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La minuta de una reunión con Javier Sicilia y una carta, de Jorge Harmodio

Marcha contra la violencia en ParísParís, a 26 de agosto del 2011

Querida Lolita:
Hace un año yo era uno de esos mexicanos en el extranjero que vivían con la autoimpuesta ceguera del avestruz, protegiéndose de la realidad mexicana con una mezcla de desinformación y vago optimismo (acaso la cosa no sea tan grave, acaso la violencia será pasajera, etcétera). Entonces llegó la matanza de los 72 inmigrantes sur y centroamericanos en San Fernando, Tamaulipas, y tú, en un ademán de desesperación propio del que ya no puede quedarse cruzado de brazos ante la barbarie, abriste NAR, y convocaste a la comunidad artística y literaria a hacer algo, lo que fuera, lo que se pudiera:

por ejemplo descruzarse de brazos, tomar la pluma y decir o dibujar esas cosas que dibuja o dice la gente cuando ya no se puede permitir el lujo de quedarse callada. A mí me pediste que te ayudara a iniciar la cuenta de muertos por violencia en el blog Menos Días Aquí (y el tuit @menosdias). La tarea no era grata: contar muertos, del bando que fueran, quitándoles el antifaz numérico de la estadística y el político de narcos vs. militares; contarlos como lo que son, fueron primero: gente como tú y como yo: gente que empieza por su nombre. Avestruzmente yo creí que la cosa me iba a tomar una o dos horas diarias. Acabé necesitando seis, a veces siete horas de atroz buceo en los periódicos, cruza de datos, identificación de nombres. Conté 229 muertos esa semana. Hay dos nombres que no olvido: Luis Carlos Santiago Orozco (21 años), fotógrafo becario del Diario de Ciudad Juárez (le gustaba el metal, se empezaba a dejar la barba y se acababa de ir a vivir con su novia) y Claudia Coronado Puente (22 años, la que se interpuso entre los asesinos y su esposo cuando éste iba a ser ajusticiado por un comando armado en el patio de su casa). Desde entonces, más de cincuneta personas, coordinadas por Alicia González, han mantenido viva la llama de los nombres, sinónimos de la memoria. Te agradezco ese impulso inicial, así como los textos fundamentales que has editado y publicado en NAR (pienso por ejemplo en los de Enrique Serna, Geney Beltrán, Milagros Ezquerro o Alejandro Almazán). Tristemente, el aniversario de NAR coincide con una nueva matanza de sesenta personas en un casino de Monterrey. Aún quedan muchas consciencias avestruz por despertar en México. Ojalá despierten para la causa de la paz, no para la de la guerra. Y ojalá llegue el día en que cerremos este blog porque México ha logrado reconstruir un estado, una sociedad en paz, donde el hoy omnipresente prefijo narco- ya no es una amenaza para nadie.

 

Adjunto a esta carta te envío, para su publicación en NAR, la minuta sentimental de una reunión que los Ciudadanos por la Paz en México (grupo París), y la Red Global de Mexicanos por la Paz mantuvimos hace una semana con Javier Sicilia, aprovechando su paso por esta ciudad.

Te mando un saludo fraterno.
Jorge Harmodio

 

Minuta sentimental de una reunión con Javier Sicilia.
Lugar: Théâtre de Verre.
Fecha: viernes, 19 de agosto del 2011 a las 19h30.

