingenieros y se meten a los complejos petroquímicos a sacarlos”.

 

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Gregorio temía sufrir represalias de Mari Sam, dueña de los restaurantes de lujo Piquitos y Brazao y una de las figuras más prestigiadas de la alta sociedad de Coatzacoalcos. El reportero había descubierto que una casa de seguridad, en donde fueron rescatados dos migrantes centroamericanos, le pertenecía a la señora Sam. Era su información exclusiva y había sido el único reportero en publicar la nota y una fotografía el 29 de noviembre de 2013. La firmó con su seudónimo, Pantera, en Notisur. En la declaración ministerial de Carmela Hernández se lee: “No recuerda quién le dijo a su marido [pero alguien] le dijo que se cuidara porque Mari Sam estaba preguntando quién había sacado la fotografía”.

 

Huí hasta que me agarró la noche”

 

Regina Martínez, corresponsal de Proceso en Veracruz, envió un testimonio a la organización Periodistas de a Pie: “La situación para el periodismo en Veracruz ahora es la peor en los últimos 10 años, completamente represiva con el gobierno de Javier Duarte […] La autocensura se ha extendido a raíz de los asesinatos, hay pánico en los reporteros y fotógrafos. Yo vivo el peor clima de terror”.El 28 de abril de 2012 fue estrangulada en el baño de su casa.

 

Cinco días después del asesinato de Regina, el 3 de mayo, aparecieron los cuerpos de tres fotógrafos: Gabriel Huge, de Notiver; Guillermo Luna, de la agencia Veracruz News, y Esteban Rodríguez, ex colaborador del diario AZ. También se halló el cadáver de Irasema Becerra, del área de publicidad de El Dictamen. Sus restos habían sido arrojados al drenaje del puerto de Veracruz en bolsas de plástico.

 

Daniela Pastrana, integrante de Periodistas de Pie, escribió el informe Veracruz, el miedo que silencia, en el que cuenta el caso de Miguel Ángel López, que buscó asilo en Estados Unidos. El 22 de mayo dio su testimonio en Austin: “Yo huí hasta que me agarró la noche”. Otro periodista de la entidad, ante la pregunta de “¿qué necesitan?”, pidió una pistola: “No es para defenderme, sino para que no me agarren vivo”.

 

El 7 de junio siguiente, para conmemorar el Día de la Libertad de Expresión, el gobierno de Duarte creó la Comisión Especial para la Atención y Protección de los Periodistas (ceapp) y convocó a una fiesta en donde rifó, entre otros regalos, cinco automóviles último modelo y 10 becas para un curso en España con todos los gastos pagados.

 

Víctor Manuel Báez Chino, editor de la sección policiaca de Milenio Xalapa, ganó uno de los automóviles. Pero no tuvo tiempo de estrenarlo. Lo secuestraron el 13 de junio y un día después apareció su cadáver.

 

Javier Duarte de Ochoa convirtió a Veracruz en una de las regiones más peligrosas del mundo para ejercer el periodismo. Durante su periodo han matado a 10 periodistas, desaparecido a otros tres y se han registrado más de 130 agresiones a la prensa. Duarte hizo su carrera política a la sombra del ex gobernador Fidel Herrera Beltrán, de quien fue secretario particular, y luego secretario de finanzas. Herrera Beltrán recibió una deuda pública de 3 500 millones. Esa deuda pasó a 34 mil millones de pesos al término de su mandato. En una corte de Estados Unidos, un operador de los Zetas declaró haber transferido 12 millones de dólares a la campaña para la gubernatura, acusación que Herrera desmintió. Unos meses después declaró a la prensa que el pri estaba “en la plenitud del pinche poder”.

 

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Periodista del sur de Veracruz: “En una reunión Gregorio mencionó que había hecho un organigrama del crimen organizado. Era muy específico en sus notas: mencionaba el grupo criminal y daba nombres”.

 

El manual de periodismo

 

Sus bolsillos casi siempre estaban vacíos. Los jueves y los sábados Gregorio Jiménez de la Cruz iba a Coatzacoalcos a cubrir la información policiaca. Se instalaba en el local de la Cruz Roja a esperar las llamadas de auxilio. Luego visitaba el reclusorio y el ministerio público para preguntar por novedades. Regularmente lo acompañaban dos reporteras, que se acostumbraron a empujar su Chevy Monza que casi siempre los dejaba tirados.

