A+ A A-

Sinaloa: Embates contra el ejército

Embates contra el ejército Embates contra el ejército Embates contra el ejército

En al menos tres momentos y lugares, el crimen organizado consumó tres ataques contra el Ejército Mexicano, al que ataco y acusó de tener nexos con el narcotráfico, y de pasó hizo el mismo cuestionamiento al gobernador Mario López Valdez.

Los embates vinieron de ambos lados: del Cártel de Sinaloa, a través de uno de sus operadores de seguridad, Iván Gastélum Ávila, conocido como El Cholo, y luego en Los Mochis, cabecera municipal de Ahome, la alianza delictiva Carrillo-Beltrán Leyva-Zetas acusó al mandatario y a los jefes de las corporaciones policiacas de servir y proteger a la organización de Joaquín Guzmán Loera, El Chapo.

 

I

La tranquilidad corrompida, como ese viento caliente y espeso bajo un sol de 37 grados, es lo que padecen los habitantes de La Vainilla, en el municipio de Mocorito, cerca de 50 kilómetros al norte de Culiacán, muy cerca de la serranía. Ahí, un enfrentamiento entre militares y un grupo armado dejó un saldo de dos civiles muertos, aunque otras cifras señalan que entre los decesos deben incluirse dos soldados.

La refriega fue el sábado 18 de mayo, alrededor de las 5:30 horas. Los habitantes no saben si en realidad había un retén del Ejército Mexicano, en el camino que conduce a esta comunidad, a unos 200 metros del asentamiento, si fue una persecución o una emboscada.

Esa mañana, antes de que el pueblo se levantara a regar las plantas de las escasas áreas verdes, en esos patios grandes, terregosos y de polvo concupiscente, se empezaron a escuchar los guamazos, como llama Abraham a los disparos, y entonces nadie salió de sus viviendas. A él le avisaron cuando ya había pasado por el lugar y se dirigía a Culiacán, a trabajar. “Me dijeron por teléfono que estaba feo el deschongue, fue como a eso de las seis de la mañana. Está fea la cosa por todos lados, oiga. Nomás que no nos toque, porque en una de esas se van barbones y rasurados”, manifestó.

De dos años a la fecha, agregó, poco salen a la calle y de noche, en cuanto empieza a oscurecer, se encierran y prefieren guardarse a arriesgar el pellejo.

 

Pueblo de polvo

En la entrada a La Vainilla hay un viejo letrero, vencido por el tiempo y las enmendaduras, que avisa que suman alrededor de mil 700 habitantes. La verdad es que poco de lo que dice el anuncio tiene vigencia: son unas 60 casas, de las cuales apenas 25 están habitadas. Muchos de sus pobladores se fueron porque no hay agua ni trabajo ni escuela. Algunos lo hicieron fuera del estado o del país, y viven en Estados Unidos, de donde regresan cada Navidad o vacaciones de Semana Santa.

La polvareda se levanta fácilmente. Las palmas, que no son pocas, alimentan las flacas sombras: no parece haber dónde guarecerse bajo un sol disciplinante y malhumorado de media tarde de jueves. Algunos se dedican al cultivo de palmas para construir cabañas y palapas, otros a la siembra de maíz, frijol… en tierras de temporal porque no hay agua. Unos cuantos borregos en un cerco pequeño. Vacas en patios de casas más adentradas. Acá todo es entelerido, menos los cañones de los fusiles automáticos y mucho menos el miedo.

La telesecundaria tiene en sus fachadas algunos raspones que parecen orificios de bala recién pintados, en un intento de resanar, ocultar la realidad. Pero la realidad pesa y demuele y aplasta: está ahí, a poco menos de trescientos metros del pueblo, a la vuelta del sendero.

 

Combate

El tableteo inundó todo, ese sábado que apenas empezaba. Fueron cinco minutos, dicen unos. Otros, como el comisario José Cázarez, sostienen que el agarre a balazos duró alrededor de media hora, pero “a nosotros se nos hizo toda una eternidad”. Los pobladores no pudieron pasar sino hasta las 15 horas, debido al fuerte despliegue militar. “La verdad, echaron al perder la tranquilidad y ahora por todos lados es igual. Aquí nadie miró, nadie se dio cuenta de nada”, insistió Abraham.

