NUESTRA APARENTE RENDICIÓN QUEREMOS CONSTRUIR PAZ Y DIÁLOGO. POR ESO ESTAMOS AQUÍ

Lunes
Hace algunas semanas comencé a trabajar en el Instituto Mexicano de la Frustración, también conocido como el imefru. A pesar de mi indisposición para el trabajo, sobre todo si es de carácter burocrático, acepté la invitación porque creo que todo escritor (o escritora) debe salir de su ensimismamiento y servir de vez en cuando a su comunidad, sobre todo si esa comunidad se parece cada vez más a una película interminable que culmina en el terror, una película que ya no puede rebobinarse ni ponerse en pausa, donde se acumulan cadáveres, prófugos, extorsionistas, migrantes asesinados en masa, jóvenes nihilistas a fuerza de ser ninis (ni estudian ni trabajan ni tienen esperanza), políticos millonarios, gángsters de cuello blanco, sicarios inhumanos, desempleados, subempleados, multiempleados, hombres y mujeres con miedo, descorazonados y sin futuro. Prefiero integrarme a las nobles labores del IMEFRU antes de que mi propio estado de ánimo se colapse frente a las noticias del televisor.

París, a 26 de agosto del 2011

Querida Lolita:
Hace un año yo era uno de esos mexicanos en el extranjero que vivían con la autoimpuesta ceguera del avestruz, protegiéndose de la realidad mexicana con una mezcla de desinformación y vago optimismo (acaso la cosa no sea tan grave, acaso la violencia será pasajera, etcétera). Entonces llegó la matanza de los 72 inmigrantes sur y centroamericanos en San Fernando, Tamaulipas, y tú, en un ademán de desesperación propio del que ya no puede quedarse cruzado de brazos ante la barbarie, abriste NAR, y convocaste a la comunidad artística y literaria a hacer algo, lo que fuera, lo que se pudiera:

Lolita:
Hace un año apareciste con tu convite a una cosa cuyo nombre parecía embonar con lo que estaba ocurriendo en mi vida. Mi aparente rendición tenía cerca otras aparentes rendiciones que valía la pena acompañar para dar la batalla, así es que no dudé en formar parte de un proyecto que sobrevive, y no sólo eso, se propaga y crece, en buena parte por tu furor y el de una célula de colaboradores medio clandestinos que parecen decididos a subvertir con la escritura la cotidianidad de hoy, que es una mezcla de normalidad y sangre, de mentiras y muchas tristezas.