Tú y yo coincidimos en la noche terrible

MATEO CORTÉS MARTÍNEZ

¿Qué puede hacer un pedazo de papel frente a las balas?

 

Ejercer el periodismo en el Istmo de Tehuantepec nunca ha sido fácil. Así lo reconocen los reporteros istmeños, quienes continuamente son amenazados por ‘incomodar’ los intereses que convergen en lo que no sólo es la zona más angosta entre los océanos Pacífico y Atlántico sino una de las más ricas del país por la presencia de petróleo y madera.

El Istmo también es reconocido por ser uno de los puntos principales en la ruta de migrantes centroamericanos hacia los Estados Unidos y por ser un centro de operaciones clave para el trasiego de la droga que se introduce a México proveniente de Colombia. Por ello es una zona de disputa entre los grupos del narcotráfico, aunque a decir Manuel de Jesús López, Procurador de Oaxaca, quienes operan la zona son el Cártel del Golfo y su brazo armado los Zetas.

Esta convergencia de intereses y los planes siempre presentes de construir un canal para hacer de México la ruta marítima y comercial más importante en América (por encima del Canal de Panamá) no sólo ejercen una presión fuerte sino que en muchos casos condicionan la labor periodística porque en esta tarea de informar: “¿Qué puede hacer un pedazo de papel frente a las balas?”, como tristemente lo han expresado los propios periodistas locales (Proceso, 09/10/07).

NI RESPALDO NI TODO EL PESO DE LA LEY

Mateo Cortés Martínez, Agustín López Nolasco y Flor Vázquez López, voceadores del periódico El Imparcial del Istmo, abordaron el 8 de octubre de 2007 la camioneta Chevy color blanca, con placas RT-84503, para distribuir en Salina Cruz, los ejemplares del diario que ese día comenzaban a circular. El vehículo claramente llevaba la señalética del periódico y era conducido por Mateo, a quien ese día se le prestó la camioneta en la que comúnmente viajaban los reporteros.

Mateo Cortés, principal distribuidor del periódico en la zona, era un hombre tranquilo que llevaba muchos años trabajando de manera indirecta con El Imparcial del Istmo, pues como ocurre con muchos distribuidores o voceadores, los lazos laborales formales con los periódicos son inexistentes. No hay garantías.

Alrededor de las 13:15, como da constancia la averiguación previa 91/SC/2007, fueron interceptados sobre la carretera transísmica, kilómetro 291+700 a la altura del fraccionamiento La Noria, por un grupo de sujetos armados que se trasladaban en una camioneta Equinox con cristales polarizados. Éstos les cerraron el paso y les dispararon a quemarropa. Los tres murieron en el acto.

El entonces gobernador de Oaxaca, Ulises Ruiz, en un comunicado de prensa ofreció “todo su respaldo a la casa editorial” y se comprometió a “esclarecer los hechos y aplicar todo el peso de la ley a los agresores”. A la fecha no hay justicia.

En ese mismo boletín, el propio gobernador expresó su solidaridad a Benjamín Fernández, director general del diario El Imparcial, quien unos meses antes había hecho públicas las amenazas que los reporteros de su filial en Salina Cruz (El Imparcial del Istmo) habían sufrido por la publicación de diversas notas que incomodaron a los grupos criminales que operan y controlan la zona. Los Zetas.

A decir de un reportero del Imparcial, cuyo nombre se omite a petición suya, la publicación de la nota policiaca en la zona del Istmo se ha vuelto complicada porque las bandas delictivas presionan a los periodistas para que den cuenta de sus mensajes o para evitar que ciertas fotografías se publiquen al considerarlas como “denigrantes”. “Se ofenden si publicas a los suyos”, comentó.

Así se hizo saber en las amenazas que recibieron los reporteros Gonzalo Domínguez y Felipe Ramos, coordinador de información y reportero de nota policiaca en El Imparcial del Istmo, semanas antes del asesinato de Mateo, Agustín y Flor. A decir del entrevistado que prefiere conservar su anonimato, dentro de la redacción se creé que los asesinaron porque los confundieron: “Se guiaron por el carro”, precisó.

El aún editor del El Imparcial del Istmo, Luis Quintana, agregó que la situación en ese momento era insostenible porque la propia matriz los dejó solos y fueron ellos los que tuvieron que dar la cara ante las familias. Así pasó con la familia de su amigo Mateo, sobre la cual Quintana prefirió no hablar ni dar más información porque a pesar de los años siente el deber de protegerla. Las amenazas para esta filial y sus reporteros continúan, los abandonos y los miedos también.

El Imparcial del Istmo, a la fecha, continúa exigiendo a las autoridades de Oaxaca justicia para sus compañeros. La respuesta es que se sigue investigando, pero ellos sospechan que hace mucho que lo han dejado de hacer.

 

Información adicional

  • Autor/a: Darwin Franco
  • Bio autor/a: Periodista y comunicador. Profesor de la Licenciatura en Periodismo de la Universidad de Guadalajara

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