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Febrero en Guerrero: Vivir con miedo en Teloloapan

Ignacio de Jesús Valladares Salgado Ignacio de Jesús Valladares Salgado Ignacio de Jesús Valladares Salgado

1.

El presidente municipal de Teloloapan, Ignacio de Jesús Valladares Salgado, sale de la sala de cabildo cuya puerta está atrás de su escritorio, como si fuera una puerta de escape. Viene de dar una entrevista con gente de Televisa. “Con Denise Maerker”, me dice, una vez que se sienta y le indico que, por lo que se ve, no sólo tiene mucha gente esperándolo afuera sino mucha prensa también.


 

—Ya estamos trabajando normal…—suspira— desde el día de anteayer. Hoy es jueves, ¿verdad? —pregunta a los empleados que están en su despacho—. Sí, desde el martes ya se empezó a trabajar con normalidad.

Está de buen humor. Firma documentos, uno tras otro, que le pasan sus asistentes y su secretaria, entre éstos están las cartillas de los chicos que culminaron su servicio militar.

—Éste hay que tenerlo listo por si necesitamos el doble de Chimbo —le dice a su secretaria, y todos ríen por la ocurrencia. Se refería a un documento de liberación de cartilla donde se mira la foto de un hombre joven, moreno, con corte a rape, tipo militar.

 

2

Ignacio de Jesús Valladares fue levantado por un grupo del cártel La Familia Michoacana y obligado a decir que pondría un jefe policiaco a gusto de ellos. Fue antes de que asumiera como presidente municipal, allá en septiembre de 2012, y dijo que sí. Los narcotraficantes grabaron la conversación en video y la subieron a YouTube.

Después de eso el alcalde se mueve rodeado de guardias de la Procuraduría General de la República muy bien armados. Eso será él, porque aunque dijo sí a los narcos, los policías municipales siguieron haciendo su trabajando normal hasta mayo de 2013 que un comando atacó la comandancia y mató a dos municipales. El resto renunció y la seguridad del lugar quedó en manos del Ejército y la policía federal.

Con todo, la criminalidad siguió operando en un clima de silencio de todas las autoridades y de miedo de la población, que hasta la vez se guarda antes de la 7:00 de la noche en sus casas y no sale sino hasta entrada la mañana del siguiente día. Eso fue hasta que Pedro Pablo Urióstegui Salgado, alcalde de ese municipio a principios de los 90, bloqueó por cinco días la carretera federal que comunica a Iguala con las regiones Norte y Tierra Caliente en protesta por el secuestro de su hijo Tomás Urióstegui en mayo de 2013. Pedro Pablo, quien también fue parte del PRD en 1992 y luego estuvo preso por el delito de acopio de armas y delincuencia organizada y luego liberado por el entonces gobernador Rubén Figueroa Alcocer, encabezó el movimiento en exigencia de seguridad y para que las autoridades ayudaran en la búsqueda de su hijo que sigue sin aparecer.

Sólo que el lunes 24, policías estatales, federales y militares desalojaron la carretera y el gobierno liberó una orden del aprehensión contra Pedro Pablo por motín, sedición, terrorismo e incitación a la violencia; además de que le desempolvaron una averiguación previa de hace 20 años por homicidio. Pedro huyó por el monte hasta llegar a Taxco, de donde no se ha vuelto a tener noticias suyas. En Teloloapan, por ejemplo, nadie da razón de él. Ni el tendero ni el taxista y tampoco del alcalde Ignacio de Jesús, que, dice, respeta los motivos que dieron origen a su movimiento, pero que no lo respalda.

—Pedro Pablo es como otros muchos que han sido lacerados por estas circunstancias de inseguridad. Por mi parte, estoy en la posición de que si no les doy, no les voy a quitar. Pero eso sí, que cada quien actúe bajo su propia responsabilidad.

—¿A qué se refiere con la expresión de que si no les da tampoco les va a quitar?

