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Mayo, Jalisco: Reconstruyendo el tejido social

Policía de Zapopan y Héctor Robles Policía de Zapopan y Héctor Robles Policía de Zapopan y Héctor Robles

Las mujeres que integran el colectivo “Bordamos por la paz” en Guadalajara han expresado que bordar es un acto de resistencia pero también de reconciliación, y así en cada punto que hilan para dar forma a las letras que componen el nombre de nuestros muertos y desaparecidos colaboran -como muchos jaliscienses- para la construcción y reconstrucción del tejido social de lo que somos y aspiramos ser.

 

Pero no todos tienen ese mismo espíritu, hay quienes desde el poder y la impunidad se apegan a las memorias de Penélope y con acciones que nada tienen que ver con el amor o la espera desbaratan con la violencia ese mismo tejido o insisten en reconstruirlo “a macanazos”. Esa es la historia que condujo la resistencia y la búsqueda de sentido durante los 31 acalorados días que dieron forma al mes de mayo en Jalisco.

 

El derecho a la apropiación frente al embellecimiento del espacio público

Un joven recargado de un árbol lee un libro, un grupo de amigos conversan sentados, familias realizan actividades recreativas y amantes se entregan a la pasión, pero también hay activistas que emplean el espacio para organizarse en colectivos desde los que generan proyectos de movilidad alternativa, campañas de medio ambiente o de respeto a la diversidad sexual. Algunos más se apoyan de los árboles para dar testimonio a través del bordado de lo que nos ha dejado esta guerra, mientras otros acampan en él para informar de lo que consideran fue un fraude electoral o una imposición mediática.

Este lugar es el Parque Revolución, conocido también como “Parque Rojo” por el color de sus bancas, éste es uno de los pocos espacios recreativos con lo que cuenta la asfaltada capital de Jalisco.  Ubicado en un punto clave, El Rojo es un parque dividido en dos secciones donde a diario muchas personas se concentran para matar los tiempos intersticiales que tienen entre la entrada y salida del trabajo o la escuela. Es un sitio de encuentro, organización y recreación.

En sus instalaciones un tanto golpeadas por el paso de los años se han concentrado diversos movimientos sociales (ahí está el monumento a los trabajadores) y se han gestado otros como el #YoSoy132GDL; sin embargo, la nueva administración municipal príista, a inicios de mayo, anunció una remodelación del parque que incluía también la limpieza social.

“La gente quiere que las áreas verdes sean bonitas para poder contemplarse y apreciarse”, fue lo que expresó el secretario de Medio Ambiente y Ecología municipal de Guadalajara, Juan Carlos Vázquez, después de que esa instancia recibiera diversas quejas por la manera en que la gente estaba siendo expulsada del parque por los policías que fueron puestos ahí para vigilar que se respetara “el derecho de ver y apreciar lo bonito”. Se colocaron pasto, nuevas plantas y cercas que impedía: “vivir y apropiarse del parque”.

Esta decisión que inicialmente se materializó colocando una cerca en el sitio donde el #YoSoy132Gdl realizó su acampada después de las elecciones, no buscaba frenar la apropiación del Parque Rojo por los ciudadanos; al contrario, aseguraron las autoridades, es una medida que respeta el derecho de los vecinos a un mejor lugar pero también es una acción que no toca las actividades oficiales que se realizan ahí cada domingo. Otro tipo de actividades, como las señaladas al inicio del texto, y que implican la apropiación de las zonas que serán remodeladas, tendrán que ser suspendidas por completo. Esto incluye las acciones ciudadanas como las del #132 o la labor de “Bordamos por la paz”. Todo sea por el jardín.

Los colectivos y ciudadanos que convergen y transitan por el Parque Rojo se manifestaron en contra es estas medidas y obligaron a las autoridades a detener sus acciones a tal punto que la autoridad municipal a través de un boletín de prensa anunció que: “Se descartaba cualquier restricción o prohibición que no sea natural al uso del parque, y se hace un llamado a los ciudadanos a respetar las áreas verdes de este espacio público”. Aunque las presiones siguen y los policías siguen invitando a la gente a realizar ciertas actividades en otro lugar.

 

El tejido social que se teje privilegiando la admiración y no la apropiación del espacio público

 

La violencia que no cesa y la tierra prometida del mando único

666 autopsias por homicidio son las que ha realizado el Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses (IJCF) en lo que va del año y hasta la redacción de este texto (2 de junio de 2013). Las cifras que engloban mucho más que números han colocado a Jalisco, de acuerdo al Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco), como el tercer estado con más homicidios dolosos en el país, tan sólo por debajo de Guerrero o Chihuahua y por arriba de Michoacán o Nuevo León.

Y mientras la sombra de violencia se recrudece, las autoridades están esperanzadas en que Fuerza Única Jalisco, policía de élite conformada por los mejores elementos de la policía estatal y de las corporaciones policíacas de los 125 municipios del estado, sea quien acabe con este mal. Este mando único policial que estará a cargo de la Fiscalía General comenzó a tomar formar en mayo y será operativo desde el mes de agosto de este año hasta que terminé -en 2018- la administración de Aristóteles Sandoval. Al parecer el combate a la inseguridad y la violencia en Jalisco caducará a los seis años. Después de eso ya no será su responsabilidad.

