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Sonora se ha convertido un estado sin Ley

En un puente algo que parece una narcomanta cuelga con un mensaje dirigido al gobierno del Estado. No está escrita con sangre ni la acompañan cabezas o cuerpos mutilados. Las letras las escribieron con pintura y describen la inseguridad que se vive en Yecora, un municipio de la sierra sonorense, pero quizá uno de los menos violentos de la entidad en comparación con Cajeme que es una de las ciudades más peligrosas del mundo o Machetillo –como ahora nombramos a Hermosillo-  que es ya la cuarta capital más violenta del norte de México.

Mediáticamente los ataques con machetes en Hermosillo se convirtieron en el centro de atención de la agenda de seguridad durante el mes de mayo, pero más allá de eso en toda la entidad los índices de criminalidad se dispararon, así como también las historias de horror. Ahora las notas de ejecutados en el corredor de Empalma-Guaymas, levantones en las principales ciudades de Sonora y hasta las confesiones de huachicolers que también secuestran se han vuelto de lo más común.

Sonora está en la peor crisis de seguridad desde los tiempos de Bours, cuando los Zetas intentaban  entrar a la entidad y estaban los mata policías, a quienes únicamente pudieron controlar con un pacto entre el Cartel de Sinaloa y el gobierno del Estado. Hoy la situación es otra, la ciudadanía está asustada por los macheteros y se debate entre si es o no es correcto que la policía municipal mate a individuos pobres y drogados que toman machetes hechizos para robar en casas, así como transeúntes. El fiscal general, Montes de Oca ya autorizó que los oficiales disparen sus armas si alguien desenfunda un machete y con esto ha instalado un estado sin Ley, donde manda el más fuerte, quien tenga mayor capacidad de fuego. En este sentido es que podemos creer que el gobierno permite que se violente el estado de derecho para así justificar su lucha por recuperar el monopolio de la violencia que había perdido tanto frente al crimen organizado, como con los famosos machteros, quienes no son más que adictos al cristal que desde la marginación se armaron con machetes para robar y causar el terror.

Una muerte anunciada

Para entender cómo varios marginados adictos al cristal se convirtieron en el terror de Hermosillo es necesario conocer la historia de Martín Pacheco, un enfermero del Isssteson quien fue ultimado días después de haber denunciado públicamente que había sido atacado con machetes por un grupo de menores de edad. Las fotos de las heridas que les dejó el primer ataque se volvieron virales e hicieron arder las redes sociales por el hartazgo general que los hermosillenses ya sentían por tanta inseguridad. La indignación en redes inmediatamente llamó la atención de los medios de comunicación y en el noticiero de radio de Juan Carlos Zuñiga el enfermero contó su historia, dando detalles de cómo fue el ataque así como del trato que recibió por parte de las autoridades.

La historia narrada de viva voz por la víctima hizo que los radioescuchas se identificaran de inmediato. En esa semana hubo una incipiente manifestación de indignación por la inseguridad en las escalinatas del museo biblioteca Emiliana de Zubeldía, que si bien no fue numerosa, comenzaba a darle el rostro humano y ciudadano a la problemática, algo que necesitaban los medios para mantener en la agenda el tema.

El programa donde el enfermero contó sobre el primer ataque se transmitió el viernes 5 de mayo, dos días después del primer ataque y fue asesinado el 14 de mayo en la calle Cinco entre Reforma y Guadalupe Victoria en la colonia Jesús García. De acuerdo a un video de la Agencia Ministerial de Investigación Criminal (AMIC) de la Fiscalía General de Justicia del Estado (FGJE) los implicados en el homicidio de Martín fueron tres menores de edad y un mayor de edad, que al igual que en el primer ataque usaron machetes como armas. Aunque en el video de la fiscalía, el Lic. Rodolfo A. Montes de Oca Mena, Fiscal General del Estado de Sonora, asegura que el móvil del asesinato de Martín son rencillas personales, las circunstancias que le permite a esos tres menores y a un todavía adolescente mayor de edad tomar machetes y matar a una persona en las calles, es la indolencia y la permisividad de las autoridades que no hacen nada para proteger a ningún ciudadano.