—Cuando dicen ellos “vamos a crear policías comunitarias y de autodefensa”,yo he sido insistente en que si alguien quiere participar en eso o en enarbolar una bandera de esas, que sea bajo su propia responsabilidad. Vamos a luchar en lo que sea posible para pedirle a las autoridades competentes que nos ayuden a resolver esos conflictos de inseguridad, porque de alguna manera, la creación de policías comunitarias y autodefensa generan actos violentos, como estos actos que acabamos de vivir y el bloqueo carretero.

—Hay una percepción, hacía afuera, de una inseguridad muy marcada en Teloloapan,¿es correcta esa idea?

—Y los mismos pobladores la tienen. A muy temprana hora la gente se mete a sus casas, tan pronto el sol se está ocultando ya no hay nadie en las calles y no sale, si acaso encontramos a una que otra persona a eso de las 8:00 de la noche; pero son desbalagados. Los comercios también cierran muy temprano, lo que antes era una verbena por las noches en los lugares donde se vendía alimentos ha dejado de serlo. Este problema nos ha pegado duro en la economía. El transporte deja de circular, pero todo eso pasa por cuestiones muy propias de cada uno.

—Incluso ahora las calles fuera del primer cuadro del poblado están solas…

—Sí –interrumpe–, incluso yo percibo que se respira un aire de temor…

Tiene razón. Desde la entrada, Teloloapan se ve solitario. En la central de autobuses, apenas un taxista oferta su servicio a los pocos que llegamos, pero a todos, a excepción mía, fueron a recogerlos. La obra de un bulevar acentúa el aspecto de desolación que da la pequeña ciudad a primera vista. Hay pocos comercios abiertos y si hay alguien que los atiende no se alcanza a mirar desde lejos. En el recorrido rumbo al ayuntamiento platico con el taxista, que al final me anima a llevarme al centro.

—No, joven —me dijo—, el centro está retelejos, y es pura subida.

—¿Oiga, ¿y qué me cuenta de Pedro Pablo?, se sabe si sigue aquí—le preguntó después de unos metros de viaje.

El conductor me ve de perfil, como ven los pájaros. Ya le había dicho quién era y qué hacía en el lugar. Ya me había platicado que cuando se armó la autodefensa durante esos cinco días muchos transportistas cooperaron, unos convencidos y otros obligados. Él, dijo, lo hizo obligado. “No nos dejaban de otra, se subían y nos decían llévanos a tal lugar, y ni modo de decirles que no. Pero la cosa ya está mejor y esperemos que la cosa vuelva a estar como antes”. Por eso cuando le pregunto por Pedro Pablo me mira de reojo y tras guardar un brevísimo silencio responde.

—¡Sepa dios! Unos dicen que se fue, que se peló; otros que sigue aquí…

—¿Pero usted qué cree?…

—¿Yo? Que se peló,pues.

Conforme pasamos las calles solas, algunas empedradas y casi todas en pendiente, hay más gente en las calles, pero eso es porque vamos llegando al centro de la ciudad.

—Listo —me dice—,aquí está el ayuntamiento.

No había necesidad que me lo dijera. Afuera tres camionetas con el logotipo de la PGR estaban estacionadas. Entonces supe que el alcalde estaba en el lugar. Desde la sala de espera se contempla el zócalo; una fuente con un chorro grande que salpica a la gente que se sienta a su alrededor. Corre aire fresco por la ventana abierta. Más tarde los estudiantes de secundaria llegarán y ocuparán las sillas metálicas bajo los arbustos, llenarán el único comercio de videojuegos y se tropezarán con un carro de perifoneo que anunciará el jueves pozolero. Pero será pasadas las 12:00 del día. Más tarde aún, a eso de las 5:30 de la tarde, todo quedará solo, como si fueran las 12:00 de la noche y tendré problemas para hallar un taxi que me lleve de regreso a la central de autobuses.

 

3

—Esa expresión que encabezó Pedro Pablo Urióstegui Salgado –sugiero al alcalde– no es nueva en Teloloapan, ya había habido otros intentos de autodefensa, ¿no? Como el caso de Tlajocotla.