 

Prólogo
Cita con Javier Sicilia frente a la iglesia de St. François Xavier. Viste camisa de cuadros (¿franela, algodón?). Lleva al cuello una medalla circular de metal con una cruz. Saluda con un beso. Lo acompaña Isolda. “Estamos medio cansados de caminar”. Su andar es ligeramente asimétrico, como si acabara de recorrer a pie un país entero. Tomamos el autobús 80 en École Militaire. La conversación vagabundea por la periferia de las personas que no se conocen. La situación en México, la vida en París, el cansancio, el dolor, su encuentro con Calderón. Brinca por ahí una cita de Nietzsche: “el poder es el más frío de los monstruos fríos”. Sabrá Dios cómo pasamos del poder frío a la relación de los católicos con el cuerpo. Por cierto, Calderón toma mucho café. Afuera hace un día extrañamente soleado. Ni rastro de la marca de la casa: el cielo color gris París. Sicilia es un gran conversador. Ahora narra su futura novela sobre un sacerdote que fue salvado de la ejecución en Auschwitz por un desconocido. ¿Cuál es el sentido del sacrificio?

 

Reunión
El Théâtre de Verre (17 rue de la Chapelle, al fondo del patio) parece un taller mecánico de arte dramático. Puertas de vidrio abiertas, utilería de escenografía regada por acá o por allá, artesanía espontánea. Sobre los respaldos de algunos sillones han sido pintados rostros humanos. Tras besar una a una a toda la concurrencia, Sicilia escoge uno de esos sillones con respaldo humano para sentarse. El efecto es extraño. Te levantas del sillón y aparece un rostro del tamaño de tu espalda, como si lo trajeras ahí tatuado. Hay aproximadamente unos treinta Ciudadanos por la paz en México (grupo París). La gente está emocionada. Sicilia reparte videos del diálogo con el congreso. ¿De qué vamos a hablar?

 

Punto 1: Evaluación de la acción de las grullas y posibles acciones para dar visibilidad al movimiento en el extranjero y financiar acciones futuras.
La mirada exterior es importante en México, dice Sicilia. Las acciones de los grupos en el extranjero han sido ampliamente cubiertas por la prensa local. La acción de los sobres vacíos, por ejemplo, salió en todos los periódicos. Es importante que los mexicanos en el extranjero se sigan movilizando. Se discute la naturaleza de las acciones del grupo, construidas todas ellas en torno a una metáfora (la tierra, el sobre vacío, la grulla).
Se habla de acompañar a la caravana del sur, que convocará a la gente a salir a los zócalos de todo el país 18/19 de septiembre en México. Se comenta que si todos los grupos en el extranjero se unieran en torno a una misma acción, se lograría un mayor impacto mediático contra la Ley de Seguridad Nacional apoyada por el poder ejecutivo.
Se habla de financiamiento. Sicilia dice que el MPJD es un movimiento moral, por lo cual se necesita transparencia total en su financiamiento. Se prefiere con mucho los financiamientos ciudadanos al financiamiento partisano, con dinero cuyo origen se desconoce o trae intereses detrás. De ahí la campaña de 1 peso por la paz. Se habla de reproducir la campaña desde el extranjero. Por ejemplo, vendiendo grullas en el Trocadero de París y en el resto de ciudades donde hay células de la Red Global, de a 1€ la grulla. También se habla de pedirle textos a Le-Clézio, Carlos Fuentes y Fernando del Paso para “cartonearlos” (es decir, editarlos en rústico, a la manera de Eloísa la Cartonera) y venderlos a 10€ el ejemplar. En París, los libros de cartón se han vendido bien. Si lográramos sacarle un texto a Le-Clézio, cartonearlo en varios idiomas y venderlo en las ciudades donde hay células de la Red Global, se podrían financiar acciones ulteriores por la paz.

 

Paréntesis
Sicilia fuma y habla y fuma y habla. Sensación de estar frente a un hombre presente, que habita todos y cada uno de sus límites. ¿Cuántos cigarros llevas, Sicilia? pregunta Isolda. Ha perdido la cuenta. Afuera, la tarde cae por los ventanales de vidrio. Sensación de un hombre al pie de la letra, sin segundas intenciones. Impresión de hombre a ciencia cierta. Hombre tal cual.

