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El 6 de abril un comunicado del Ejército Mexicano anuncia el rescate de 162 migrantes que habían sido privados de su libertad y recluidos en cuatro campamentos de la zona rural del municipio de Sáric en el desierto de Altar. Este comunicado aparece en los principales diarios de la entidad y en los de circulación nacional con datos muy escasos. Apenas y se dice cual es la nacionalidad de los migrantes; 97 mexicanos, 60 guatemaltecos, 3 hondureños y 2 salvadoreños. No se dice nada de la edad, ni cuantas son mujeres y cuantos hombres. La información es muy limitada y así también el alcance que logra tener la noticia.

La captura de Joaquín Guzmán Loera, alias el Chapo, ha traído como consecuencia un fin a la relativa paz y tranquilidad que el gobierno estatal presumía como un logro de su administración. La verdad es que Sonora estaba en relativa paz y tranquilidad porque a Guzmán Loera le convenía esa relativa paz y tranquilidad.

La noticia de la captura de Joaquín Guzmán Loera, alías el Chapo, cae como un baldazo de agua fría en la madrugada. Nadie se lo esperaba, pero más desconcertante aun, nadie sabe cómo reaccionar.  Ahora si todos aceptan en voz alta que Sonora era territorio del Chapo. Ahora si todos temen las consecuencias de esta captura, todos están a la espera de lo que va a pasar,  están atónitos.