Pregunta sabatina: ¿Cómo se logra esconder de la prensa nacional el hallazgo de varias fosas comunes en Coahuila con cientos de restos humanos?
Respuesta cargada de ironía: De la misma forma en la que el periodista Gregorio Jiménez de la Cruz pudo ser desaparecido en Veracruz sin que ninguna televisora o diario de circulación nacional pusiera el grito en el cielo.
Pregunta insistente: ¿Pero cómo?
Respuesta con menos ironía: Ignorando la realidad, cambiándola, como si de un truco de magia se tratara. ¿Si David Copperfield nos hizo creer que desapareció la Estatua de la Libertad con técnicas de ilusionismo, por qué no el Gobierno puede hacer uso de sus cajas de resonancia mediáticas de confianza para desaparecer la guerra y sus terribles consecuencias de nuestro campo de visión? He aquí un ejemplo de un acto de ilusionismo político-mediático: revisé los sitios web de Reforma, El Universal y La Jornada a las 17:00 hrs. del sábado 7 de febrero y, en vez de la información sobre la desaparición de Goyo Jiménez o alguna nota sobre la terrible cifra de posibles restos humanos encontrados en Coahuila, encontré estos titulares:
- “Inauguran en el Zócalo, expo de fuerzas armadas” en reforma.com
- “Joan Sebastian se baja del caballo para siempre” en eluniversal.com.mx
- “Impuestos y alza a los energéticos disparan inflación” en jornada.unam.mx
El silencio parcial de los tres principales diarios de circulación nacional dice más sobre la invisibilización de la guerra –o las guerras que se están librando en México- que lo que podrían “decir” 32 portadas pagadas de periódicos como los que publica día a día la Organización Editorial Mexicana. Por desgracia –o por fortuna- siempre podemos contar con el morbo que representan los restos calcinados o disueltos de un estimado de 500 personas para que la notica no se pierda en la nota roja como parece estar sucediendo con los asesinatos, secuestros, extorsiones y desapariciones desde que asumió el poder el PRI. Medios como Proceso, Sin Embargo, Mx o Animal Político retomaron la nota que publicó originalmente El Siglo de Torreón, pero sin el cuestionamiento necesario que hace Jorge Verástegui, miembro de Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en Coahuila (FUUNDEC), en su muro de FB:
Debemos de tener mucho cuidado con el manejo de la información respecto del operativo en la zona norte de Coahuila, lamentablemente el gobierno de Coahuila fue selectivo en los medios a los que les dio la información y que es una información que se debe de poner en tela de duda como siempre. Esperaría que el procurador ofrezca una rueda de prensa para que informe de forma equitativa los supuestos resultados del operativo.
Ante miembros de FUUNDEC, el Gobernador de Coahuila y su gabinete minimizaron la cantidad de restos encontrados en el Operativo Coahuila y aseguraron que el levantamiento se había llevado a cabo por profesionales científicos, cuidando la cadena de custodia y sin el uso de maquinaria pesada. Sin embargo, como se puede ver en el siguiente video: https://www.youtube.com/watch?v=5z7vmdywWiY pareciera que los protocolos forenses para la exhumación de restos humanos también desaparecieron de la Procuraduría General de Justicia de Coahuila PGJC y de la Procuraduría General de la República (PGR), porque nadie los está siguiendo en el lugar de los hechos. Los ejemplos son muchos, pero quizás el que más salta a la vista sea el reportero de la cadena Univisión caminando como por la sala de casa en un área que debería haber estado acordonada para preservar las evidencias. Además, como menciona FUUNDEC en un comunicado: se puede ver a agentes pateando ropa y la presencia de maquinaria pesada, lo que había negado el Gobernador Humberto Moreira. Por esta razón, y con un sentimiento de “decepción, indignación, desengaño, impotencia, rabia y dolor”, FUUNDEC ha decidido suspender la interlocución que tenían tanto con el gobierno federal como con el estatal.
