El cristianismo es apenas un soplo, un instante del gran aliento hominizador, humanizador, que atraviesa la historia. No olvidemos la respuesta de Gandhi cuando le preguntaron su opinión sobre la civilización occidental: “Me parece una excelente idea.”
La (r)evolución será ética -es decir, de la conciencia- o no será. Y en ese caso no seremos más.
II
“Desde niño, o aún antes de nacer o haber sido engendrado, escribieron con fuego en mis genes: No eres, eres nada. Ser algo, ser alguien, ser hombre, ser humano, es ser lo que no eres. Tú no eres. Eres nada que anda, sombra a cuestas.
Pero soy. Yo soy. Así lo dice mi sed, mi ánima. Aunque sea una sombra o el reverso del ser, Soy. Y como soy el reverso del ser, lo ejerzo. A tientas me adentro en este territorio ondulado donde alimento y cultivo mi odio contra aquellos que me niegan. A ellos dedico y en ellos inoculo mi veneno, mi sagrado semen redentor.”
III
“Desde niño, o aún antes de nacer o haber sido engendrado, escribieron con fuego en mis genes: Eres, tú eres y no permitas jamás que nada ni nadie se interponga entre tu ser y lo que es. Ser es ser lo que anhelas, poseer lo que deseas. Estrechar el mundo en tu abrazo para tu goce, disfrute y beneficio. Serás como hemos sido y harás que otros sean como tú has de ser. Así es. Así será porque así ha sido.
Por ello todo lo que se interpone entre mi ser y el ser debe ser destruido. Será legítimamente destruido puesto que es no ser, basura o balbuceo de la nada y como tal lo aniquilo.”
IV
A mí, por el contrario, nunca me dijeron nada y todo lo he descubierto o aprendido en el camino. Y todo me dice que soy al mismo tiempo sombra y sueño, espejismo e ilusión -apenas algo más que la nada y por demás efímero-, y los otros son tanto y tan poco como yo. Pero siendo apenas sombras o espejismos, prefiero ser yo quien sea y no ellos, pues de eso se trata el ser. De ser.
V
Lo irónico es que la superación de la violencia supone a su vez la negación o relativización del Yo y del Otro, aunque se trate de una negación integradora, superadora, no de una simple negación. No soy la víctima que la otra bestia quiso hacer de mí (perdón); no soy la bestia que victimizó a otro (arrepentimiento). Sombras o espejismos somos reales, y el otro tanto como yo.
Arrepentimiento y perdón nos resultan tan difíciles de ejercitar porque suponen semejante desplazamiento y relativización del Yo.
Relativización que es también revitalización. Pero eso que renace ya no es lo mismo, es otra cosa.
VI
Si no soy la bestia ni la víctima, si no soy solamente la bestia y la víctima, si puedo ser algo más que la víctima y la bestia, ¿qué soy? ¿Quién soy? ¿Quién seré?
Esa es la respuesta por construir. Y jamás podré saberlo solo.