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Julio en Jalisco: Los de abajo

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Usted, yo, nosotros en un día como todos pero distinto. A un costado dos jóvenes huyen en un Volkswagen blanco. Sus miradas perdidas sólo se enfocan en el minúsculo espacio que los separa de su huida pero el semáforo, un camión urbano y mi propio auto compactan el camino. Lo que hay detrás los inquieta.

 

De pronto el silencio aparente que acompaña al semáforo ubicado en las calles de Niños Héroes y R. Michel de la ciudad de Guadalajara se rompe con dos gritos: “Pélale cabrón”, “Córrele ya vienen”, y lo que hay detrás se hace visible en un retrovisor desde donde salen dos hombres armados. Los jóvenes huyen entre los carros mientras que un pistolero más nos indica que nos detengamos. El semáforo está en verde pero nadie avanza, sólo esos tres hombres que a plena luz del día corren armados sin que nadie haga o diga nada. 

Este tipo de estampas se han vuelto parte de la vida cotidiana de los jaliscienses y para nadie es ya es ajena la violencia. Usted, yo, nosotros… la hemos visto y escuchado… sabemos mucho más de ella pero quizá lo obviamos, aunque no más que las autoridades que ante la inseguridad que padecemos sólo nos dicen: “que nos cuidemos más”, como sugiere el presidente municipal de Guadalajara, Ramiro Hernández, quien falto de consciencia aseguró que esta situación que padecemos es porque “se juntan las dos cosas: la presencia de los delincuentes y el descuido, también, de las personas (…)”.

Descuidos como desaparecer al salir de una fiesta o desaparecer de nuestra propia casa donde unos hombres armados nos sustraen, tal y como les pasó a seis jóvenes en Lagos de Moreno. Descuidos como desaparecer y que la autoridad no haga nada. Descuidos como ser cuidados por quienes tienen antecedentes de represión. Sin embargo, entre tanto “descuido” este mes de julio vio nacer la organización en torno a los desaparecidos del estado y con marchas en Guadalajara y Lagos de Moreno se hizo visible un problema que no sólo no ha sido atendido con seriedad por las autoridades sino que ha sido desdeñado porque su primera acción es la criminalización de las víctimas.

 

Desaparecer en Lagos de Moreno

“Salió paso a paso, desapareciendo en la oscuridad impenetrable de la noche”, así describe Mariano Azuela en su obra Los de abajo (1916)lo que sería el inicio de la travesía de Demetrio Macías, un campesino que tras el conflicto con un cacique terminaría encabezando un grupo armado que se sumaría a la Revolución Mexicana.

Hoy 97 años después lo escrito por el nacido en Lagos de Moreno tiene una mucha fuerza porque los hombres de esa ciudad, ubicada al norte de Jalisco, también desaparecen, aunque contrarios a Demetrio, estos no huyeron sino que son arrebatados por la indolente ideología de la violencia que desde hace algunos meses azota a la región. La razón: la disputa de la plaza entre Los Zetas y el Cártel Jalisco Nueva Generación.

De acuerdo al informe sobre la Situación de los Derechos Humanos en Jalisco 2012, elaborado por el Centro de Justicia para la Paz y el Desarrollo (Cepad), entre 2006 y 2012 desaparecieron en Lagos de Moreno 59 personas (37 mujeres y 22 hombres); sin embargo, en lo que va del 2013 han desaparecido nueve más: José Wilfredo Mejía Vázquez (18 años); José Mejía Díaz (44 años) y Humberto Rincón García (se desconoce la edad), desaparecidos desde el 24 de mayo. La noche del 7 julio igualmente desaparecieron Eduardo Isaías Ramírez (22 años); Ángel de Jesús Rodríguez (19 años); Daniel Armando Espinoza (22 años); José Gerardo Aguilar (18 años); Marco Antonio Ramírez (19 años) y Cristian Fabián Ávila (18 años).  

Con ellos, son ya 68 las desapariciones forzadas en esta población de poco más de 150 mil habitantes; sin embargo, de los desaparecidos de Lagos de Moreno poco o nada se sabe, ya que  algunos -dicen las autoridades- son casos “ya de tiempo y la urgencia es resolver los más recientes”; no obstante, los mal llamados recientes no se han investigado porque las autoridades príistas de Lagos de Moreno han decido enfocar sus esfuerzos en otros temas más relevantes como las fiestas patronales que iniciaron el 24 de julio.

