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No son las noticias del ocho de febrero

No son las noticias del ocho de febrero Formato 7

Por momentos los portales de noticias te quitan la esperanza.

Pero no son los portales. No es el rubor del coraje. No es el pajaropolítico, ni las plumaslibres, ni el econsulta, ni los comerciantes de la información…
Las noticias y la información llegan como dardos.

No son las noticias del ocho de febrero. Es la realidad del veintiséis de septiembre, es la realidad del tres de mayo, del tres de diciembre, del veintinueve de noviembre, del quince de agosto, todos de diferentes años. La realidad aquí aplasta, revuelve la vida, te quita la paz.

Ya se cuentan como estadísticas, como masas, se descubren en huecos de la tierra. Hasta esta orilla, donde no puedes sino esperar o donde no queda otra alternativa que ceder ante el miedo, ante la barbarie, ante la realidad superada por la ficción y el horror. Hasta esta orilla nos arrastran las sonrisas de cortesía, las palmaditas institucionales, los apretones de manos que con una forzada empatía dicen “le entiendo”, los discursos huecos y carentes de sentido del teleprompter por aquí y por allá. Cucharadas de mentira, a veces más, a veces menos. Simulación perpetua.

Fueron los policías. Y ahí atrincherados tras las cámaras, detrás de las pantallas, detrás de las patrullas con sus toletes. Detrás las sillas del poder. Detrás los colores del partido. Detrás el narcoestado. Detrás las campañas. Detrás los robos de votos. Detrás el compadre, la comadre, el adversario y su premio de consolación. Detrás todos ellos y ellas lanzando la culpa a los que no están. Detrás de ellos y ellas la verdadera cara de los asesinos, sus intereses podridos de vendernos, de desaparecernos, de explotarnos, de aniquilarlos. ¿A qué buen árbol del Estado si tiene las raíces podridas?

Cuídate al salir. Avísame dónde vas. Es que andaba en malos pasos. ¿En qué se metió mi hijo para que le hicieran esto?. No nos lo explicamos, no tenía enemigos.

Enemigo el Estado, su sobrepeso, sus colores, sus construcciones, sus edificios, sus torres de control, sus palacios de gobierno, sus títulos, sus espías, sus paleros, sus chayotes, enemiga el hambre que provocan, la sumisión, el miedo.

Otra vez. Te tragas la muerte, la hueles. La rabia y la indignación no ha sido suficiente.

Tú que andas en eso cuídate.

La catarsis va a los muros, a veces va a las calles.

Pero el miedo se queda instalado, el dolor va allá donde a veces no va el Estado. Te acompaña a lavar los trastes. Te restriega. Te quita el sueño por las noches.

Miedo-Dolor-Ausencia-Muerte-Veracruz.

Información adicional

  • Por: : Anais Palacios
  • Fecha: 10 de febrero de 2016

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