 

Gregorio deseaba que uno de sus hijos cumpliera sus planes de estudiar robótica. Quería darles las oportunidades que a él se le había negado. A Gregorio Jiménez y a sus tres hermanos los había sostenido su abuela lavando ajeno. A los 16 años Goyo era padre de Luis Alberto y pronto llegaron Sandy Bell y Cindy. Una tarde, Gregorio había salido a entregar unas bocinas recién arregladas a un domicilio de Villa Allende. De vuelta a su casa ya no había encontrado a sus hijos ni a su mujer.

 

La buscó durante meses. Su esposa se había instalado en Huimanguillo, Tabasco. Goyo fue por sus tres niños y se los llevó. Nunca volvieron a tener noticias de la madre. De regreso a Veracruz, Goyo cambió pañales y preparó mamilas solo.

 

Gregorio compraba la fruta en un local de la calle Bonampak. La hija de la dueña era una muchacha morena de 14 años. Gregorio la fue conquistando hasta que Carmela aceptó irse a vivir con él y adoptar a sus hijos como propios. Luis Alberto, Sandy y Cindy desde entonces la llamaron mamá. Gregorio le decía La Negra.

 

El matrimonio con Carmela le dio otros cuatro hijos: Flor de Alhelí, Gregorio de Jesús, Amílcar de Abraham y Suemi Aremí. La pareja había apostado por emigrar a Cancún. Habían conseguido una modesta prosperidad pero un imprevisto familiar los había hecho volver a Villa Allende. En el camino, Gregorio se convirtió en fotógrafo y, ya cumplidos los 40 años, en periodista. Sus colegas lo recuerdan como un hombre taciturno y escrutador. A sus amigas las llamaba “linda” y a los hombres, “mal amigo”.

 

A sus hijos les enseñó que podían aprender cualquier cosa. Él mismo se ponía de ejemplo: no había terminado la preparatoria pero se había decidido a ser reportero. Lo había logrado con la ayuda de sus amigos, en especial de uno muy joven, vecino suyo, que le había regalado el Manual de periodismo de Carlos Marín. Gregorio leía un fragmento del manual, luego un pedazo del periódico y luego redactaba sus notas.

 

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Gregorio le dio seguimiento a un secuestro que tenía los rasgos de un ajuste de cuentas entre mafiosos: el plagio de Ernesto Ruiz Guillén, El Cometierra. Ruiz Guillén era uno de los dirigentes de la Confederación de Trabajadores de México (ctm, brazo obrero del pri). De acuerdo con los periodistas locales, los líderes de la CTM extorsionaban a los obreros de la construcción, que estaba en auge con la nueva planta petroquímica Etileno XXI. Los albañiles ganaban entre 1 200 y 1 500 pesos a la semana, y debían mocharse con 100 a 200 pesos con sus líderes sindicales para que los dejaran trabajar. El encargado de recaudar la extorsión era El Cometierra.

 

El 18 de enero de 2014 un comando de seis pistoleros a bordo de una camioneta gris trató de secuestrar a la cúpula de la ctm en Villa Allende, Roberto Nasta, Leonardo Mendoza y Ruiz Guillén. Los dos primeros escaparon, pero a Ruiz Guillén le dieron dos balazos en las piernas y se lo llevaron. Gregorio publicó dos notas sobre este secuestro. Según sus colegas, Goyo estaba tras la pista de esos secuestradores. Esos mismos reporteros refieren que El Cometierrase había enemistado con el jefe de la plaza de los Zetas porque “le había rascado” a la cuota que debía entregarle a la mafia.

 

Los cimientos

 

Gregorio Jiménez de la Cruz desayunaba de pie en la barra de la cocina. Se había impuesto una norma: tomaría los alimentos de pie hasta que su casa estuviera terminada. Le faltaba acabar la cocina, poner las ventanas y gestionar la introducción de agua y drenaje. Anhelaba instalar una tina y nunca más bañarse a jicarazos.