En Jalisco hay 18 mil policías, la mayoría forma parte de los corporativos de la Zona Metropolitana de Guadalajara: ZMG (7 mil elementos), el resto se distribuye en las policías de todo el estado (4 mil 400) y en otra áreas como Vialidad (2 mil 200 agentes), en la Secretaría de Seguridad Pública (2 mil 200) y, finalmente, 2 mil fungen como policías ministeriales. La gran diferencia entre todos ellos son las herramientas que tienen para enfrentar al crimen y los sueldos que reciben por ello.

El sueldo de los policías en Jalisco va de los 6 a los 11 mil pesos; por ello, los especialistas en seguridad advierten que para que el mando único funcione deberán de acabar con la desigualdad de condiciones laborales entre las diferentes policías, además de aplicarles a todos exámenes de confianza para verdaderamente tener un cuerpo de élite. Aunado a ello deberán establecer criterios jurídicos claros para saber cómo operará el mando único y de qué manera su conformación no dejará vulnerables a las policías municipales.

Cada municipio aportará entre el 10 y 12% de sus policías, lo cual implica que municipios pequeños como Yahualica, que cuenta con 40 mil habitantes, tendrá que solventar su seguridad con menos de 30 elementos. Fuerza Única Jalisco iniciará en la ZMG y será una de las primeras en todo el país que recibirá recursos federales por implementar el modelo que impulsa como medida de prevención y seguridad el gobierno de Enrique Peña Nieto.

 

El tejido social que se teje con la concentración policial.

 

Del campamento a la falta de seguridad

La “Brigada Dragones”, integrada por menores entre los 6 y 16 años, no sospechaba que sería sorprendida por el crujir de los machetes que portaban cuatro personas que intempestivamente llegaron a su campamento para agredirlos, vejarlos y robarlos.

Este grupo de menores que esperaba el amanecer para realizar un curso de rappel en la zona conocida como “El Diente”, ubicada en el municipio de Zapopan, fue víctima de la violencia que opera en el lugar desde hace varios meses y de la cual la autoridad tiene conocimiento pero poco hace al respecto: “Viene la patrulla, se encarga de dar unos rondines, pero no siempre… hay veces que no pasa en varios días”, precisa Alfredo Castro, vecino del lugar que ha sido testigo de los atracos y que desde hace varios años cobra a los campistas por dejar pasar sus carros en su propiedad (Mural, 12/05/13).

Cual película de terror, los campistas fueron sorprendidos en la madrugada del 12 de mayo por la furia de unos sujetos que bajo los efectos del alcohol lanzaron machetazos a diestra y siniestra hiriendo a cuatro jóvenes y lastimando a dos mujeres que fueron separadas del grupo. El reporte del ataque no se dio sino seis horas después, ya que los agresores les robaron a los campistas todas sus pertenencias y éstos tuvieron que caminar horas por la zona hasta que encontraron otro campamento. Ahí pudieron llamar a las autoridades para pedir ayuda y atención médica. De la una a las siete de la mañana, a pesar de los reportes de robos y ataques a los campamentos de esta concurrida zona, no hubo ningún rondín de vigilancia.

Los heridos fueron trasladados a hospitales de Zapopan, las familias que llegaron al lugar antes de ser informados del estado de salud de sus hijos fueron apercibidos por elementos de la Fiscalía General que les prohibieron estrictamente: “Decir algo sobre el tema o responder las preguntas de los medios”, así lo informó una de las madres de los seis campistas que fueron agredidos. A la fecha, sólo uno de los cuatro agresores ha sido detenido.

En respuestas a los ataques, se realizó el 25 de mayo “El Campamento por la Paz”, organizado por el grupo Jóvenes en Movimiento, el cual no pudo concluirse porque la policía de Zapopan realizó varios rondines solicitándoles que se retiraran del lugar porque: “no se les garantizaba su seguridad”. Como no se les garantizó a los campistas atacados y como tampoco lo harían con ellos, a pesar de que pidieron formalmente la seguridad al municipio de Zapopan. Este hostigamiento quedó consignado en la queja que se emitió en la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Jalisco (CEDHJ).

 

El tejido social que se teje obligando al silencio y hostigando a quien pide seguridad.

 

A macanazos, la política de seguridad y la criminalización de los jóvenes

“Yo les puedo decir que en los operativos anti-pandillas, todas las noches agarramos a macanazos a más de 70 jóvenes y de esos más de 70 jóvenes, a la mejor 2 o 3 tienen orden de aprensión, a la mejor 1, 2 o 10 tienen drogas y son consignados. Pero los otros 60 son soltados, porque son faltas administrativas y van a seguir generando problemas de vandalismo y van a seguir generando problemas de drogadicción y van a seguir generando problemas de inseguridad”, fueron las desafortunadas declaraciones del alcalde de Zapopan, Héctor Robles.

