En los primeros días de octubre los hermosillenses despertaron sabiendo que entre sus vecinos ahora estaba Miguel Treviño Morales “El 40” jefe máximo de los Zetas que fue trasladado del Altiplano al penal federal de Hermosillo el 30 de septiembre. Esa mañana los locutores de las principales radiodifusoras locales pegaban de gritos y se jalaban los pocos pelos de la cabeza en desacuerdo de que el penal federal de mediana seguridad de la noche a la mañana se convirtió en un nuevo Puente Grande.
Fue hasta el 16 de octubre que los hermosillenses se enteraron, gracias a una nota publicada en primera plana de El Imparcial, que Treviño llegó acompañado con otros personajes del crimen organizado igual de peligrosos que él. Para esa fecha la indignación de los opinologos hermosillenses ya había bajado de nivel, ya no pegaban tantos gritos y menos se jalaban los pelos de la cabeza que tanta falta les hace.
Los otros reos de máxima seguridad que acompañaron a Treviño fueron: Abigael González Valencia “El Cuini” jefe financiero del Cártel Jalisco Nueva Generación, Diego García “El Teo” jefe de sicarios de los Arellano Félix, Jaime González Durán “El Hummer”, Lucio Hernández “El Lucky” fundador de los Zetas, Javier Garza “El Porron” o “Comandante 14” del Cartel del Golfo entre otros más cuyos nombres ya han inspirado a más de un corrido. El miedo con estos nuevos reos y con que de la noche a la mañana un penal de mediana seguridad se convirtiera en uno de alta esta en toda la actividad delictiva que se genera alrededor de un penal de alta seguridad con criminales como los grandes capos de los Zetas, el Cartel del Golfo y de JNG.
Durante el sexenio de Pádres, el Secretario de Seguridad siempre presumió que Sonora se cocía aparte en la región, que las olas de violencia de las otras entidades no se veían aquí. Pero ahora todo ese discurso se pone en tela de juicio, y que el penal de mediana seguridad se convierta en alta pone nervioso a más de uno que no quiere ver a los familiares y amigos de estos capos circulando por las calles de esta metrópoli perdida en el desierto de la confortable negación de la realidad de México. Sin embargo, la indignación de los líderes de opinión de los medios hegemónicos locales duro poco. Lo que el escándalo permitió en un principio, porque al final, digámoslo claro, las cárceles son un negocio y quien paga edita.
La visita de los padres de los 43
El imaginario del dolor nacional tiene dos números muy presentes, dos pases de listas de dos dígitos que le remueven las entrañas a más de uno y que les hiere en el alma a 92 padres de familia, 49 en Hermosillo, Sonora, y 43 en Guerrero. En los dos casos se hace responsable al Estado por violación de derechos humanos y por la vida de los bebes o normalistas muertos o desaparecidos, pero más que nada se acusa al Estado por obstrucción de la justicia.
En su momento la lucha de las madres y los padres de los 49 bebes calcinados en la guardería ABC el 5 de junio del 2009, movilizó a miles de sonorenses y mexicanos en todo el país; es más, aun en estas fechas anualmente se considera el 5 de junio un día de luto nacional por parte de la sociedad civil organizada y existen movilizaciones que piden justicia en todo México. A poco más de un año de la desaparición de los 43 normalistas de la normal Isidro Burgos de Ayotzinapa, Guerrero, sus padres no han dejado de buscarlos y junto con el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) han desmentido la supuesta “verdad histórica” que la PGR y el gobierno federal han querido dar para dar carpetazo a su caso. En el año de lucha que llevan los padres de los 43 normalistas desaparecidos, estos han recorrido el país e incluso han viajado fuera de él para dar a conocer las irregularidades e inconsistencias de la investigación oficial, así como han señalado la ineficiencia de la presidencia de la republica al momento de ser capaz de garantizar el respeto a los derechos humanos.
En la mañana del pasado 20 de octubre en Hermosillo, Sonora, en las instalaciones del Sindicato de Trabajadores Académicos de la Universidad de Sonora (STAUS), se dio la reunión de dos de las luchas ciudadanas más simbólicas de este país, el encuentro entre los padres de los 43 normalistas y de padres ABC acompañados por otras organizaciones ciudadanas sonorenses. En esta reunión de luchas y de solidaridades se estrecharon vínculos y refrendaron compromisos; no solamente para pedir justicia y la aparición con vida de los 43 normalistas, sino que también se comprometieron en defender y ser observadores del respeto de los derechos humanos en todo el país. Los agravios en Sonora no son pocos, y los padres de los normalistas lo saben. Por eso visitaron la entidad con la esperanza de que todas las causas se unan, de que los dolores se abracen.
Entre los activistas que le refrendaron su apoyo estuvieron los del Movimiento Unificador de Lucha Triqui (MULT) que en Sonora tienen una organización importante en los campos agrícolas de la costa de Hermosillo y otras regiones de la entidad. En un tono parecido a la comunidad Triqui en Sonora, los jornaleros del valle de San Quintín de Baja California, viajaron a Hermosillo para mostrar su apoyo a los padres de los normalistas y compartir con todos su lucha por sus derechos laborales y por que el trabajo en el campo mexicano sea en condiciones más dignas. Por otra parte, mineros de la sección 65 y pobladores afectados por el derrame de Grupo México en el Río Sonora, también dieron muestra de solidaridad.
Quizás la más simbólica de todas las muestras de solidaridad fue la de los padres ABC, quienes a través de Patricia Duarte, madre ABC, escucharon la identificación plena en el dolor por parte de los familiares deudos de la tragedia en el incendio de la Guardería ABC. Posteriormente, en otra reunión a puerta cerrada los dos grupos de padres compartieron impresiones en sus experiencias con la presidencia de la republica y otros asuntos en la búsqueda de justicia. Pero aun en la reunión en el STAUS, otras agrupaciones ciudadanas y sindicatos también dieron muestras de solidaridad con los padres guerrerenses y los normalistas de la normal rural Isidro Burgos, cuna de la consciencia social del país.
Por la tarde de ese mismo día fue que se realizo el mitin y la marcha de los padres de los 43. En la plaza Emiliana de Zubeldia fue que se dio el mitin planeados para antes de la marcha, este tuvo la característica de ser un también el encuentro de dos tradiciones de resistencia en el país. Los herederos de Lucio Cabañas gritaron consignas y los estudiantes que vivieron la primera represión castrense en el país los escucharon para marchar juntos por las calles de Hermosillo en una tarde de otoño.
La marcha fue de noche, iluminada con las luces del alumbrado público, cubrió el Blv Rosales por completo y mantuvo un ritmo rápido todo el tiempo. Frente al contingente, encabezando la marcha, estaban los padres de los 43 y dirigiendo las consignas sus compañeros. El contingente estuvo formado por poco más de 1000 personas de todas las edades.
Al llegar al Palacio de Gobierno, este se encontraba iluminado con una luz rosada en solidaridad a las mujeres con cáncer de mama. Los manifestantes recordaron que la gobernadora debe unas disculpas por la carta de recomendación que hiso a los dueños de la Guardería ABC. Se hiso un llamado a que los movimientos que buscan la justicia y el respeto a los derechos humanos sean solidarios, a unirse, como siempre se hace cuando desde diferentes latitudes las luchas se encuentran para manifestar su solidaridad. Frente a los padres de los normalistas y de la guardería ABC, así como de los estudiantes de ese mítico 67 y otras luchas sociales sonorenses, el palacio iluminado de rosa permaneció cerrado como un glaciar, paciente a que los manifestantes regresaran sus penas a la Emiliana de Zubeldia, donde todo comenzó.