 

A la vuelta de Cancún había comprado un predio irregular y levantó una tienda de lona con paredes de lámina de zinc y sembró rosales a la entrada. “Su vivienda estaba construida con bolsa negra de basura y cartones sobre un terreno pantanoso en donde salían víboras venenosas y en ocasiones cocodrilos”, me contó uno de sus amigos. Esa casa se inundó y se echó a perder. Gregorio se afanó en construir una de cemento. Empezó por levantar dos cuartos con techo y piso firme. Cada mañana, la familia acarreaba agua de un pozo.

 

Goyo ganaba unos 3 500 pesos al mes de su trabajo periodístico. Sus patrones en los diarios Liberal del Sur, En la Red y Notisur lo consideraban un “corresponsal”, una palabra elegante para disfrazar un abuso: Gregorio no tenía salario en ninguno de esos diarios, sino que cobraba a destajo: 20 pesos por cada nota publicada en Notisur —en donde su trabajo tenía más demanda— y 50 pesos por las colaboraciones en el Liberal y En la red, pero en estos diarios le habían puesto el límite de 15 colaboraciones al mes.

 

Ninguno de sus empleadores le daba seguridad social. Después de una insistencia de meses, Notisur le concedió 750 pesos quincenales para sus autobuses. Para colmo, Gregorio debía llevar una meticulosa contabilidad de sus notas publicadas porque sus patrones le esquilmaban unos pesos por aquí y por allá.

 

—Papi, ¿por qué si no le pagan completo no se sale de ahí? —le preguntaba uno de sus hijos.

—No es tanto por lo que me pagan sino porque a mí me gusta. Es la adrenalina que se siente —respondía Gregorio.

 

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Periodista del sur de Veracruz: “Nuestros jefes nos dijeron que éramos unos pendejos, porque mientras los periódicos chiquitos se beneficiaron con lo de Gregorio, nosotros no habíamos negociado ni un convenio de publicidad con el gobierno del estado”.

 

Periodistas en misión

 

Nos reunió la rabia. Un día antes la noticia estremeció al gremio periodístico: el cuerpo sin vida de Gregorio Jiménez de la Cruz había aparecido en una fosa clandestina, decapitado y con huellas de tortura. Era el décimo periodista asesinado en Veracruz en el gobierno de Javier Duarte.

 

La noche del 12 de febrero de 2014 nos reunimos dos docenas de reporteros, editores y miembros de organizaciones de libertad de expresión en el departamento del cronista Alejandro Almazán, en la colonia Roma de la Ciudad de México. Sabíamos que debíamos protestar. Los compañeros de Goyo habían salido a marchar en Coatzacoalcos desde el 5 de febrero.

 

Acordamos convocar a un mitin en el Ángel de la Independencia el domingo 23 de febrero. La renuncia de Duarte a la gubernatura no generó consenso, así que nuestra principal demanda fue exigir garantías al ejercicio periodístico en Veracruz, además del esclarecimiento del crimen. Nos parecía un engaño la hipótesis de la procuraduría veracruzana, que había sugerido que la muerte de Goyo se reducía a un conflicto vecinal sin relación con su trabajo informativo.

 

Esa noche se gestó un breve pero fructífero colectivo en demanda de justicia para Goyo al que llamamos “Prensa, No Disparen”. Sus dirigentes fueron las mujeres que siete años atrás habían fundado la Red de Periodistas de a Pie. Nos dividimos en comisiones: una de éstas se trasladaría a Coatzacoalcos a expresar su solidaridad con los periodistas del sur de Veracruz, cuyas marchas habían sido acosadas por halcones (vigilantes) del crimen organizado. Los directivos de los medios, además, los habían amenazado con despedirlos si se movilizaban.

 

Un grupo de 16 personas salimos la madrugada del 15 de febrero hacia Coatzacoalcos. En el camino acordamos poner a prueba nuestra hipótesis de que el asesinato se debía al trabajo periodístico de Gregorio y elaborar un informe del caso. Nos registramos en un hotel en donde, nos dijeron nuestros colegas, no seríamos espiados. Desde esa tarde recabamos testimonios. En tres días nos entrevistamos con unos 60 periodistas, además del fiscal de la investigación, Enoc Maldonado, la presidenta de la CEAPP, Namiko Matsumoto y la viuda y una hija de Gregorio Jiménez.

