En Jalisco se decretó la Alerta de Género para salvaguardar la integridad de las mujeres y erradicar toda violencia en su contra; sin embargo, tras las primeras denuncias públicas sobre intentos de plagios y desapariciones, las autoridades optaron por minimizar la situación e, incluso, calificaron como falsos los testimonios que diversas mujeres escribieron en sus redes sociales para advertir que no se trataba de un rumor sino de una realidad que a ellas les tocó vivir en las calles de la Zona Metropolitana de Guadalajara.
En lo que va del año, en Jalisco se han presentado ante la Fiscalía General 454 denuncias por desaparición, 187 corresponden a mujeres. En este texto se presentarán diversos testimonios de mujeres sobrevivientes que narran cómo es que pretendían plagiarlas a ellas o a sus pequeños hijos, y cómo es que las autoridades se negaron a levantarles su denuncia porque consideraron que lo que pasó fue producto de su imaginación o porque al no concretarse su desaparición no hay existía delito que perseguir.
- “Es como la que buscamos”, el testimonio de Ana Karen (19 años).
Sábado 5 de marzo, 12:00 p.m., Guadalajara: Ana Karen, como muchos otros sábados, salió de tomar clases de inglés en la zona de Chapultepec. Ese día tenía que comprar material para uno de los cursos que toma en el Centro Universitario de Ciencias Exactas e Ingeniería de la Universidad de Guadalajara. Así que decidió bajar al centro de Guadalajara por la calle López Cotilla, a la altura de la escuela Alianza Francesa (entre las calles Robles Gil y Atenas) una camioneta Windstar negra con placas tapadas por una mica se le emparejó:
“De la camioneta se bajó un hombre joven que vestía pantalón de mezclilla, camiseta blanca y una gorra negra, era una persona normal. De pronto, me agarró de mi brazo izquierdo y después me tomó de la cintura para meterme a la fuerza a la camioneta. Me intentó meter y al hacerlo le dijo al otro hombre que estaba adentro: -Es como las que buscamos-”.
Ana Karen pensó que se la llevarían porque la calle estaba sola pero de pronto alguien gritó: ¡Hey, hey! y el hombre que la sujetaba la soltó rápidamente y se metió a la camioneta, la cual arrancó a toda velocidad. Ella, a pesar del desconcierto, intentó ver las placas del carro pero las micas que traía se lo impidieron, estaba desconcertada y llena de miedo. El hombre que ayudó a Ana Karen le dijo: -“Vete, vete”-, y ella caminó hacia la avenida Enrique Díaz de León buscando la ayuda de una patrulla o un policía, no había nadie.
Ana Karen llamó a su familia y decidió esperarla cerca del Templo Expiatorio, durante este tiempo jamás pasó ninguna patrulla. Al llegar su familia, acudieron a la Comisaría de Seguridad Pública. Ahí le tomaron algunos datos y le recomendaron presentar su denuncia en la Fiscalía General y llamar al 066 para que le generaran un número de reporte.
Ana Karen y su familia llegaron a las instalaciones que la Fiscalía General. Ahí las mandaron al archivo y les dieron un formato para que de puño y letra, Ana Karen escribiera lo que pasó. Ella lo escribió todo y después se lo entregó al funcionario en turno, éste le puso un sello y la fecha del día, luego le indicó que regresara en cinco días hábiles para darle alguna noticia. Sí, le dijeron que regresara en cinco días para ver sí le levantaban la denuncia porque el formato que ella llenó fue un acta circunstanciada de hechos, no una denuncia formal, lo que hubiese implicado que la autoridad le tomara su declaración.
“Fuimos a la Fiscalía y cuando llegamos sólo nos dieron un formato pero no nos dieron ningún tipo de orientación (…) Me parece que tienen un muy mal protocolo porque me dijeron que veían difícil que esto procediera porque no tenía el número de placas, porque nadie podría dar testimonio de lo que viví y porque cerca de donde pasó no había cámaras de seguridad para que a través del video se pudiera identificar a mis agresores. Me citaron en cinco días y eso fue lo único que me dijeron”, precisó Ana Karen, quien pese a la emisión de la Alerta de Género, la cual está vigente en Jalisco desde el 8 de febrero, no ve que se esté cumpliendo con la promesa del gobernador: “brindar seguridad a todas las mujeres”.
