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John Gibler. Poesía: Para leer en una balacera

John Gibler John Gibler John Gibler

¡Agáchate, cabrón!

¡No dejes caer la cámara, el celular, la memoria, la rabia!

¡Cúbrete!

¡No te acostumbres a los muertos, a  los guachos apuntándote

en la calle, a los politicólicos en la tele diciendo

en algo andaba, era un ajuste de cuentas!

Ni madres, cabrón, pero ¡agáchate!

Tampoco es para que te avientes a lo güey

y termines desayunando una ráfaga.

Lo primero es tragar tierra, mano, y esquivar las balas.

 

 

Bien, güey, ¿estás bien?

¿No te volaron los sesos, los ojos, el asco?

¿No te han pegado ningún tiro en el estómago,

la pierna, el aliento, la hermandad?

Mírame, concéntrate, ¿puedes ver todavía?

¿Cuántos dedos ves? Escucha, güey, contéstame,

¿Cuántos masacrados van en el sexenio? En el año,

en el día, ¿cuántos van? ¿En el mañana encajuelado?

¿Cuántos puedes nombrar?

Pero, ¡agáchate!

¡Cuidado con las cifras!

Cuando estallan los porcentajes

las esquirlas no dejan de volar nunca

 

 

Mira cómo desfilan

los desaparecidos, los dolidos, los espantados,

los destruidos, los muertos de hambre, los huérfanos,

los desposeídos, los rendidos, los tristes, los olvidados…

todos,

“los menos.”

 

 

Pero mide bien las distancias, carnal. Ve, tendrás que correr de esta

esquina hasta el otro año. Por lo menos.

Ya sabes que por este barrio anda la merísima chingada

tanto motorizada como trajeada,

y abre sus grietas en plena calle

sin ningún aviso y así nomás caes en las estadísticas,

mandando a tus familiares al tour nacional

de las morgues.

Oye, pero, ¿de qué marca es la impunidad cuando resulta de

tan alta calidad?

 

 

¡No mames, güey, guarda la fusca! ¿Qué vas a hacer

con una pinche pistolita frente a cuarenta cabrones con ametralladoras?

Tal vez si estuviéramos organizados como los compas en el sur,

pero aquí no, y es eso lo que nos falta,

organizarnos, pero ¿cómo, con tanto plomo en el aire,

con tanta saña polarizada, con tantos siglos en el ahorita?

¿Dónde empezar? ¿De dónde agarrar

cuando el silencio cobra en sangre,

cuando la televisión te corta cartucho, el chavito de la esquina

te delata, y el presidente sólo te regala un ramo de cuernos?

Ni modo, mi buen, tenemos que arriesgarnos.

Corre en zigzag, güey, agáchate bien,

evita, sobre todo, esos charcos aceitosos de cinismo en el piso,

agárrate del verbo, no te sueltes del asco,

acuérdate, siempre, acuérdate de que estás en tu casa. L

 

EL AUTOR: JOHN GIBLER es poeta y periodista norteamericano que vive en México desde 2006. Autor de México rebelde (Debate, 2011), Morir en México (Sur +, 2012), y 20 poemas para ser leídos en una balacera (Sur +, 2012), de donde se tomó este poema. También es coautor de País de los muertos: crónicas contra la impunidad (Debate, 2011).

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