 

Los periodistas nos dijeron que los acosaban policías municipales, estatales, elementos de la Marina y pistoleros de los cárteles. Los más cercanos a Gregorio temían que cualquiera de ellos pudiera ser el próximo blanco. Se jugaban la vida al hablar con nosotros. Para proteger su seguridad, recogimos sus testimonios sin grabadora y sus nombres se codificaron al azar.

 

De regreso al DF, el mitin en el Ángel de la Independencia fue un éxito. Cientos de personas se solidarizaron con decenas de reporteros, desde jóvenes veinteañeros hasta la escritora Elena Poniatowska, que dirigió un mensaje. Periodistas se manifestaron en unas quince ciudades del país. La sorpresa llegó al otro día: la mayoría de los diarios nacionales ignoraron la jornada de movilizaciones.

 

El grupo que había ido a Coatzacoalcos se reunía una vez a la semana a discutir sus hallazgos. El 19 de marzo presentó un documento de 84 páginas en el Museo Memoria y Tolerancia, Gregorio, asesinado por informar. Ahí sosteníamos que la procuraduría veracruzana había ignorado las pruebas que ligaban el homicidio de Gregorio con sus investigaciones periodísticas. Este reportaje está en deuda con dicho informe.

 

Volvimos a Coatzacoalcos el 27 de abril. María Idalia Gómez y Pepe Jiménez impartieron talleres sobre protocolos de seguridad a 24 reporteros. La jornada transcurrió sin sobresaltos hasta que les presentamos el informe. Hablar de Gregorio, de la crueldad del crimen, de los asesinos y sus encubridores, tocaba los nervios de nuestros colegas. Recuerdo el llanto de uno de ellos, reportero de nota roja. Yo soy el que sigue, dijo, no nos dejen solos.

 

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Periodista del sur de Veracruz: “Me llegó el rumor de que a Goyo le cortaron la lengua, ¿cómo se interpreta esto? Estoy temerosa. No sabemos si fue sólo contra él o si van por otros”.

 

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El Cometierra y Gregorio fueron víctimas de la misma banda criminal. Sus cuerpos aparecieron en fosas contiguas. Pero en las semanas inmediatas a la muerte de Gregorio la Procuraduría General de Justicia de Veracruz impulsó la teoría del conflicto vecinal. La autora intelectual del crimen, sostenía la fiscalía, era su vecina Teresa de Jesús Hernández, dueña del bar El Palmar.

 

Gregorio había contado en una noticia que, afuera del bar, un hombre había sido apuñalado. Al otro día, el vendedor de periódicos se había parado frente a El Palmar y gritó: “¡Extra, extra!, ¡apuñalan a borracho en cantinucha de mala muerte!”. Teresa de Jesús se había enfurecido tanto que contrató a un comando armado para que secuestraran y mataran a Gregorio. Y le había salido baratísimo: 20 mil pesos.

 

Aunque parecía una broma, la procuraduría local se aferró a esta hipótesis durante tres meses. La teoría del pleito vecinal era armónica con el resto de las indagatorias sobre atentados a periodistas: sus muertes nunca tenían relación con su trabajo periodístico. La procuraduría de Duarte podía admitir conflictos pasionales, robos, incluso que los reporteros estuvieran coludidos con las mafias. Pero que hubieran sido silenciados por su trabajo informativo, jamás.

 

La procuraduría era superficial incluso en la indagatoria de su propia hipótesis. Las diligencias apuntaron a que Teresa de Jesús en efecto tenía una relación cercana con el crimen organizado. Su yerno era Sergio Servando Montalvo, ex mando policiaco del municipio de Hueyapan, que devino en jefe regional de los Zetas. El fiscal Maldonado reconoció: Curiosamente en Hueyapan es donde el yerno de Teresa fue inspector de la policía municipal y una vez que salió de la policía se dispararon los secuestros. La mayor parte de los plagios se realizan en Coatzacoalcos y se cobran en Hueyapan”. Esta declaración se lee en la página 52 de Gregorio, asesinado por informar.