A Ana Karen se la intentaron llevar en plena vía pública del sábado 5 de marzo en la calle López Cotilla. Lo que ella vivió: “No es un FALSO mensaje de desaparición de mujeres que sólo buscan crear psicosis”, como aseguró mediante una publicación en la página de Facebook de la Fiscalía General de Jalisco. A ella le hubiese gustado que se tratara de una falsa alarma; sin embargo, la experiencia y la frase “es como la que buscamos” aún retumba dentro de su cabeza y le hace pensar que hay un patrón para llevarse a cierto tipo de mujer.
Ana Karen ha sido firme en su testimonio porque en las redes donde su mensaje se viralizó ha sostenido que es una joven universitaria que no tendría ninguna razón para mentir, incluso, ha contestado al mensaje que el alcalde de Guadalajara, Enrique Alfaro, subió su cuenta de Facebook donde aseguró que su Comisaría “no tenía reportes recientes de casos de intento de secuestro o levantón a mujeres”. Ella le relató su historia, no tuvo respuesta.
Ahora Ana Karen sabe por experiencia propia que los plagios o desapariciones de mujeres no son rumores sino realidad. Esto, lamentablemente, es su realidad y ella tomó valentía para escribir lo que le pasó en su cuenta de Facebook y desde ahí lo ha sostenido porque reconoce que ante esta violencia todos debemos cuidarnos y no minimizar los mensajes que otras chicas, como ella, suben para narrar la manera en que evitaron desaparecer.
La ratificación de su acta de hechos en la Fiscalía sucedió el 11 de marzo. Ese mismo día, el Fiscal General, Eduardo Almaguer, subió un video en Periscope invitando a las mujeres que fueron víctimas de hechos similares a presentar sus denuncias. Dos días antes había asegurado que estos mensajes eran creación del crimen organizado. Ahora ya cree en las palabras de las mujeres que inicialmente criminalizó.
- “Sube éste es el taxi que te mandaron”, el testimonio de Denisse
Lunes 7 de marzo, 11:00 a.m., Guadalajara: Denisse (19 años) al salir de la escuela decidió esperar su camión en la parada ubicada en el cruce de Avenida Américas y la calle de Morelos. Esta era una práctica habitual para ella porque después de clases acude siempre a trabajar.
Ese día, un taxi de sitio se acercó a la parada y le dijo: “Ven, sube este es el taxi que te mandaron”, Denisse no hizo caso porque no había manera de que alguien le mandara un taxi y menos en la parada del camión. Dejó pasar los comentarios del taxista hasta que éste comenzó a subir el tono de la voz y con groserías le ordenó que se subiera, ella siguió ignorándolo hasta que por el radio de la unidad escuchó la voz de otro hombre que le ordenó al taxista que si ella no se subía éste bajara por ella y la subiera a la fuerza.
Ignorar esto era imposible, así que cuando Denisse volteó al taxi su conductor estaba bajándose y se dirigía a ella: “Me quedé en shock porque era real lo que estaba pasando, así que mi reacción fue correr y meterme en una Farmacia Guadalajara que se ubica frente a la parada. Ahí me quedé. Las personas al verme me preguntaron qué me pasaba y yo les conté lo que me había dicho el taxista. Ellos salieron para ver si seguía ahí pero no estaba”.
Denisse tomó la decisión de marcar en ese momento al 066 para reportar lo que le había pasado y del otro lado de la línea de emergencia sólo encontró indolencia: “Llamé para denunciar el hecho a las autoridades y lo primero que me dijeron es que si eso no lo había imaginado. Después me dijeron que seguramente sí me habían mandado el taxi mis familiares pero yo no sabía. Yo lo que les dije es que si fuera así, ellos me habrían avisado”.
La llamada continúo y Denisse dio todos los detalles de lo que le había pasado pero en la línea de emergencias concluyeron su atención de la siguiente manera: “El intento de secuestro no es un delito y, por tanto, no podemos tomar tu reporte”.
La mezcla de indignación y coraje le quitaron a Denisse las ganas de ir a la Fiscalía General para decirles que lo que le pasó fue real y no sólo meros rumores de redes sociales. Ella espero dos días para ir a presentar su denuncia, lo hizo el miércoles 9 de marzo, un día después de que la Fiscalía en sus redes sociales presumiera su voluntad de defender los derechos de todas las jaliscienses por la celebración del Día Internacional de la mujer.
Denisse llegó para presentar su denuncia en las instalaciones de la Fiscalía, la desesperanza se apoderó de ella porque el ministerio público en turno sólo le entregó un formulario de acta de hechos para que ella escribiera lo que le había pasado pero antes le advirtió que como no tenía las placas del taxi ni el número del sitio sería muy difícil que su denuncia prosiguiera pero que eso le daban posiblemente se tomaría en cuenta.