Dos camionetas y una Hummer artillada protagonizaron el enfrentamiento. En el lugar había una caja para cartuchos calibre 7.62, el que usan los fusiles AK-47, conocidos como cuernos de chivo. Quedaron también en el camino cristales y plásticos de automóviles, esparcidos en el camino.

Las versiones difundidas en medios periodísticas indican que dentro de una camioneta quedaron los cadáveres de dos desconocidos. Los militares además decomisaron tres camionetas de modelo reciente, una de ellas con placas UB-89886, de Sinaloa, otra blanca con placas TY-73982, y una Chevrolet Cheyenne, placas UC-07023. Además de armas de diferente tipo, cuyas características no fueron dadas a conocer.

Los vecinos miraron helicópteros artillados militares que participaron en la persecución y otras patrullas terrestres, ya que varios de los supuestos sicarios lograron huir. Otras versiones indican que el operativo inició en la comunidad de La Calera, ubicada a pocos kilómetros al oriente de La Vainilla, más adentrada en las montañas, y que concluyó con este enfrentamiento.

A pesar de que las comandancias de la Novena Zona Militar y de la Tercera Región no emitieron comunicados sobre estos enfrentamientos, versiones extraoficiales identificaron a uno de los occisos como César Isaac Sauceda Pérez, con domicilio en el poblado La Buenavista, municipio de Mocorito. El otro abatido no ha sido identificado, tenía alrededor de 30 años y era de tez morena; muy cerca de él fue encontrado un rifle AK-47 y una bazuca lanzagranadas.

Fuentes de la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) informaron que en esta refriega de La Vainilla no fueron avisados por los mandos castrenses, por eso no cuentan con un parte informativo ni trabajos periciales sobre la escena del crimen. Pero la Procuraduría General de la República (PGR) recibió un reporte de las primeras investigaciones y de lo decomisado: “Siete unidades motrices: tres Toyota Tacoma, una Chevrolet GMC, una Chevrolet Silverado, una Dodge Ram y una Chevrolet Pick Up. (Además) un arma corta y cinco largas”, indicó la dependencia federal. Por estos hechos se inició una averiguación previa por los delitos de homicidio en grado de tentativa, lesiones, daños y violación a  la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos.

Además, en el poblado Tacamari, donde hubo otro enfrentamiento a balazos, fueron decomisadas dos camionetas Toyota, una Tundra y una Tacoma, y una Dodge Ram. Cada una de ellas, con armas en su interior. “En la Tundra se aseguró un arma corta, tres armas largas, 14 cargadores de diferentes calibres, un costal con aproximadamente 660 gramos de marihuana y un kilo 102 gramos 500 miligramos de cocaína. “En la Tacoma se aseguraron dos armas cortas, 4 armas largas, un bipie, un aditamento lanzagranadas, 36 cargadores de diferentes calibres, mil 470 cartuchos de diferentes calibre, una bolsa con 60 gramos de cocaína y un envoltorio con 29 gramos 800 miligramos de marihuana”. Y en la Ram fueron asegurados un lanzagranadas, dos granadas, tres armas largas y 17 cargadores de diferentes calibres. “Por estos hechos se inició una averiguación previa por los delitos de: Homicidio en grado de tentativa, lesiones, daños, violación a la Ley federal de Armas de Fuego y Explosivos, y contra la salud”, informó la delegación estatal de la PGR.

Ese mismo día, en amplio sector de la ciudad de Guamúchil, cabecera municipal de Salvador Alvarado, se realizó un fuerte operativo del Ejército Mexicano, con la participación de cinco helicópteros. No hay reportes oficiales al respecto. Ahí, en La Calera, se realizaba una fiesta en la que aparentemente estuvo El Cholo, Orso Iván Gastélum Ávila, operador del Cartel de Sinaloa en los municipios de Mocorito y Salvador Alvarado.

