FÉLIX MÁRQUEZ

“El riesgo es dejar de publicar”

Fotoperiodista. Veracruz.

Fotoperiodista de la Agencia Cuartoscuro, AVC Noticias y colaborador de AP.
Por Darwin Franco Migues

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La niña que mira a Félix Márquez cuando éste toma una fotografía también parece mirarnos a todos. Sus ojos negros intensos como la incertidumbre que deja la muerte nos cuestiona la manera en que estamos guardando el registro de la violencia que nos ha tocado vivir. Esto lo tiene muy claro Félix porque el riesgo para él no es ejercer su profesión en Veracruz: “el riesgo es no informar lo que ahí está pasando”. Por ello, él busca estar cerca de la gente aunque esto implique estar en sus momentos más dolorosos, los cuales nunca fotografía sin su anuencia. Él sabe que registrar estos momentos debe llevarnos a su no repetición.

Su convicción por estar cerca de la gente es su principal rasgo como fotoperiodista. Félix Márquez tiene 27 años y decidió dedicarse al periodismo porque a él, como a todos nosotros, la guerra lo alcanzó. Vive y ejerce su profesión en Veracruz, un estado que para Félix lo tiene todo, menos un gobierno consciente. Por ello, para él y para sus compañeros hacer un periodismo crítico y social en este estado implicar remar contra la corriente.

Félix Márquez asume este compromiso y lo hace yendo más allá del sólo retrato de la violencia pues sabe la relevancia que tiene el fotografiar la solidaridad y la esperanza que crecen por y a través de la violencia. Cuando Félix precisa que: “es necesario seguir retratando sonrisas”, recupera un vínculo cotidianamente olvidado en la información: lo humano. La violencia nos golpea, es cierto; sin embargo, la vida y la felicidad de vivirla nos hace enfrentar toda su adversidad.

En su andar como fotoperiodista a Félix Márquez ya le ha tocado recibir amenazas directas y amenazas veladas de funcionarios públicos que lo acusaron de “montar imágenes” para hacer creer que en Veracruz existen grupos de auto-defensas. Ha sentido la necesidad de gritar que él no estudió para enterrar a sus colegas pero también ha sido afortunado cuando le tocó ser copartícipe del reencuentro de una madre centroamericana y su hijo desaparecido. Momentos así son lo que para Félix hacen que todo sacrificio dentro del quehacer periodístico valga la pena.

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Las fotografías como huellas de memoria.

Cuando a Félix Márquez se le pregunta qué busca dejar con el registro fotográfico que hace de la violencia que vive Veracruz su respuesta es: “quiero dejar un precedente”.

Esto es para mí un gran compromiso, pues lo que estamos viviendo es una parte importante de la historia, es una guerra, que ha llegado a Veracruz impactando al jarocho común porque aquí la violencia ha golpeado a personas que en su vida imaginaron que podrían vivir algo así. Estamos envueltos en esta burbuja de sangre que en el presente no parece importarle a nadie pero sé que en el futuro nuestras fotos se exhibirán y al verlas podremos reflexionar en lo que se hizo mal y en el cómo podemos evitarlo. Teniendo en cuenta esto (en el periodismo) no podemos tener dos caras: “O lo hacemos o nos olvidamos de que esto puedo cambiar”, con esto no estoy diciendo que nosotros (los periodistas) seamos la salvación pero sí somos una parte fundamental para que esto no vuelva a suceder

¿Cómo fue que se construyó en ti esta idea y cómo fue que ésta te llevo a ser fotoperiodista?

A mí lo que me llevó a ser fotoperiodista fue la necesidad de estar cerca de la gente, me emociona mucho escuchar sus historias pero también caminar con ellas para compartir su dolor y alegrías.

Yo quería apegarme a los hechos por eso me gusta acercarme a las personas para preguntarles lo que viven, no sólo se trata de fotografiarlos: se trata de conocerlos y de intentar vivir lo que están viviendo. Por ejemplo, me tocó una vez que Rubén Figueroa (activista en pro de los derechos de los migrantes) me invitara a la investigación para localizar a un migrante desaparecido que estaba en Veracruz, yo le dije inmediatamente que sí pero no sólo por el retrato sino por la búsqueda y por lo que esto podría significar para su madre. Cuando se logró el reencuentro descubrí que tan necesario es “seguir retratando sonrisas”. Cosas como éstas hacen que todo sacrificio valga la pena.

¿Cómo empatar estas alegrías con el riesgo de hacer fotoperiodismo en Veracruz?