Quien no obstante su desliz léxico, como él lo llamó, fue más allá al asegurar lo mal que estaban estos jóvenes, pues: “una persona bajo el influjo de la droga no es una persona, se convierte literalmente en un ser perdido. Entonces necesitamos reconstruir el tejido social en esas 29 colonias”.  Usando, para ello, macanas y no planes de rehabilitación social.

Estas polémicas declaraciones fueron expresadas dos días después de que las autoridades policiacas de Zapopan, uno de los tres municipios más ricos de todo el país, realizaran un operativo antipandillas, el cual no era de conocimiento público y del cual hasta hoy se ignoran, fuera de los macanazos, cuáles son sus fundamentos y través de qué líneas de acción se está buscando erradicar la violencia y los delitos que supuestamente generan dichas pandillas.

Estas declaraciones dejaron entrever que las medidas de seguridad en Zapopan anteponen la violencia, la descalificación y el prejuicio antes que la investigación policial o el respeto a los derechos humanos. También sobre las palabras de Héctor Robles descansa un imaginario social poderoso que coloca a los jóvenes como principales generadores de la violencia.

Así lo enfatiza la investigadora del ITESO, Rossana Reguillo, quien encabezó las críticas al edil, pues para ella no se trata solamente de una declaraciones desafortunadas, sino de afirmaciones que requieren ser investigadas y sancionadas, como lo precisó a través de sus redes sociales y en su blog Viaducto Sur. Para Reguillo, lo que ocurre con las declaraciones de Héctor Robles es que estás refuerzan “el imaginario que atribuye a la juventud el rol de enemigo interno al que hay que reprimir por todos los medios”.

En el texto La construcción del enemigo. Jóvenes y medios, argumenta que: “se hace aparecer a los sectores marginales, a los pobres de la sociedad, especialmente los jóvenes, como los responsables directos de la inseguridad en las ciudades y esto, de nueva cuenta, favorece el clima de hostigamiento y represión y otra vez, la justificación de las medidas legales e ilegales que se emprenden en contra de estos actores”.

Los macanazos y el plan anti pandillas parece responder plenamente a esto y, por ello, las declaraciones del alcalde son mucho más que un error o un asunto que fue sacado de contexto como aseguró el mismo Robles al periódico Milenio Jalisco (23/05/13): “La declaración [de los macanazos] fue sacada de contexto. Yo estaba justamente diciendo lo contrario, estaba diciendo que no podíamos todas las noches generar los operativos en las colonias con los muchachos, porque eso implicaba detenerlos y soltarlos y eso era un cuento de nunca acabar (…) Quiero ser bien enfático en eso: yo me pude haber equivocado en las palabras, pero no me equivoco en poner el tema sobre la mesa”, expresó el alcalde príista.

Ese poner el tema sobre la mesa ha generado la detención de 11 mil 900 personas desde octubre de 2012 (fecha en que asumió el cargo) hasta el día de las declaraciones (23 de mayo de 2013). Los delitos: faltas administrativas y del fuero común.  Lo que no se sabe es cuántos de estos detenidos pertenecen a pandillas, cuántos fueron arrestados con arbitrariedad (a macanazos), cuántos de ellos fueron liberados porque no había delito que perseguir, cuántos únicamente fueron levantados por la policía de Zapopan al considerarlos sospechosos.

En lo que va del año, la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Jalisco ha recibido 2,981 quejas y de éstas el 13% fueron realizadas en contra del municipio de Zapopan. De las 338 quejas registradas la mayoría son por “el ejercicio indebido de la función pública”. Por el caso del operativo pandillas, son 42 las quejas por considerar en este operativo se violentaron los derechos humanos de los detenidos.

 Héctor Robles, desde luego, no ha renunciado; al contrario, la única acción que emprendió fue la destitución de David Mora como titular de la Secretaría de Seguridad Púbica de Zapopan, fue éste quien pagó los pagos rotos de un lapsus brutos que terminó por evidenciar una política de seguridad violenta que criminaliza a los jóvenes y justifica la violencia hacia ellos porque al estar en las drogas (como se asegura) están perdidos y no pueden ser tratados como personas.

 

El tejido social que se teje a macanazos.

 

Colofón

El tejido social son las redes de relaciones que se generan en las dinámicas desarrolladas de manera conjunta por ciudadanos e instituciones públicas y privadas, su construcción depende de los propósitos comunes que se tejen a través del diálogo. Lo que ocurre en Jalisco es el mito de Penélope, todos tejemos con la esperanza de cambio (esperamos a Odiseo) y, al final del día, unos deshilan el tejido con la violencia porque no hay nada más peligroso que la esperanza.

Información adicional

  • Por: : Darwin Franco
  • Biografía: Periodista y comunicador. Profesor de la Universidad de Guadalajara y del ITESO. Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. / @darwinfranco

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