Información sobre hechos del lunes 20 de mayo indicó que un ataque a balazos dejó un saldo de un oficial del Ejército Mexicano muerto y dos más heridos, en las cercanías de la comunidad Bacamacari, a cerca de 10 kilómetros de La Vainilla. También hubo dos detenidos. Esta refriega aparentemente tiene relación con los dos civiles muertos a balazos la mañana del sábado. El occiso fue identificado como Víctor Manuel Santiago Sánchez, capitán del ejército y adscrito a la Novena Zona Militar, quien fue trasladado en helicóptero al Hospital Integral de Badiraguato, donde murió. Los soldados heridos fueron llevados al Hospital Militar de Mazatlán. Otras versiones que no han sido confirmadas indican que el número de soldados muertos asciende a 10.

 

Olor a quemado

Durante los primeros días de agosto de 2010, comandos atacaron a balazos las comunidades de La Vainilla, Las tatemas y Pericos, en este municipio. El ataque fue durante la noche del jueves y la madrugada del viernes, y dejó un saldo de al menos 10 vehículos y varias casas quemadas. Los homicidas iban en vehículos de modelo reciente, al parecer camionetas, y armados con fusiles de asalto. Los agresores atacaron a balazos varias viviendas, pero no hubo lesionados.

 

Marcapasos

José Cázarez cuenta que escuchó los disparos y se bajó de la cama para quedar pechotierra, en el suelo. “Estábamos acostados cuando empezó la tracatera. Fue como media hora pero a nosotros se nos hizo una eternidad. Todos nos tiramos al piso. Dicen que los soldados los estaban esperando y otros que los traían arriados, que venían de la fiesta de La Calera. Que estaba sitiado y de allá p’acá los traían… estuvo serio, se oía de todo”, recordó. Ante tanto balazo, agregó, se le hacen pocos los muertos. Manifestó que ya esperaban un hecho violento como éste, porque “los broncos” andaban paseándose por el lugar desde hace varios días.

En los alrededores, lo señalan otros vecinos, hay “mucha malandrinada. Y cuando esto pasó todos los arrancamos y nos tiramos al suelo… salimos a la calle cuando se acabó todo”.

José tiene 79 años, camina despacio y así habla: remendando sus palabras antes de que éstas sean expulsadas por lengua, dientes, garganta y labios. Hasta su voz se arruga al alcanzar el aire. Aquí, en el zaguán de su casa se apacigua un poco el calor y el viento trae una inexistente brisa del cauce del arroyo que está a pocos metros, seco. “A mí esto de la tracatera como que me apagó. Ando como temblando, como que veo borroso. Antier fui a Culiacán a que me viera el doctor, porque traigo problemas con la presión, y hoy estoy más tranquilón”, señaló. Tiene un año con marcapasos luego de haber sufrido problemas cardiacos. Nubarrones en esa mirada. Tambaleando su cuerpo, que al andar va y viene pero no deja de avanzar. Es digno representante de su comunidad: igual de tembeleque y frágil, borrosa, apagada, por tanta violencia.

- ¿De qué vive, don José?

- De la voluntad de Dios.

Desde un helicóptero con características similares a los que usan las fuerzas armadas, fueron arrojados volantes con la fotografía de Iván Gastélum, El Cholo, a quien se acusó de homicida, extorsionador, narcotraficante y secuestrador. En el documento se dan correos electrónicos y teléfonos para que los ciudadanos denuncien. Como respuesta a esta campaña, el 31 de mayo fueron instaladas al menos 25 mantas en la ciudad de Guamúchil, cabecera municipal de Salvador Alvarazo, zona controlada por El Cholo: “Señor Secretario de la Defensa Yo el cholo Iván mis respetos pal ejercito yo lo que he hecho es defenderme mientras el culpable de lo que sucedió es el General Gurrola es el que a hecho es gente inocente y violar derechos humanos el es el que debería estar en la cárcel no en el ejercito ya que es el único feminicida y homicida y violador señor secretario con todo respeto investigue quien es ese General Gurrola para que se de cuenta quien es en realidad cheque el debate el día 28 de mayo ya que se niega que el mando tirar volantes en los helicópteros y como también niega que el mato a María Susana Flores quien es el feminicida? ATTE: El Cholo Ivan”.