—No, no había habido en lo que llevamos de administración, casi año y medio. !Ah sí!… hubo unos que llegaron aquí,pero no venían en ese plan, venían exigiendo fertilizante. Y esta gente de ahora hablaba de una policía comunitaria, de autodefensa.

Lo mismo ocurrió en mayo de 2013, por más que el presidente diga que no se acuerda. Explotó cuando grupos antagónicos del narco se enfrentaron en una intersección de tres comunidades: Tlajocotla, Oxtotitlán y Tlanipatlán. El enfrentamiento dejó cuatro hombres muertos que luego fueron hallados calcinados adentro de una camioneta. Eso ocurrió en la madrugada, a las 5:30 según la información de pobladores que oyeron los disparos y que más tarde se asomaron para ver que había pasado. Horas después, a las 11:00, cinco vecinos del Rincón del Fresno fueron secuestrados,torturados y asesinados a balazos. Algunos estaban desmembrados y uno degollado. El acontecimiento provocó que el 18 de mayo unos 80 vecinos se armaran con sus rifles de caza y machetes e hicieran recorridos por el camino de 20 kilómetros que conduce hacia la cabecera municipal.

 

4

Mientras se desarrolla la entrevista, el teléfono celular del alcalde suena. Sin dejar de hablar, se lo pasa a su secretaria.

—Por favor —le dice.

La secretaria responde; el silencio se hace en la oficina mientras ella atiende la llamada.

—Es el alcalde de Huitzuco —le dice en voz baja y le da el celular.

La conversación con Norberto Figueroa Almazo no dura más de dos minutos. Por lo que se oye le habló para invitarlo a una celebración en su municipio. Ignacio de Jesús trata de escabullirse, esgrime que por el bloqueo tuvieron un atraso involuntario de cinco días de trabajo en el ayuntamiento. Al parecer Norberto insiste.

—Voy a hacer todo lo posible por estar allí. ¿A qué hora va a hacer eso?… y después, el desfile. Y terminando el desfile ¿qué hay? !Ah!, perfecto… Yo voy a buscar darme un campito. Sí, sí,hermano, que estés bien. Sí, adiós.

Termina la plática y le regresa el celular a su subalterna.

—El presidente municipal de Huitzuco. ¡Ellos con sus fiestas! —me dice.

 

5

—¿Cuál es la postura del ayuntamiento en los casos de las autodefensas? —le pregunto

—Considero que debemos transitar por la vía pacífica, a través del diálogo y la concertación; tenemos que transitar a través del marco de la ley, por ello, yo le estoy pidiendo a las autoridades competentes que vengan a ayudarnos, para que podamos mantener la tranquilidad y la paz social.

Teloloapan tiene 190 comunidades y colinda con nueve municipios de Guerrero, además con el estado de México; además, es de los cinco municipios más grandes del estado. Su comunidad más alejada queda a tres horas de la cabecera municipal por una orografía accidentada. Por eso, el presidente justifica que ni la Marina ni el Ejército puedan brindar seguridad en todo su municipio.

—Difícilmente la Marina y el Ejército —dice— van a poder otorgar seguridad a todas las comunidades, por la geografía y la distancia en la que están. Somos un promedio de 60 mil habitantes. Ni el programa Guerrero Seguro es suficiente dado a las dimensiones geográficas que tenemos. Lo más adecuado que vemos para combatir la inseguridad es la obra pública y la obra social y estamos abocados a eso…

—¿Pero cómo ha podido trabajar?

—Hacemos un esfuerzo para cumplir…

—¿Pensó en este escenario cuando se postuló como candidato?

—Jamás… cuando fui diputado podía andar en las comunidades incluso a altas horas de la noche.

—¿Y ahora?

—Ahora, nos convertimos en rehenes de las circunstancias…

—¿Cómo gobierna entonces?

—Vamos a los pueblos, el más lejano está a tres horas, tres horas y media, pero vamos siempre acompañado del Ejército. Es una caravana en la que, prácticamente, trasladamos el ayuntamiento a esas zonas.

—¿Y la gente qué le dice?