Obviando, con ello, las múltiples manifestaciones y marchas que los familiares de los seis jóvenes desaparecidos han realizado en las calles de Lagos de Moreno para exigir a las autoridades que realmente investiguen porque lo único que han hecho es criminalizar.  Así lo hizo el alcalde, Hugo René Ruiz Esparza, quien tras conocer el caso lo primero que declaro fue que se estaban “analizando los posibles vínculos de las víctimas con la delincuencia”. Afirmación que, pese a los “ustedes disculpen, no lo quiso decir así el alcalde”,  aún se sostiene en la Secretaría de Seguridad de este municipio: “Yo deseo de todo corazón que no sea una situación del crimen organizado, pero por las características que vamos encontrando (…) todo indica que se trata de una situación de este tipo”, precisó el encargado de esta dependencia, Juan Carlos Rodríguez Rizo.

La reacción de los familiares fue inmediata y en una segunda manifestación exigieron a las autoridades el respeto a las víctimas y pidieron información sobre el status de las investigaciones, pues era fecha que no escuchaban algo más que: “estamos investigando, no se desesperen… deben tener paciencia”.

De pronto, por los medios y no por la autoridad, las familias se enteraron que el 17 de julio se arraigaron a cuatro presuntos sospechosos de la desaparición de sus hijos; el 22 supieron que ya se había abierto la averiguación previa 1796/2013 donde se sumaron otros dos sospechosos que presuntamente son sicarios del Cártel Jalisco Nueva Generación. Todo esto llegó por los medios porque las autoridades no les dicen nada.

Con estos antecedentes y tras conocer lo que ha pasado con otros desaparecidos, los familiares no guardan muchas esperanzas, pues saben que sus hijos posiblemente ya están muertos y que un milagro es prácticamente imposible. Así puede leerse en la crónica realizada por Verónica Robles para el periódico El Informador, en ésta la periodista recopila el sentir de las madres de estos seis jóvenes. Una de ellas, la madre de Eduardo Isaías, mencionó: “Yo siempre he creído mucho. Los milagros existen. Pero con esa gente que se los llevó los milagros son imposibles”.

Tal y como lo reafirma -en el mismo texto- la madre de Ángel de Jesús Rodríguez, quien después de recibir una llamada de la Fiscalía General de Jalisco presentía lo peor, ya que la citaban  en las instalaciones del Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses en Guadalajara para reconocer algunas prendas encontradas en la finca que fue señalada por los seis presuntos sospechosos: “Me mataron a mi muchacho. Y como los fiscales no pudieron defenderlo seguro me van a decir que mi muchacho era un delincuente. Pero mi hijo no era un delincuente, era un obrero que tenía muchas ganas de poner una cocina económica para superarse”. El resultado de esta diligencia -realizada el 28 de julio- fue que ninguna de las prendas correspondía a la que estos seis jóvenes portaban el día de su desaparición. La agonía se alargaba para estas familias que regresaban a Lagos de Moreno de la misma forma en que habían llegado a Guadalajara: sin nada.

Nada se sabe a la fecha de estos seis jóvenes, tampoco de Wilfredo, José o Humberto, pero quizá las palabras que Hugo Gutiérrez Vega mencionó al recibir la medalla Mariano Azuela (máximo reconocimiento que otorga el municipio de Lagos de Moreno) podrían ser un bálsamo para esta tierra y sus familias: “Lagos es mi jardín paterno (…) Mucho ha dado este jardín paterno al arte universal, no permitamos que se seque, procuremos que el arte hermane nuestras vidas y nos humanice en torno a la siempre nueva belleza de este mundo, que a pesar de toda la violencia, la miseria y el desencanto: nos ha hechizado.”

 

“Dónde están, dónde están… nuestros hijos dónde están”

La historia de Luis Antonio Ortiz (14 años) y Andrés Barba (15 años) quienes desaparecieron el 21 de junio y fueron encontrados muertos once días después, hizo que el tema de los desaparecidos en Jalisco no fuera el mismo, pues a partir de este hecho muchas familias decidieron romper el silencio y la espera para salir a las calles exigirle al gobierno que haga algo al respecto y deje de darles sólo largas, omisión, indolencia e, incluso, criminalización.

Lo que sería una marcha para protestar por el mal manejo que las autoridades dieron al caso de Luis Antonio y Andrés terminó por convertirse en un crisol donde otras familias de desaparecidos encontraron valor y solidaridad para salir a la calle y, por primera vez, después de meses de espera y búsqueda: no se supieron solos.

Ahí estaban, en esa tarde soleada del domingo 7 de julio, un puñado de familias que como Usted, yo, nosotros… un día simplemente no vieron regresar a sus seres queridos. Ahí estaban también ellos en las pancartas, mantas y fotografías que llevaban sus nombres y los datos de su desaparición. Sus familias los portaban con firmeza, aunque al contar la historia sus ojos se llenaran de tristeza y desesperanza.

