Bandera Zeta
El 15 de septiembre comenzó a circular provocando pasmo, tristeza, indignación. Dos o tres internautas exigieron a gritos virtuales —con mayúsculas y signos de admiración—, que se eliminara la bandera zeta. “¡¡¡No hagan apología!!! ¡¡¡Esto es de muy mal gusto!!!”, escribió un señor. Otro más suplicó: “¡Favor de quitar esta imagen! ¡NO somos nosotros quienes vamos a hacer propaganda a estos weyes!” Hubo quienes pensaron en Zapata, incluso en el Zorro. Y también quienes la consideraron una crítica necesaria.
Mal gusto
¿La realidad es de mal gusto? Eso no existe. La realidad es, ofende y duele. Pero no por eso la vamos a retirar de nuestra vista. Es insoportable pero es real. Y a la realidad uno se acostumbra. Por pura sobrevivencia y por puro cinismo. “Qué fuerte, qué terrible”, comentó la doctora Rosanna Reguillo, antropóloga especialista en violencia juvenil. No se sabe quién hizo esta bandera, ni para qué. ¿Un chavito zeta? ¿Un admirador wannabe del crimen? ¿Un indignado? ¿Un ocioso? ¿O alguien que quiso sacudir conciencias? No sé si la persona que pidió tomar las cosas de quien viene pensó en estas posibilidades.
Busco banderas en internet y me encuentro una en el blog de un adolescente mexicano radicado en Estados Unidos. El chico migrante extraña su tierra y ha subido una bandera con la leyenda “¡Viva México, cabrones!” La imagen aminora mi espanto ante la versión cruda de la realidad contenida en esa Z deplorable.
¿Propaganda?
Ofende esta bandera con su Z plantada al centro. ¿Es pertinente publicarla? Por supuesto. La anónima bandera zeta es lo que es: un símbolo de la nueva realidad. México está tomado por la corrupción y por la impunidad. Por eso murieron tantos en 1985. Por eso han sido asesinadas 50 mil personas en los últimos años.
Extinción
Alguien más intenta hacer autocrítica: “No fuimos capaces de cuidar el símbolo patrio. Mientras el águila real lucha contra su extinción… la Z es el signo de una lucha financiada con nuestros impuestos”. ¿El águila y la serpiente se extinguieron ya? Hablo a nivel simbólico.
Mientras una estudiante comparte en twitter la bandera zeta, otro joven exclama: “Ya me retwittearon de la Caravana [que] van por Puebla!!!!!!!!!” Procedo a subir la bandera. Me asombra la escasa respuesta. Hubo más reacciones cuando dije que no sabía si oír a Cat Power o detenerme en la música del impresionante aguacero que caía sobre la Ciudad de México. ¿Nos hemos acostumbrado? En teoría la sociedad mexicana maduró con el temblor. ¿Habrá sido así? Antes de terminar esta columna quincenal leo lo siguiente: “Ejecutan en Tamaulipas a twiteros que advierten del peligro en sus ciudades”. ¡Jóvenes asesinados por proteger a su gente! Reguillo cuestiona: “¿Una imagen dice más que mil análisis?” Sí, claro. “¿Esta foto es real?”, le preguntan. La realidad que retrata lo es. De pronto, en el café donde escribo, el ulular de una sirena corta las conversaciones. Una ambulancia pasa zumbando. ¿Va a auxiliar a un herido o el chofer tiene cita con su novia? En el DF también tenemos miedo. La realidad nos alcanzó. ¿Los que se niegan a aceptar la realidad están más temerosos?
Aquí pueden ver el artículo original y la muestra de banderas que se mencionan en este texto.