 

Punto 2: Estado del diálogo con el Ejecutivo y el Legislativo. Interrogaciones filosóficas sobre el perdón, el crimen, el mal.
Sicilia recuerda algunas de las demandas del MPJD: Ley de Seguridad humana y ciudadana, comisión para la verdad, fondo para las víctimas. Se habla de un posible diálogo con el ejército. Se le pregunta a Sicilia de qué sirve dialogar con un poder que acaso permanezca sordo. Sicilia responde que el país está balcanizado, los gobernadores sumidos en una ceguera histórica: el diálogo es una oportunidad para corregir el rumbo a tiempo (¿a tiempo?), antes de que la inercia suma al país en una guerra aún más cruel, guerra de autodefensa.
Se discute la naturaleza ideológica de la guerra en México. Crímenes sin ideología. Crimenes de mercado. ¿El mercado, es ideológico o no? Matan a la gente por una “cierta suma”, dentro de un proceso que sigue un ciclo comercial. ¿Qué tan ideológicos son los crímenes de mercado?
Sicilia habla del asesinato de su hijo Juan Francisco, muerto a cambio de 300,000 pesos. Se habla del perdón. Per-dón: ir más allá del don, dice Sicilia. Per-dón: aumentación del don, magnificación de la gratuidad del amor. Y sin embargo él no ha logrado ir a ver al Negro Radilla, el asesino de su hijo. Cuando lo detienen, el Negro se intenta suicidar, pero la policía no lo deja. El Negro aparece en televisión enojado, emputado, encabronado porque no lo dejaron suicidarse. Encabronamiento y nada más. ¿Se puede perdonar a alguien que no pide perdón, que no tiene consciencia de sus actos ni sentido de sus consecuencias? ¿Cuántos asesinos se necesitan para producir 50,000 muertos? ¿Qué va a hacer la sociedad con todos esos asesinos? ¿Están definitivamente perdidos para la sociedad?
Se habla de la importancia de la demanda de una Comisión por la verdad. “Nos estamos adelantando 18 años a Colombia”. Se discute sobre posibles estrategias de división de las víctimas. ¿Wallace representa a las víctimas de una sola clase social? El MPJD no enfrenta a unas víctimas con otras, el MPJD está abierto a todos los dolores y todas las sensibilidades.
Se le pregunta a Sicilia por la desobediencia civil y el voto en blanco. Sicilia responde: los partidos no entienden que este debería ser un momento de unidad nacional urgente. Ellos creen que nos pueden usar políticamente, que nosotros tenemos esos 5 millones de votos que les faltan. Se equivocan. Nosotros representamos a las víctimas y nuestra agenda es clara: detener la Ley de Seguridad Nacional, crear una Comisión de la verdad y un fondo para las víctimas. La legitimidad de este movimiento emana del dolor. Este movimiento terminará cuando las demandas de las víctimas sean satisfechas. Entonces surgirá acaso un movimiento de movimientos que abogue por todo lo que falta por hacer: voto en blanco, candidaturas ciudadanas, reforma de la educación.
Se le pregunta a Sicilia cómo hacer para que este movimiento no acabe como todos los movimientos: confinado al olvido o entregado a la politiquería inane. Sicilia insiste: somos un movimiento moral. En cuanto los líderes empecemos a vivir, a comer del movimiento, la cosa se pudre. El zapatismo y el MPJD son los dos únicos movimientos morales. Las víctimas históricas: los indígenas, y las víctimas presentes de esta guerra.

 

Paréntesis
¿Qué ve un hombre común cuando de pronto una tragedia lo catapulta a la pupila encendida del huracán? Políticos que toman demasiado café. Políticos que están mal en su cuerpo. Hombres que se rompen con un beso. Hombres de poder que en el fondo y en la forma se saben impotentes. Hombres que no saben qué hacer. Hombres que necesitan ayuda urgente. Hombres infinitesimales, perdidos en la fachada bronceada, bien vestida, perfumada, retocada por la cirugía, suavizada por lentes de marca: hombres extraviados en su cuerpo. PREGUNTO: ¿no quieres cambiar en todo el párrafo ·hombres” por ·hombres y mujeres”?