Flores es la joven que tenía el centro Miss Sinaloa y que fue ultimada por personal del Ejército Mexicano durante una persecución en contra de Gastélum, en noviembre de 2012. Versiones de testigos indican que la joven, quien viajaba con los sicarios de El Cholo, descendió de un vehículo y les gritó a los militares que no dispararan, que no llevaba armas. La joven, de 22 años, fue abatida en las cercanías de la comunidad El Palmar de los Leal, municipio de Mocorito.

 

Arrojan cadáver a militares

En medio de un charco de sangre y un impacto de bala en la cabeza, el cuerpo de Teófilo Ayodoro Uvaldo tomó por sorpresa a los militares que tienen su base en San Miguel de la Atargea, en el municipio de Escuinapa, última frontera de Sinaloa en el sur, colindante con el estado de Nayarit. Nelda Ortega, del semanario Ríodoce, escribió que a ocho kilómetros de distancia de la cabecera municipal, esta comisaría salió de la tranquilidad en la que hasta hace unas semanas vivían sus escasos 80 pobladores. La mañana del miércoles 22 de mayo, desde temprano corrió como reguero de pólvora que a los “militares les aventaron un muerto”. Quienes esa mañana salían a trabajar al campo, como todos los días, se encontraron con la escena; vehículos oficiales de los federales y el cuerpo tendido sin vida, solo cubierto con una sábana blanca. Más de un curioso quiso detener su camioneta para observar a detalle al desconocido, pero al modo seco y con voz de mando, les pidieron no detener la marcha. El occiso fue identificado como Teófilo Ayodoro Uvaldo, de 30 años, originario de Tecoanapa, municipio ubicado al sureste de Chilpancingo, Guerrero.

La polvareda que dejan a su paso las camionetas castrenses que transitan por San Miguel de la Atargea, mantiene en alerta a sus pobladores, que ven su presencia como una “bomba de tiempo”. Emilio Rodríguez, comisario del pueblo, donde estima habrá entre 60 y 80 pobladores, indicó que nunca antes se había registrado este tipo de hechos, y que la existencia de los dos retenes, el de la AFI y el del Ejército, no generan tranquilidad. “La verdad es una ‘bomba de tiempo’, aquí están los soldados, ya ve, un agarre o algo, quienes van a pagar las consecuencias son los que se llevan ahí, la gente; pasa uno (la carretera) a trabajar para allá”, mencionó.

 

Desde el aire

El sábado 1 de mayo y desde el aire, muy temprano, fueron lanzados volantes en los que se acusa al gobernador Mario López Valdez, y a los jefes de las policías Ministerial del Estado, Jesús Antonio Aguilar Iñiguez, mejor conocido como Chuytoño, y Municipal de Ahome, Jesús Carrasco, de estar al servicio de Joaquín Guzmán Loera, El Chapo, líder del Cártel de Sinaloa. En los textos también se acusa al general Moisés Melo García, comandante de la Novena Zona Militar, de operar en función de los intereses de esta organización criminal.

El mandatario respondió que sus acciones contra la delincuencia puede tener como consecuencia una campaña de descrédito en su contra y de sus colaboradores. Dijo que no bajará la guardia y que pedirá a las autoridades federales que investiguen.

 

Cerrado

Y a pesar de estos ataques y embates de un lado y de otro, el Ejército ha preferido guardar silencio. Parece más interesado en hablar de los muertos que otros, como los ciudadanos, ponen, y no de los propios. El mando castrense se ha negado a informar sobre los soldados ultimados -que podrían sumar unos 10- en algunas de estas operaciones ni de los saldos de este nuevo episodio de la vida criminal en Sinaloa.

TESTIGOS PRESENCIALES

ESTADO DE LA REPÚBLICA

DESAPARECIDOS

PRENSA AMENAZADA

RECIBE NUESTRO BOLETÍN

Nombre:

Email:   

NUESTRA APARENTE RENDICION | 2010