“Todo quedó en eso en una acta de hechos de la cual ni siquiera me dieron un folio, nada. Yo me enoje mucho porque no sólo me negaron eso sino que también tuve que esperar horas para que llegara la persona que me haría el retrato hablado de mi agresor. Primero me dijeron que llegaría en 45 minutos, pasó una hora y media, y nada. Al final, el dibujante jamás llegó y sólo me dijeron que en unos 15 días me llamarían. Fue para mí una burla”.
Como el mensaje que el alcalde de Guadalajara, Enrique Alfaro, escribió en su cuenta de Facebook diciendo no tenían reportes de ninguna agresión como la sufrida por Denisse: “Yo vi una publicación de Alfaro y le respondí que era un completa burla porque para las autoridades mientras no proceda como tal la denuncia no hay delito pero nosotras podemos ir a levantar la denuncia pero de qué nos sirve si todo queda en una acta de hechos, ya que mientras no tengamos las pruebas suficientes no se procesará como denuncia y, por lo tanto, para ellos seguirá siendo un rumor”. El alcalde nunca contestó su mensaje pero sí realizó una rueda de prensa el 17 de marzo donde aceptó que sí eran reales los reportes de plagio y que en Guadalajara se concentraban 11 de las 19 denuncias.
“Si nosotras no tenemos las pruebas, ellos seguirán con la postura de que es un rumor y la gente también reaccionará de manera viral por las redes sociales de la misma forma. Si seguimos así no llegaremos a nada. Mi experiencia ya me ha puesto a pensar en cuántas actas de hechos hay de casos como el mío”, dice con firmeza Denisse, quien ahora sabe que esto que le pasó es algo que va más allá del rumor, ya que ella estuvo a punto de ser plagiada a plena luz del día. Las autoridades, no obstante, le dijeron que quizá lo había imaginado.
- “Hija, ahí viene el carro”, el testimonio de Elizabeth
Lunes 7 de marzo, 9:00 a.m., Zapopan: Elizabeth (27 años) trabaja en una clínica y ese día salió a realizar unos depósitos como muchas otras veces lo había hecho. Aprovechó su trayecto para comprar unos transvales (vales para pagar con descuento el transporte público) en las oficinas ubicadas en pleno centro histórico del municipio de Zapopan. Caminó por las banquetas estrechas con sus planillas de transvales, ese día el viento se las arrebataba de las manos. Enfocada en ello, sólo observó que un hombre se dirigía hacia ella, no le dio importancia e, incluso, se movió hacia los carros para dejarlo pasar.
“Al pasar el hombre a mi lado me agarró muy fuerte de mi muñera y me dijo: –Hija, ahí viene el carro-. Yo lo miré y jalé mi brazo hacía atrás, estaba muy asustada que no supe reaccionar porque en ese momento detrás de mí pasaron un par de policías de que los que andan en bicicleta y no pude decirles nada. Cuando este hombre vio a los policías me soltó: -Ay no te confundí, discúlpame-. En eso pasó un carro Jetta, color negro, y éste e subió”.
El shock y las pulsaciones sobre su muñeca le impidieron reaccionar, ya que Elizabeth había leído en las redes sociales historias como ésta y no es que no las creyera, sin embargo, pensó que esto no le pasaría: “Yo no supe cómo reaccionar en el momento, sé que pude decirles a los policías la manera en que hombre me agarró de la muñeca. Sé que ellos pudieron decirle que aclarara su confusión… Ahora sé que no estaba de más el haberlo dicho pero no pude hacer. Yo sé que no fue un error porque este sujeto me agarró con mucha fuerza”.
Elizabeth espera que se haga algo porque lo que vivió no fue un rumor: “Yo no sé por qué lo están negando o qué es lo que quieren ocultar cuando lo hacen. Todos debemos cuidarnos, no andar solas y andar en sitios con mucha gente aunque lo que me pasó a mí fue a plena luz del día y en un lugar donde había mucha gente”.
Ana Karen, Denisse, Elizabeth afortunadamente hoy pueden hablar de que todo quedó en un intento de plagio o desaparición. Su verdad y testimonio, más allá del optimismo institucional, nos deja entrever que las agresiones contra la mujer pese a la Alerta de Violencia no ha cesado; al contrario, se mantiene firme, ya que del 1 de enero al 29 de febrero de 2016, la Fiscalía recibió 187 denuncias por desaparición de mujeres y dijo haber encontrado sólo a 98 con vida y dos sin ella. Esto significa que en el año, 87 mujeres siguen sin regresar a casa, así que afirmar que lo denunciado por Ana Karen, Denisse y Elizabeth son rumores es una gran falta de responsabilidad en un estado que no sólo dice estar en una Alerta de Género sino que además registra un alto porcentaje de denuncias por desaparición de mujeres, 8 mil 368 desde el año 2006 hasta el 29 de febrero de 2016.
