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Buscarte en la obscuridad más intensa.

Hoy se cumple un año un día, de la desaparición de mi hermano José Ángel. 
 
Quiero agradecer a todos los que me acompañan en su búsqueda, a quienes me han brindado sus hombros y sus pañuelos, a quienes me han ayudado a sostener la sonrisa. Agradezco también a mi hermano José Ángel, quien fue el primer hijo de mi madre en trabajar por un salario, el primero en hacernos tíos, el primero en cantar borracho de alegría, en fumarse las penas, en arriesgar la cordura, el primero de la familia en manejar un automotor, el primero en conocer otros estados de esta agrietada república. A él le agradezco su ejemplo en el nomadismo real y espiritual, le agradezco que me deje ser su hermano mayor y que con estos golpes me haga entender lo que es la fraternidad y el coraje. 
 
Tu desaparición es la obscuridad más intensa que ha habido en la familia, en esa obscuridad te hemos buscado, en largas y desoladas carreteras, en pasillos taciturnos de oficinas de Estado, entre burócratas somnolientos, entre las risas de quienes le apuestan al olvido, entre perezosos uniformados, en los ojos lagañosos de funcionarios públicos y en el polvo de sus archivos. En esa obscuridad te buscamos porque con la complicidad de esa sanguinaria máquina fuiste desaparecido. 
 
No sé dónde estás, pero sé quiénes participaron para provocar tu ausencia. Le llaman “el narco” pero no es más que otra forma y disfraz de políticos corruptos, de patrones miserables, de nuestros explotadores y asesinos. 
 
En sus oficinas sin luz y en páramos desolados te buscamos, hermano, con la certeza de que te encontraremos. Lo haremos porque nuestro destino es reunirnos, es un destino que procede de una ley y frente a esa ley nada nos para. Lo digo con certeza porque tu desaparición, hermano, me ha hecho entender otra cosa: que Dios es la locura y en mi vida nunca he estado más cerca de ella.
 
Amor y locura han sido mis lámparas y las de tu familia en tu búsqueda, hermano, misma que nos ha unido enormemente. Mi madre se reconforta viéndote en sueños. Por las noches yo te escucho hurgar entre los trastes vacíos de la cocina, también te veo en mis pesadillas. Tu hermana Vero te busca, a veces llora, pero otras veces se le infla el pecho como con una máquina de vapor a punto de estallar de odio contra todos los cómplices de tu desaparición. Tu hermana Rosa, como todos nosotros, piensa en ti todos los días, no deja de rezar y pedir por ti como quien no tiene mas que la certeza de que tu regreso sólo será posible por la participación de un gigante. 
 
Tu padre y tu madre muestran la corteza de la que tú también estás hecho, y apacibles esperan, en cada azote de puerta voltean esperanzados y al ver el viento pasar se alegran y te sonríen. Al vernos llegar en tu lugar también se alegran y regresan su paciencia a sus rodillas. Juan también te busca y, por cierto, hace meses te encontró en los ojos de su bebé, nuestro nuevo sobrino recién nacido. 
 
Somos infatigables, loco, tarde o temprano nos veremos, no importa que nuestra marcha nos lleve a los tribunales del juicio final, ahí donde nos encontraremos con los judas y caínes de nuestra historia. No importa, nuestro destino es encontrarnos. Esas frías instituciones en donde te buscamos sólo pueden entibiarse e iluminarse con fuego, tal vez en nuestra vida no veamos nacer una Revolución, pero en cada braza que arde y que en nuestra marcha vemos, soplamos con todo nuestro aliento. No dejaremos de soplar en la cenizas. Ya verás, brother, si no somos nosotros, nuestros hijos harán una hoguera que brillará por la eternidad.
 
A quienes me han acompañado, a mí y a mi familia: GRACIAS. A todos aquellos que se han acercado y no han visto con los ojos de morbo un espectáculo para mirones, quienes no nos han apuntado con su dedillo miedosos y siniestro diciendo: “seguro desapareció porque en algo andaba”, a quienes cobardemente no nos han invitado a elaborar un duelo, a quienes no se han cobijado en el “a mí no me pasa por que ando bien”, a los que no han cerrado sus oídos y sus ojos para poder seguir bailando, sino que han entendido con nosotros que no estamos en un accidente sino que su tragedia es también suya, y está programada por oligarcas y poderosos, a ellos les agradezco su presencia.
 
Por ultimo quiero recordar, que José, hijo de Jacob, también fue vendido por quienes fueron sus caínes. Tal vez no nos quede corazón para perdonarlos como hizo el José de Jacob, pero tendremos suficiente corazón para no perder la felicidad y la alegría, propia y de los nuestros. Hermano, hoy más que nunca, estás entre nosotros.
 
Tu hermano 
Francisco 
 
Nota de la editora: Para más información sobre  la desaparición de José Ángel Rivera Silva, visita esta página que hizo su familia. 

Información adicional

  • Fecha del deceso, el encuentro del cuerpo o la desaparición: : 23 de noviembre del 2012

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