—La gente estaba temerosa en un principio hasta de la escolta que tengo asignada; pero a estas alturas ya se acostumbraron. Muchos lo ve bien; hay quienes no. Debo de reconocer que dicen: “Sí, qué bonito, el municipio está inseguro, pero el alcalde tiene elementos de la PGR”.

—¿Y usted qué responde?

—Que desconocen que lo que ellos mismos me confirieron en esta responsabilidad:que me obliga a trabajar de esta manera. No estamos en un lecho de rosas.

—¿Y siempre despacha aquí, en Teloloapan?

—En ningún momento hemos abandonado la responsabilidad. Cuando salimos de aquí es por fin de semana o porque tenemos que hacer una gestión.

—¿Usted vive aquí?

—Sí, vivo e la cabecera.

—¿Y su familia?

—No, desde aquel incidente (cuando lo levantaron los narcotraficantes) se fueron del municipio.

—¿Y ya no volvió a tener amenazas y situaciones como esa?

—En ningún momento… fue el único incidente.

—¿Y le cambió la vida?

—Nos cambió la vida a muchos… a mí, bueno, por la responsabilidad que iba a asumir. Pero en general, a todos, nos convirtió en rehenes de la circunstancias.

—¿Y cuál es su perspectiva, terminar su periodo lo antes posible, irse, buscar otros puestos?

—El futuro es incierto. No sabemos lo que pueda pasar mañana, aunque tengo fe en que las cosas se van a mejorar. No hay mal que dure cien años ni enfermo que los aguante. Vamos a esperar que música nos ponen para ver si podemos bailarla. Espero en dios y en la autoridad competente que pronto volvamos a la normalidad.

—Pero sigue la permanencia de grupos criminales en el municipio…

—Sí, y eso trae mucha incertidumbre en la población, y por eso han ido cambiando hasta sus hábitos. Nosotros antes teníamos aquí tres discotecas que funcionaban jueves, viernes y sábado.

—Había vida social.

—Sí, pero ahora tienes más de dos años que no funcionan: cerraron. La gente era muy asidua a los jueves pozoleros, y de repente van, pero en cuanto empieza a oscurecer cada quien corre para sus casas. O era común que después de un partido de futbol la gente se quedaba a convivir;todo eso se ha roto, se ha acabado. Yo tengo fe en que esto vuelva a ser así.

—Pero, oiga, también ustedes son autoridad, no todo se puede quedar en un asunto de fe.

—Sí, creo que cuando la gente piensa que somos corresponsables yo digo que sí, pero además me parece que entre todo lo demás somos títeres del destino. Así, títeres del destino, chingao. Cuando vino el gobernador a inaugurar una obra yo le dije, “sabe qué, le cambio toda la obra pública por seguridad”.

 

6

Solamente el frijol que está dentro de la olla sabe cómo está de caliente el agua, me dijo el alcalde de Teloloapan cuando terminamos la entrevista que le hice en su oficina. El comentario lo dijo, claro, por todo lo que ha pasado como autoridad desde antes que asumiera su responsabilidad.

—Yo le digo a los reporteros: “váyanse allá, para que sepan cómo es esto”, ¿no? Porque, mira, amenazas por un lado y amenazas por el otro.

—¿Y no teme que lo vinculen con algún grupo criminal?

—De hecho nos están vinculando.

—¿Lo dice por lo que dijo el vocero José Villanueva Manzanares?

—Ojalá que nos investiguen y digan “aquí se requiere reforzar la seguridad”, hijuela chingada —dice y da un golpe en el escritorio—. Estamos dispuestos a someternos a las investigaciones que ellos quieran.

Cuando decía esto, sonó otra vez su teléfono. Su asiste respondió: “A la orden”, escuchó a su interlocutor y volteó a ver de inmediato al alcalde que estaba a la lado.

—Es de la PGR —le dijo y le pasó el teléfono.

La entrevista terminó.

Información adicional

  • Por: : David Espino
  • Nombre del / de la periodista: : David Espino. Reportero, catador de mezcal y de café. Tres veces premio de declamación en la secun… mayor información: davidespino.flavors.me
  • Biografía: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. / @reporteroerrant
  • Fecha: 25 de marzo de 2014

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