Sobrevivientes del intento de robo de sus hijos
Un hombre visiblemente golpeado y maniatado confiesa a la Policía de Guadalajara que forma parte de una red de robo de menores que opera en la zona oriente de la capital de Jalisco. Detenido por vecinos de la colonia Río Nilo cuando pretendía llevarse a un menor, éste declaró que esto lo realiza para un “un hombre pesado” que le daba 15 mil pesos por cada niño y que el destino de los menores era la ciudad de Monterrey. También confesó que días antes su cómplice había intentado arrebatarle un menor de seis meses a una mujer en la colonia Insurgentes. Hoy ambos hombres están presos.
- “Baje para ver qué le paso a su carro”, testimonio de Bárbara.
Miércoles 24 de febrero, 6:10 p.m., carretera a Zapotlanejo.- Bárbara (26 años) condujo de manera habitual por la carretera Guadalajara-Zapotlanejo. Paró para poner gasolina a su vehículo. Ahí se percató que unos hombres en una camioneta plateada con placas de Florida (Estados Unidos), la miraban. Esto se le hizo raro pero no reparó más en ello.
Pagó por el combustible y decidió seguir su camino rumbo a Zapotlanejo. En el carro viajaba con su hija de cinco años, la cual estaba sentada en el asiento del copiloto. La carretera, como es normal a esas horas, tenía un tránsito pesado. Desde su retrovisor observó que la camioneta gris había rebasado a varios vehículos hasta quedar justo frente a ella. Ahí se percató que los hombres comenzaron a mirarla por sus espejos laterales. Bárbara supo que algo estaba mal, así que subió sus vidrios y aseguró sus puertas.
“De pronto veo que estos hombres comienzan a echarse de reversa y golpean mi carro. Pensé en bajarme y pelearlos pero de esa camioneta bajaron cuatro hombres grandes. Uno de ellos que era muy moreno y bigotón, me dijo –bájate para que veamos qué le pasó a tu carro-. Yo me enfoqué en él pero luego me di cuenta que los otros dos hombres estaban intentando abrir la puerta donde estaba mi bebé. En ese momento me asusté muchísimo y comencé a decirle –No me voy a bajar, no le pasó nada a mi carro-“.
Los hombres, sin embargo, no se movían y le insistían que se bajara. Un taxista que estaba a un costado del carro de Bárbara la vio asustada y le gritó al hombre: “Ya cabrón avanza, te está diciendo que no le pasó nada, avanza”, los otros conductores secundaron su voz y comenzaron a sonar su claxón… Los hombres regresaron a su camioneta y comenzaron a avanzar muy despacio sin despegar sus miradas del carro de Bárbara. Ella también hizo lo mismo y anotó las placas, el tipo de vehículo y las características de los cuatro hombres.
“A la primera oportunidad me salí de la carretera cerca de un restaurante que se llama El Rodeo… por donde está una Bodega Aurrera. Ahí me esperé un rato, tenía miedo de bajar del carro… ahí supe que lo que querían esos hombres no era robarnos el carro sino a nosotras, a mi hija. Supe ahí que no eran falsos los mensajes que había visto de otras mujeres que en Facebook decían que esto estaba pasando”.
Al día siguiente, 25 de febrero, Bárbara, junto con su familia, acudió a la Fiscalía General a presentar su denuncia. Ellos tenían todo: placas, características de los agresores, color del vehículo, marca y pensaron que con esto sería suficiente pero pronto se dieron cuenta de que no era sí porque el ministerio público que los atendió les dijo: “Como no hay señales de violencia no podemos hacer la denuncia”.
“En la Fiscalía recibimos una pésima atención, ya que se atrevieron a decirnos que la denuncia no procedía porque yo no tenía golpes pero también porque no me habían llevado y que para que procediera me tuvieron que haber matado. Me da desconfianza su actitud es como si protegieran alguien. Yo no les mentí, lo que me pasó fue real”.
Tan real como golpe que aún mantiene en el taller el carro de Bárbara, tan real como el mensaje que dejó en Facebook para alertar a otras mujeres que, como ella, quizá no creían que esto fuese cierto. Tan real como saber que el lugar donde ocurrió su agresión es el que tiene que tomar diariamente y donde la Fiscalía le dijo que no existió delito alguno.