A Martín los policías de tránsito lo dejaron sólo cuando lo atacaron por primera vez, a merced de sus atacantes que estaban del otro lado de la calle. Las autoridades nunca se preocuparon por su integridad física ni le dieron auxilio, ya no hablemos de levantar un reporte y dar seguimiento. Pero cuando fue atendido los policías le dijeron literalmente que no podían hacer nada: “desgraciadamente no podemos hacer nada”. Esta respuesta que le dieron al enfermero la repiten constantemente todos los días en todas las colonias de Hermosillo y han hecho de la ciudad un pueblo sin ley. Los criminales han entendido a la perfección ese mensaje de la autoridad y han dado respuesta provocando el terror en las calles, pues saben que como le dijeron a Martín, los policías “no pueden hacer nada”. A lo anterior se suma para rematar que en el Hospital donde fue atendido el enfermero herido, tampoco se levantó el reporte que debió haber sido de oficio porque eran heridas que tardarían en sanar. Tantas omisiones por parte de las autoridades generaron las condiciones perfectas para que ese grupo de adolescentes armados con machetes volviera a atacar a Martín, esta vez con las consecuencias mortales.

Lo anterior deja claro que en Hermosillo, denunciar te puede dejar a merced de los criminales porque el sistema de repartición de justicia no está preparado para atender, proteger y garantizar la seguridad de los ciudadanos.

Los campeones caídos

Días después del asesinato de Martín el enfermero, también en la colonia Jesús García, mataron a dos jóvenes. Fue una ejecución en la que usaron armas de alto calibre para darles más de 7 disparos mientras los tenían esposados. Una ejecución. Lo particular en este caso fue que los dos jóvenes ultimados por el crimen organizado eran de la clase media hermosillense, Eduardo Carvajal y Javier Reyes.

Tanto a Javier como a Eduardo nunca se les relacionó con alguna actividad delictiva, en especial a Javier que era famoso por ser un excelente deportista, campeón en artes marciales y un excelente amigo. En lo personal a mí me toco conocer a Javier en capoeira, conocí a varios de sus amigos más cercanos y puedo dar fe de la su calidad como ser humano. Sus muertes han conmocionado a la clase media hermosillense porque en el clima de terror e impunidad que genera la inseguridad tanto por los macheteros como por el crimen organizado, la ciudadanía queda en la completa vulnerabilidad.

#NoAlSilencio

El miércoles de la semana pasada entre como colaborador a Proyecto Puente y en el mismo día, como si fuera augurio eso de aparentar la rendición, a Luis Alberto Medina y a su programa de radio lo sacan del aire en Radio Formula de Grupo Larsa. Ya anteriormente lo habían sacado cuando las criticas ya habían incomodado demasiado a la hegemonía priísta en momentos donde la credibilidad del gobierno estatal caía, pero en esta ocasión su salida fue ya definitiva.

A la hora de su salida Luis Alberto twitea los motivos y anuncia que ha puesto una denuncia en Artículo 19 en la que da nombres de empresarios del beltronismo que han sido los que han estado intimidando y orillando a que lo retiren del aire. A partir de ese punto es que comienza una avalancha de apoyos a Proyecto Puente y a Luis Alberto Medina, desde muchos puntos del país, así como de los Estados Unidos. 

La respuesta de los empresarios beltronistas o del mismísimo gobierno, es difícil saber, fue la de crear cuentas en Facebook y ejércitos de bots en Twitter para golpear la credibilidad del periodista con historias ridículas, irrisorias, carentes de lógica, argumento, pero sobre todo desde el cobarde anonimato. Afortunadamente la reacción de los usuarios de la red en Sonora ha sido la de no dejarse engañar y reiterar su apoyo a la libertad de expresión y a Proyecto Puente.

No está de más volver a refrendar el apoyo a los compañeros de Proyecto Puente, porque sabemos muy bien de lo que es capaz el poder hegemónico cuando quiere volver a restaurar sus prácticas represoras. Hoy Sonora es un estado sin Ley donde se censuran medios de comunicación y ante esa amenaza debemos unirnos y levantar la voz para dejar en claro que #NoAlSilencio.

 

 

 

 

Información adicional

  • Por: : Hermes D Ceniceros
  • Fecha: 21 de junio de 2017
NUESTRA APARENTE RENDICION | 2010