Aquí en Veracruz las cifras no mienten, pues 12 periodistas asesinados en la administración de Javier Duarte “sí calan” y esto te hace entrar en una situación de “¿lo hago o no lo hago?”. Yo creo que ahí está el punto medular de todo esto pues el riesgo no es que te pase algo físicamente, el riesgo es dejar de informar. El riesgo es que no puedas controlar el miedo y esto te haga dejar la calle para sólo estar en la oficina; el miedo es este sentimiento que te debe ayudar a equilibrarte para no exponer de más tu vida, lo que tenemos que hacer es no dejarnos ganar por el miedo porque si esto pasa dejaremos de publicar y esto afectará mucho a la sociedad. No quisiera “sólo echarnos flores”, esto es nuestro trabajo y nuestra convicción. El fotoperiodista está hecho cien por ciento de convicción y, por eso, tenemos que estar ahí para contarlo.

¿Cómo construiste tú esa convicción y cómo la plasmas en tus fotografías?

Mi convicción la formé desde casa, la aprendí de los valores que me enseñó mi familia, esos fueron mis cimientos y cada paso que doy es como un ladrillo que me va fijando mis ideas, mis convicciones y mi forma de trabajar, lo cual busco dejar en mis fotografías, ya que no quiero sólo mostrar la sangre sino la raíz de esta problemática, la cual va desde la marginación en la sierra de Zongolica, las enfermedades en la zona centro de Veracruz, los grupos que se están organizando en las colonias para cuidarse, la mala infraestructura educativa que hay en la zona conurbada Veracruz – Boca del Río, pues todas estas circunstancias son la raíz de la violencia y ahí es donde también enfocó mis fotografías para no hacerlo sólo en la sangre. Estas marginaciones y las omisiones del estado son la raíz de la violencia que no se resolverá con las armas sino reformando las condiciones de vida del veracruzano y el mexicano, en general.

¿Cómo usar la fotografía para ir más allá del sólo retrato de la violencia?

Nuestro rol como fotoperiodista es estar aquí para registrar lo que ocurre; sin embargo, nuestro trabajo es aprender a contar las cosas a través de la imagen. Los hechos cada vez se vuelven más sanguinarios y cubrir esto es cada vez más difícil y doloroso. Cubrir el hallazgo de una fosa donde de pronto sacan 35 personas duele porque no sólo es el asunto del número… yo recuerdo como en esa fosa había un niño que lo identificaron por un puñado de canicas que traía en su bolsa… cada detalle que uno va conociendo te hacen sentir escalofríos; por ello, cada fotógrafo debe trasmitir lo que siente y por eso en nosotros debe siempre existir la sorpresa para que la gente también siempre pueda extrañarse de lo que ve y no lo asuma como algo normal.

¿Qué es lo que siente Félix cuando está de frente a estos hechos?

Es una combinación de sentimientos pasas de la frustración a la tristeza, a la negación de las cosas y al cuestionamiento interno sobre si está bien o no lo que tú estás haciendo. Pasas por una serie de sentimientos que en las noches te hacen preguntarte “qué es lo que está pasando”. Han existido momentos en que decido alejarme de esto (la violencia) y buscar otras historias que me permitan entender que hay un mundo más allá. Uno debe alejarse pero después regresar.

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“Yo no estudié para enterrar a mis compañeros”

La pregunta sobre la manera en que la violencia ha golpeado al gremio periodístico de Veracruz es obligada porque en la actual administración del priísta han sido asesinados 13 periodistas y cuatro más permanecen desaparecidos. Félix Márquez entiende muy bien esta indignación y tristeza porque él ha estado en la cobertura de todos los casos.

Cuando yo entré a la carrera nunca me imaginé esto y yo no estudié para cubrir a mis compañeros muertos, nadie aquí estudió para eso. Lo triste es que cada escena se repite pues sólo va cambiando de ciudad pues entramos a la casa de Moisés Sánchez y lo primero que te encuentras es que su calle no está pavimentada, que su casa no está terminada y su techo es de lámina… después te vas a Coatzacoalcos a la casa de Goyo y es lo mismo. El caso se repite y se repite porque los sueldos que tenemos son tan bajos y nosotros aquí estamos exponiendo la vida para que la familia pueda comer, eso es lo más triste de todo.

¿Qué pasa por tu cabeza cuando estás ahí, en el funeral de tus compañeros?