Como sociedad civil tenemos que aplaudir el gesto de FUUNDEC porque nace de una duda razonable e informada, además de ser un acto de dignidad incuestionable. Este tipo de acciones tienen que convertirse en precedente para que las autoridades encargadas de investigar el paradero de nuestr@s desaparecid@s sepan que no nos pueden vender gato por liebre, que cada engaño tendrá sus consecuencias, aunque sea en términos de credibilidad. Es verdad que la credibilidad y la honestidad parecen no tener ningún peso específico en la política mexicana, pero desde la sociedad civil tenemos que seguir fiscalizando para que las autoridades cumplan sus acuerdos. Es lo menos que podemos pedir.
Otra respuesta cargada de dignidad fue la que dio Carmela Hernández, esposa del periodista desaparecido Gregorio Jiménez, a Javier Duarte, Gobernador del Estado de Veracruz, quien en una junta le ofreció “toda la disponibilidad para buscar a su marido, además de una casa en Coatzacoalcos”. “Sólo lo quiero de regreso vivo” fue la contestación de la mujer, que no necesitó más palabras para evidenciar a una Administración corrupta e ineficiente, en cuyo sexenio informar se ha convertido en un ejercicio de alto riesgo.
Los que tampoco necesitaron muchas palabras –sólo 140 caracteres- para expresar su dolor por la desaparición de otro colega y su enojo con la Administración de Duarte fueron los trabajadores de la información que, desde diversas latitudes –México, Perú, El Salvador, España, Alemania, Estados Unidos, Colombia, Argentina, etc.- se unieron en una campaña sin precedentes en las redes sociales para exigir la presentación con vida del comunicador. Los hashtags #QueremosVivoaGoyo y #HastaQue AparezcaGoyo poco a poco se empezaron a adueñar de las tendencias tuiteras mexicanas, sacando a la luz un delito que a amenazaba con permanecer oculto en las sombras burocráticas de algún Ministerio Público veracruzano.
Puede que me equivoque, pero me parece que será difícil que sea asesinado o desaparecido un trabajador de la información en México sin que se incendien las redes sociales exigiendo justicia. Aunque suene a victoria pírrica, esto es más de lo que sucedió hace casi dos años cuando asesinaron a Regina Martínez o cuando aparecieron los cuerpos de Gabriel Huge, Guillermo Luna, Esteban Rodríguez e Irasema Becerra en un canal de aguas negras de Boca del Río. Habrá quien menosprecie estos actos de “clicktivismo” o activismo de sofá por considerarlos inútiles, a diferencia de las multitudinarias marchas o las huelgas de hambre frente a dependencias gubernamentales. Sin embargo, en términos de fondo, es diferente que el Trending Topic (TT) de México sea la desaparición de un periodista a que lo sean los exabruptos de Justin Bieber. Es una pequeñísima ventana que estamos abriendo a golpe de tuiteos para que fuera de México se puedan dar cuenta de la terrible realidad mexicana. Una realidad en donde también están l@s asesinad@s, l@s desplazad@s, l@s mutilad@s, l@s amenazad@s y las decenas de miles de desaparecid@s, así como los restos humanos no identificados que han sido encontrados en Coahuila, Michoacán, Guerrero, Guadalajara, Morelos, Tamaulipas, etc.
Se trata también de que la marea de tuits salga del ciberespacio, que empape las calles, que se extrapole a los medios, que invada las aulas de las universidades y se convierta en charlas de bar, tal como sucedió brevemente con el 15 M en España o con la revolución de la Plaza Tahrir en Egipto. Hay que tomar conciencia de lo que está sucediendo en el país y, eso solo lo podemos hacer en colectividad, no podemos esperar que venga alguien y nos lo diga. Ya lo decía uno de los protagonistas del documental The Square (La plaza): “Estamos en busca de una toma de consciencia, no de un líder.”
En medio de la campaña por Goyo una tuitera se preguntaba: ¿Cómo decir a mis alumnos de periodismo que sean valientes e investiguen la realidad de México? Y, aunque parezca obvio, la respuesta está en la misma pregunta: hay que hablar sobre la realidad de México. Tenemos que escucharnos, encontrarnos en el Otro, en los Otros, sólo así configuraremos un verdadero nosotros capaz de fiscalizar al gobierno, y reaccionar frente a la desaparición o asesinato de cualquier persona.
