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México está ahogándose en corrupción, impunidad, inequidad y violencia. ¿Qué puede hacer la sociedad consciente?

La inconformidad actual se distingue por la enorme variedad de las reivindicaciones. Ayotzinapa incendió la insatisfacción porque condensa nuestros grandes males (corrupción, violencia, pobreza e impunidad) y nos corrobora la ineptitud de quienes gobiernan y la indefensión en la que estamos. Hay personas de la clase política que se salvan pero coincido con el poeta Javier Sicilia, en que el “Estado y sus instituciones” están “absolutamente corrompidas”.

Este movimiento también se distingue por el uso intensivo de las redes sociales, por las diversidades (clase, género, ideología y generaciones), por la variedad entre estados y ciudades del país y por la vocación pacífica de la inmensa mayoría. De esa heterogeneidad brota una cascada de propuestas respondiendo a la pregunta clásica, ¿qué hacer? Lanzo algunas reflexiones sobre los retos que enfrentamos. 

Tal vez el error más grave que cometió mi generación fue creer que los partidos opositores serían diferentes al PRI. El PAN y el PRD se veían tan decentes y combativos que era imposible anticipar que terminarían replicando ¡y hasta superando! la atroz cultura política de los expulsados. Todos ellos han construido una fortaleza inexpugnable de intereses creados. Si Enrique Peña Nieto presenta un decálogo tan pobretón y si los diputados se regalan cínicamente miles de millones de pesos es porque se saben invulnerables.

Los partidos hicieron una reforma constitucional para que sus prerrogativas se incrementen anualmente –es la única entidad pública que goza de ese privilegio–, tienen domados a los organismos públicos que deberían vigilarlos y será hasta 2020 cuando puedan competir nuevos partidos (en otras palabras, el fenómeno español de Podemos –concebido al calor de la protesta callejera– es imposible en México). En suma, los partidos pusieron los candados y conservan las llaves para entrar al servicio público en donde pueden adquirir una de las cuevas que Alí Baba presta, a cambio de un “moche”, a sus miles de ladrones.

¿Será Morena la solución? Sus integrantes se enojan con “todos los partidos son iguales”. Ellos quieren ser vistos como “diferentes” y mejores. Me gustaría que así fuera pero hasta ahora no han explicado cómo piensan resistir y transformar ese sistema que ellos también consideran “absolutamente corrupto”. Tendremos que esperar a que ejerzan el poder para confirmar su excepcionalidad. Sin embargo, se requieren cambios urgentes, con prontitud y eso depende de lo que decidan los que ya están en la fortaleza.

Quienes nos sentimos parte de este movimiento deberíamos desechar, de entrada, una rápida guerra de movimientos simbolizada en el Asalto al Palacio de Invierno (Rusia 1917). Una metáfora más precisa es una larga guerra de trincheras en la cual cada posición se disputará con fiereza. Los liderazgos más perdurables serán los que sean capaces de librar pequeñas batallas mientras construyen, con persistencia y paciencia, instituciones auténticamente representativas y democráticas.

Las actitudes cuentan. Se requiere de optimismo para creer en algo mejor y para detectar o construir, con razón y determinación, las veredas que conducen a ese futuro. Afortunadamente, se confirma cada día que hay suficientes reservas de esperanza porque en todo el país se ensayan miles de soluciones alternativas. Por mi parte, estoy convencido de que tenemos los instrumentos para librar con dignidad esa guerra de trincheras adaptándose, por supuesto, a las peculiaridades de cada región. No es lo mismo defender derechos en el Distrito Federal que en Tamaulipas.

La diversidad de iniciativas dificulta la creación de un movimiento nacional que presione a favor de reformas de gran calado. Las próximas elecciones federales ofrecen una solución. Me sumo a las ideas de José Antonio Crespo, Javier Sicilia y Alejandro Vera (rector de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos): hay que promover el voto nulo en2015 adosándole una agenda mínima de los cambios que deberán realizar quienes, gracias a la urna, ingresen a la fortaleza. Anular el voto en2015 es un paso intermedio para transformar al actual movimiento en una fuerza nacional a favor del cambio.

 

La miscelánea

Además de opinar sobre este movimiento me involucraré apoyando la incorporación de jóvenes al liderazgo democrático. Utilizaré las redes sociales para informar sobre los proyectos concretos en que participe.  

 

 

 

Información adicional

  • Por: : Sergio Aguayo
  • Fecha: 3 de diciembre de 2014

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