“Si no sueltas la mano de tu hijo, vas a valer madre”: testimonio de Yolanda.
Sábado 5 de marzo, 9:30 a.m., Zapopan: Yolanda (27 años) salió de su casa junto con su pequeño hijo de cuatro años para comprar lo que necesitaba para hacer la comida. Ambos caminaban por avenida Cruz de Sur y Patria hacia avenida Tabachines: “En la pura esquina de esas calles hay una Liconsa, la banqueta donde está es muy angosta y yo sentí a un tipo muy cerca de mí y lo que pensé es que no lo dejaba pasar, así que recorrí a mi hijo para darle espacio y que éste se pasara”. Pero el hombre no pasó sino que espero a que caminaran un grupo de adolescentes y le susurro unas palabras que aún estremecen a Yolanda: -Suelta la mano de tu niño que te lo voy a robar-.
“Me quedé congelada y éste sujeto me dijo otra vez lo mismo pero ahora con palabras ofensivas, ya que me dijo que si no lo soltaba iba a valer madre con él. Yo pensé en mi hijo todo el tiempo y en cuanto vi un espacio entre los coches corrí al camellón. Lo único que quería era ponerlo a salvo en la glorieta. Yo quería que si algo me pasara, él se quedará ahí”.
Yolanda no dejó de ver al hombre que la quería seguir, los carros que cruzaban le impedían a éste llegar hasta donde ella se encontraba con su hijo: “Cuando él me vio correr no pudo cruzarse porque venían más carros. Yo lo veía, él no hallaba la manera de cruzarse. Escuché que le gritó a alguien más: -¡Córrele wey, retórnate!-. Yo miré hacia atrás y ahí estaba estacionándose un choche negro en la esquina”.
Una señora que estaba detrás del hombre que amenazó a Yolanda con llevarse a su hijo, comenzó a gritarle: “Viejo puerco, viejo puerco”. Yolanda supuso que la señora pensó que la estaba acosando pero ese gritó lo hizo desistir: “Él volteó a la señora y regresó al vehículo y se fueron rápidamente con rumbo al Cerro del Tesoro. Yo recuerdo que era un carro Aveo en color negro… del nervio no pude ni ver las placas, incluso, si las hubiera visto seguro no las hubiera grabado… Lo que sí se me quedó en la mente es la imagen de este sujeto pues era un hombre gordo como de un metro con 80 centímetros, traía una gorra, una playera azul y usaba pantalón de mezclilla”.
Justo en la glorieta donde Yolanda se resguardo con su hijo existe un módulo de la policía municipal de Tlaquepaque pero ese sábado no había nadie, así que regresó al día siguiente con su esposo para contar lo que les sucedió: “Nos dijeron que si no teníamos las placas del carro no procedería la demanda pero que si quería fuera a declarar eso a la Fiscalía. Yo no tengo las placas del carro, no las vi y como no las tengo me dijeron que no se puede hacer nada”, señaló Yolanda con un terrible desconsuelo porque desde que esto le pasó tiene tanto miedo que ya no se permite salir a la calle con su pequeño hijo; por ello, tampoco ha querido presentar la denuncia porque temé que regresen a buscarla. Tiene miedo.
“Yo no soy alguien de dinero y entonces se descartan muchas posibilidades porque soy una más, ya que si esto le pasara a un familiar de alguien importante tomarían todas cartas en el asunto. Yo lo que quiero pedirle a las personas es que se cuiden porque supongo que esta gente elige al azar y esa ocasión nos tocó a mí y a mi hijo. No sé qué pasa en todos los casos que he visto en Internet pero el mío fue real, lo que nos pasó fue real”, se repite Yolanda para quien narrar lo que sucedió la mañana del 5 de marzo es doloroso y, a la vez, tiene un sentido terapéutico, como ella lo menciona: “hablarlo me hace sentir más tranquila porque sé que dando mi testimonio estaré aportando un granito de arena”.
La autoridad, a diferencia de los intentos de plagio de mujeres, no se ha manifestado en relación al robo de menores; sin embargo, la Fundación Nacional de Investigaciones de Niños Robados y Desaparecidos coloca a Guadalajara como una de las ciudades donde operan libremente las bandas “roba niños”. Esta Fundación estima que en México existen 40 mil niños desaparecidos. En el Registro Nacional de Personas Extraviadas y Desaparecidas sólo tienen el dato de 159 niños y adolescentes desaparecidos en Jalisco.
Esto fue Jalisco en marzo de 2016.