Parece que fue ayer porque hace dos días la Marina ha encontrado otra fosa común, esta vez en Cuéncame, Durango. A un año de la existencia de Nuestra Aparente Rendición (NAR) los cementerios se siguen poblando de cadáveres, los osarios continúan brotando como ojos de agua y la tierra nutriéndose de huesos, plaquetas, músculos y sueños balaceados, quemados, decapitados y disueltos en ácido.
Parece que fue ayer que un grupo de personas no solo compartió y discutió una terrible noticia en facebook, sino que además decidió comprometerse escribiendo un manifiesto, y que terminaría convirtiéndose en una asociación un año después. Recuerdo vívidamente el momento en que firmé el manifiesto y vi cómo gente de todas profesiones y latitudes se unía a él. Hasta sumar 579.
Parece que fue ayer que la indignación crónica desbordó sus caudales. Parece que fue ayer que decidimos no claudicar ante la violencia, la corrupción, la impunidad, la injusticia, que decidimos no rendirnos. No tardó mucho en llegar a nuestro correo el primer artículo, el primer poema, el primer dibujo, las primeras palabras de rabia, de denuncia y que decidimos subirlas como un papalote al indiferente y caudaloso viento del ciberespacio.
Parece que fue ayer cuando decidí escribir yo también, en vez de solo leer y rumiar de rabia e infusionar mi tristeza frente a las ediciones digitales de los diarios. Hoy vuelvo a escribir con la misma rabia y la misma tristeza pero con la esperanza de que con el trabajo y la dedicación de tanta gente lograremos hacer una diferencia.
Parece que fue ayer cuando intenté nombrar -y humanizar- 255 muertos relacionados con violencia, del 4 al 10 de octubre, para el proyecto Menos Días Aquí, que a día de hoy lleva nombrados 14,543 muertes.
Parece que fue ayer cuando los jóvenes muertos eran pandilleros, los sicarios enemigos del país, los capos empezaban a ser vistos como terroristas y los muertos como daños colaterales o polvo que sale después de barrer. Parece que fue ayer que tuvo que morir el hijo de un poeta, para que se tomará en cuenta a los hijos de los campesinos, de los maestros, de los miserables que han muerto y siguen muriendo en una guerra -o lucha- sin sentido.
Parece que fue ayer cuando el dolor y la indignación saturaron nuestro inbox y decidimos que lo que pasaba en México merecía ser leído y conocido en todos lados. Parece una decisión sencilla -solamente informática- pasar de un blog a un sitio web, pero requiere del compromiso, el tiempo, la vocación y el amor de mucha gente...
Pareciera que fue ayer que decidimos usar la palabra como arma principal contra la violencia y el olvido, pero hoy sabemos que no solo es necesaria la palabra si no sus ramas, hojas, flores y frutos para lograr la paz. Hoy sabemos que son necesarias las acciones. Pareciera que fue ayer, pero tristemente no lo es. Y por eso seguiremos sin rendirnos, trabajando por la paz, la reconciliación, la memoria, el perdón, seguiremos exigiendo justicia, denunciando la corrupción y la impunidad, ofreciendo un espacio de diálogo respetuoso, todo esto sin banderas políticas, ideológicas o de clase.  Aunque parezca contradictorio seguiremos trabajando por este proyecto para que desaparezca, porque no hay nada que nos haría más felices que NAR no fuera necesario y que no volviéramos a celebrar un aniversario más.