Cuando haces estas coberturas lo primero que piensas es “¿quién sigue?” y eso te da mucho miedo. Da miedo cubrir el asesinato de tus compañeros pero vamos y lo hacemos con un gran respeto porque se tiene que evidenciar lo que nos está sucediendo porque que aquí en Veracruz se mata a periodistas por nada y cada vez estamos peor por la impunidad. A la fecha no tenemos ningún caso de periodista asesinado que esté resuelto y en los casos más fuertes como el de Regina Martínez, Moisés Sánchez y Gregorio Jiménez hay detenidos a los cuales no se les ha fijado sentencia porque hay deficiencias por todos lados, hay confesiones obtenidas por tortura. Lo que hay en Veracruz es una fuerte impunidad en la muerte de periodistas; por ejemplo, el alcalde de Medellín de Bravo (Omar Cruz Reyes), autor intelectual de la muerte de Moisés está en calidad de prófugo pero ni siquiera se ve que lo estén buscando. Aquí en Veracruz no hay condiciones de seguridad para hacer y ejercer el periodismo.

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Sus fotografías no mienten

Los tres hombres que aparecen en la foto están ahí por convicción. Cubren sus caras no porque se avergüencen de lo que hacen; al contrario, se cubren para no ser identificados pues la violencia los ha orillado a asumir las labores de seguridad. Ellos querían vivir tranquilos y, por eso, Félix Márquez fue a buscarlos para entender por qué decidieron tomar las armas para defender a su comunidad.

En marzo del 2013, cuando Félix descubrió y confirmó la existencia de guardias civiles en el municipio de Tlalixcoyan, al sur de Veracruz, aún no teníamos en el imaginario social lo que hoy conocemos como auto-defensas o rondas comunitarias (como la de Cherán). Por ello, resultaba muy relevante que en alguna parte del país, la ciudadanía se organizara y armara para defenderse por su propia cuenta del crimen organizado. El gobierno de Veracruz, en su arrogancia, nunca habría de aceptar tal perdida de gobernabilidad y control sobre su territorio.

Los rumores que Félix había escuchado sobre estas guardias eran ciertos pero saberlo no fue fácil porque tuvo que viajar más de cinco veces a la sierra de Zongolica, ahí los encontraron pero no pudieron hacer el registro fotográfico; por ello, tuvieron que viajar a Tlalixcoyan, a una hora de Veracruz.

Viajamos muchas veces durante un mes y medio, preguntamos por todos lados y ya teníamos información suficiente para comprobar su existencia pero pensamos que si no teníamos las fotos nadie nos iba a creer. En ese momento fuimos muy ingenuos porque ni con las fotos nos creyeron; sin embargo, en ese momento esperamos un rato más y al llegar a la comunidad de Piedras Negras en Tlalixcoyan, pudimos localizar a estas guardias civiles. Nos dejaron hacer una ronda de vigilancia con ellos y, al final, pudimos tomarles fotografías y video.

Cuando esto se publicó causo mucha molestia en el gobierno, incluso, el actual secretario de gobierno de Veracruz, Gerardo Buganza Salmerón, salió rápidamente a decir que las fotografías de Félix eran foto de archivos y que lo retratado era mentira.

Los cuestionamientos a su trabajo siguieron; sin embargo, la declaración más delicada fue la que dio el Secretario de Seguridad Pública, Arturo Bermúdez Zurita, quien al cuestionársele que haría con estas guardias civiles contestó: “El que debería de estar en la cárcel es el fotógrafo que pagó para que salieran así los encapuchados”.

Al escuchar esto me saqué de onda porque en Veracruz las autoridades son capaces de todo. Me asesoré con asociaciones de derechos humanos y me recomendaron salir de Veracruz, así que salí pero esto nunca fue un exilio pues desde el Distrito Federal seguí trabajando.

En esos momentos, Félix Márquez recibió el apoyo de muchas personas y organismos de derechos humanos, esto hizo recular al Secretario de Seguridad Pública, quien aseguró que en ningún momento se “pretendió desacreditar su trabajo ni mucho menos amenazarlo, pues respeta a su persona y a su trabajo fotográfico”. Félix escuchó estas declaraciones pero decidió postergar su regreso porque “no se podía confiar en sus palabras”.

Yo regreso a Veracruz un tiempo después con las medidas de protección jurídica necesaria; sin embargo, también regrese porque aquí hay muchas historias buenas y malas que deben ser contadas. Regrese porque acá es mi casa y yo quería seguir viviendo en mi estado.

Félix Márquez se mantiene atento después de este incidente de seguridad pero eso no le ha quitado el sueño pues él prefiere seguir haciendo su trabajo sin tener encima esta preocupación. Lo que si hace es cuidarse y estar alerta en todo momento, ya que él sabe que en Veracruz uno debe de andar siempre con mucho cuidado y más si se es periodista, lo cual le hace insistir en que: “el riesgo no es ser fotoperiodista en Veracruz, el riesgo mayor para la sociedad es que estemos aquí y callemos la verdad”.

Actualmente, Félix Márquez colabora en las agencias AP, Cuartoscuro y AVC Noticias.

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Para conocer más:

Para ver su trabajo dar click: www.felixmarquez.com.mx