 

Gregorio Jiménez y Teresa de Jesús fueron parientes políticos. Raúl, hermano de Teresa, fue pareja de una hija de Gregorio. Tras la separación tuvieron conflictos por la manutención de los hijos. Una tarde, Teresa había bebido cervezas, irrumpió en casa de Gregorio y lanzó gritos y empujones: ¿Recuerdas la nota que sacaste? ¡Te la tengo guardada, conozco a los Zetas y te voy a pegar de plomazos!”. Gregorio sabía de la relación de Teresa con Servando y optó por la paz. Promovió ante el Ministerio Público una audiencia de reconciliación y los dos firmaron un acta en la que prometían no agredirse. Teresa le pagó 600 pesos por las macetas que había roto.

 

Las zonas de silencio

 

Si algo me llega a pasar, ahí les dejo el encargo de que aboguen por mí”, le pidió Gregorio a dos reporteras unos días antes de su muerte.

 

En los crímenes de la mafia los cuerpos son un mensaje. Gregorio fue torturado, decapitado y mutilado. Su crimen pertenece a la estrategia para imponer zonas de silencio. Porciones del territorio nacional viven bajo regímenes de terror: cualquier profesionista, comerciante, pequeño propietario puede ser la próxima víctima de secuestro, extorsión y homicidio. Las mismas bandas del crimen organizado que explotan a la población son las que financian las campañas de los políticos.

 

La zona de silencio requiere callar a la prensa: ataques con granadas a las redacciones de los periódicos, desaparición forzada de periodistas, éxodos de reporteros amenazados son el complemento de este terrorismo de narcoestado. Cuando se establece una zona de silencio, la narcopolítica resuelve los conflictos con la desaparición y la muerte.

 

Gregorio Jiménez de la Cruz se jugaba la vida a 20 pesos por nota. Se levantaba antes del sol y enviaba unas ocho notas al día. Cuando sus textos tocaban temas peligrosos, su editora le quitaba las huellas de su estilo y eliminaba su firma. Era su manera de protegerlo.

 

El 28 de mayo de 2014, el procurador de Veracruz Ángel Bravo ofreció una conferencia de prensa. La policía ministerial, dijo, había tenido acceso a las imágenes de los teléfonos celulares de los inculpados por el crimen de Gregorio. Las fotografías confirmaban que los seis detenidos en efecto mataron al periodista, pero además plagiaron al Cometierray a una niña que había sido liberada y cuyo plagio Goyo también reportó.

 

Bravo reconoció por primera vez que el móvil del asesinato pudo haber sido el trabajo periodístico de Jiménez de la Cruz. Sostuvo tres hipótesis: se mantenía el móvil del conflicto vecinal; se admitía que el crimen era para silenciarlo por su trabajo informativo, o una combinación de las anteriores.

 

Pero ni las movilizaciones nacionales por Goyo detuvieron la censura criminal en Veracruz. El 2 de enero un comando secuestró al periodista Moisés Sánchez Cerezo, editor del periódico La Unión en el municipio de Allende. Alejandro Almazán escribió: Moisés había denunciado corruptelas en el municipio y, ante la violencia que azota al pueblo, había organizado patrullajes vecinales. Tres días antes de su desaparición un hombre lo visitó para decirle que el presidente municipal, Omar Cruz Reyes, había advertido que ‘le daría un susto’”.

 

Los periodistas se reagrupan de nuevo. Además de reclamar la presentación con vida de Moisés, exigen que se retire a Xalapa la edición mexicana del Hay Festival. Surgido en el Reino Unido, el Hay convoca a decenas de escritores y periodistas en distintos países “para imaginar el mundo como podría ser”. En Xalapa, sin embargo, Javier Duarte lo aprovecha para lavarse las manos y aparentar un clima de libertad intelectual al mismo tiempo que reporteros aterrorizados abandonan la profesión y huyen del estado. Pero así como algunos se van, otros entran al periodismo. Uno de los hijos de Gregorio me dice al teléfono que pretende seguir los pasos de su padre. Otra más me cuenta que va a estudiar comunicación. Y un tercero trabaja ya en un periódico. A pesar del miedo y la muerte siempre habrá mujeres y hombres que quieran contar historias y desafiar las zonas de silencio. //

 

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