Las familias de Carlos y Luis Ramírez Nieto (desaparecidos el 27/02/09); José Luis Arana Aguilar (17/01/2010); Dalia Guadalupe Cruz y Luis Ramón Enciso (10/09/2010); Sergio Oliver Díaz Toscano (10/06/12), José Ignacio Rosas Gómez (25/10/12) y Jorge Alberto Gutiérrez Galindo (29/04/13) marcharon hasta La Minerva (punto neurálgico de la ciudad de Guadalajara) y en su trayecto una y otra vez exigieron a las autoridades que trabajaran en la búsqueda y que dejarán la pasividad con la que han actuado hasta el momento.

“Vivos se los llevaron, vivos los queremos” repetían al unísono todas estas familias y ahí una madre incansable, María Natividad Guerrero, buscaba hallar ánimos y darles ánimos a todas esas familias pero ella sabía que la realidad es muy distinta porque el calvario de buscar sola y con el desdeño de las autoridades duele y pesa tanto como la propia desaparición de su hija Dalia y su yerno Luis: “Tengo un gran coraje porque no sé si soy pendeja o tolerante porque bien sé que en estos casi tres años las autoridades no han hecho nada. Yo vine a la marcha por quiero acompañar a estas personas aunque sé en sus casos tampoco las autoridades van hacer nada”.

Nati es junto con Guadalupe Aguilar (madre de José Luis Arana), dos de las madres jaliscienses que más han hecho por el tema de los desaparecidos del estado, juntas participaron en la huelga de hambre realizada el 9 de mayo a las afueras de la Procuraduría General de la República en el Distrito Federal, y ambas han sufrido el trago amargo de la incapacidad gubernamental para resolver el tema de los desaparecidos.  Por ello, Guadalupe Aguilar -quien dio un discurso al final de la marcha- llamó a las familias a unirse: “La presión que les hagamos a las autoridades es lo único que nos puede dar respuestas… a estas alturas mi hijo está muerto pero los hijos de ustedes que tienen menos tiempo desaparecidos tienen esperanzas. Tenemos que ponernos a trabajar para hacer presión”, exclamó quien por sí misma ha tenido que realizar la búsqueda de su hijo José Luis porque las autoridades simplemente le dijeron que mejor se resignara.

Pero ella no se resigna y sabe que la organización es la única vía para obtener respuestas, como ha ocurrido con organizaciones como Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos (as) en Nuevo León (FUNDENL). Esta primera marcha podría ser el inicio de la organización ciudadana en torno a los desaparecidos de Jalisco, ya que por primera vez el tema forma parte habitual de la agenda mediática y las autoridades, aunque bajo presión, parecen querer actuar si bien aún no saben cómo hacerlo fuera de la criminalización de las víctimas o del olvido al que someten a la mayoría de las averiguaciones previas por desapariciones forzadas. Al día de hoy en Jalisco hay 2 mil 240 personas desaparecidas.

 

Represores, el perfil en los altos mandos de la seguridad en Jalisco

El 18 de julio se nombró como delegado de la Procuraduría General de la República (PGR) en Jalisco a Gerardo Octavio Solís sobre quien pesan las acciones represivas ocurridas contra manifestantes (los llamaron “globalifóbicos”) que el 28 de mayo de 2004 protestaban en el marco de la Tercera Cumbre de América Latina, el Caribe y la Unión Europea. En ese tiempo, el nuevo delegado de la PGR fungía como Procurador de Justicia del Estado y el actual Fiscal General, Luis Carlos Nájera, era titular de la Dirección General de Seguridad Pública de Guadalajara. Ambos, en ese momento, autorizaron aprender, golpear y torturar a decenas de manifestantes.

Hoy ambos forman parte del primer cuadro del gobierno de Jalisco, aunque ahora Luis Carlos Nájera la hará de jefe y Gerardo Octavio Solís de subalterno, pues el primero en el mes de agosto concentrará todas las decisiones de las estrategias de seguridad y procuración de justicia de Jalisco al entrar en vigor el llamado: Mando Único.

Tras su paso como Procurador de Justicia de Jalisco (2000-2005), Gerardo Octavio Solís acumuló 3 mil 935 denuncias por casos como detención arbitraria y lesiones. Además recibió 560 quejas por tortura ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDHJ), organismo que igualmente emitió 15 recomendaciones por tortura comprobada. En estas mismas recomendaciones aparece el nombre de Luis Carlos Nájera.

 

Colofón

“El humo de la fusilería no acaba de extinguirse” puede leerse en las líneas finales de la obra Los de Abajo, y de esa manera la violencia tampoco cesa en Jalisco aunque el mes de julio, según reporta el Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses, fue un mes más “tranquilo” porque sólo hubo 52 homicidios. En lo que va del año y al día de hoy (02 de agosto) van 896. Usted, yo, nosotros (los de abajo) podemos estar en calma.

Información adicional

  • Por: : Darwin Franco
  • Biografía: @darwinfranco

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