 

Punto 3: ¿Qué pacto se firmó en Juárez?
Se le pregunta a Sicilia por qué no se incluyeron las demandas de las comisiones en Juárez, al final de la caravana del Consuelo. Sicilia responde: necesitamos moderación. No podemos repetir los errores de la historia. No voy a jugar al 68. No es realista exigir el juicio político a Calderón, o al menos no por ahora (hay que esperar que termine el sexenio, que se establezca una comisión de la verdad, etcétera). No podemos dejar que una minoría radical se apodere del movimiento. Nosotros ya leímos a Foucault: no vamos a caer en la asambleítis. Los acuerdos de San Andrés fueron traicionados, entre otras cosas porque los zapatistas ganaron el podio en el congreso pero perdieron el control de las mesas. Subir 900 demandas al gobierno es la mejor manera para que el gobierno no haga nada. Aquí las decisiones las tomamos las víctimas, y nuestros objetivos son claros: detener la Ley de Seguridad Nacional, hacer una Comisión de la verdad, resolver los crímenes, crear un fondo para las víctimas. Nosotros queremos hacer avanzar las causas. Con un pliego irrealista, nunca hubiéramos sentado a Calderón y al congreso en la mesa de negociación.
Se discute con Sicilia: los indignados españoles funcionan con asambleas; las revoluciones árabes lograron enjuiciar al dictador. Pero los indignados viven en democracia, y México no es una democracia. Y las revoluciones viven en dictadura, y México tampoco es una dictadura. México es más complejo: un híbrido entre el autoritarismo y la democracia. Un estado mafioso que se avienta a hacer una guerra: he aquí las consecuencias. Debemos actuar ahora de manera lúcida: de lo contrario, el país se va a incendiar autodefendiéndose.

 

Epílogo
Sicilia enciende un nuevo cigarro, le da dos fumadas. Lo apaga. Lo vuelve a encender, ahora para exaltarse hablando de Foucault, de la realpolitik, de la izquierdoderecha radical. Mienta madres. Entra en la arena. De cierta manera ejerce poder. Los que apenas estamos empezando en esto de la militancia perdemos la inocencia política. También aquí las decisiones se toman desde arriba. Por más moral que ésta sea, en la topología del poder siempre habrá un arriba. “Aquí las decisiones las tomamos las víctimas”. La frase se multiplica en su eco. Entendemos por qué no se le pueden colgar a este movimiento todos los sambenitos que quisiéramos. Sí, Elba Esther se tiene que ir. Sí, ojalá México fuera el primer país del mundo en legalizar todas las drogas. Sí, Calderón tiene que sentarse ante un tribunal a rendir cuentas de las consecuencias de esta guerra, y ojalá también Salinas y Fox se sentaran junto a él a rendir cuentas sobre las políticas de exclusión, injusticia y discriminación que la causaron. Pero por el momento, son las víctimas las que llevan la voz cantante porque, en tanto no haya reparación moral, legal, acaso económica, su herida se sigue conjugando en tiempo presente. ¿Cuantos cigarros llevas ya, Sicilia? le pregunta Isolda. ¿Qué augurio onomástico hizo que el apellido de este hombre sea el nombre de la capital de la mafia? La reunión termina con un picnic intramuros. Vino, queso, tomate, totopos de maíz negro. Sicilia bebe vino tinto en un vaso de plástico, de perfil, mal rasurado, agotado por la asamblea y el desfase horario. La reunión nos deja con la sensación de haber recibido algo concreto, importante, inexplicable. Malversando las palabras de Lacan: este hombre nos acaba de dar algo que él no posee del todo. La tranquilidad del justo. La generosidad extrema de quien viene de perderlo todo. La dignidad del que, en las condiciones más adversas, se aferra a no desfigurarse, a seguir siendo quien es.

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