El 5 de junio que acaba de pasar es el primero que vive la administración príista de Claudia Pavlovich, y aunque la fecha a la que hago mención corresponde a la columna que estaré escribiendo el próximo mes, es inevitable mencionar el evento porque mayo no se puede entender en Sonora sin saber que la gente se comienza a preparar para marchar el 5 de junio, pase lo que pase, llueva fuego o no.
Desde el 8 de junio del año pasado, los príistas se habían sentido intocables por un supuesto “bono democrático”. Todo mundo le rendía pleitesías a la gobernadora electa y nadie se atrevía a mancharle el vestido, es más nadie se acordó en voz alta de la carta de apoyo que escribió a los dueños de la Guardería ABC. Claudia de la noche a la mañana se convirtió en una perfecta muñeca de porcelana sin ninguna mancha en su pasado, una salvadora, la Evita Perón de los sonorenses. Salía retratándose con defensoras de los derechos LGBT y proponiendo leyes de equidad de género que la hacían ver como una mujer de avanzada frente a las cámaras.
Pero como ya nos tiene acostumbrado el PRI, siempre cuando más hinchado tienen el pecho diciendo que ya es el momento de cambio, se les desinflan las intenciones y como globo de plástico vuelan sin control para terminar dejándonos a todos en el suelo. Las cosas no van bien por donde se le busque. Guillermo Padrés sigue intocable por la ley, la violencia ha ido a la alza desde enero, las violaciones de DDHH únicamente se diversifican y aumentan, pero sobre todo la Justicia ABC no llega completa.
Algo va mal… cateen una casa de Padrés!!!!!
El bono democrático que los príistas presumen no es otra cosa más que el voto de castigo al padrecismo por todo lo que se robó en esa administración, por la desfachatez de sus colaboradores que de la noche a la mañana se volvieron en multimillonarios, por su manera de dividir a los sonorenses para lograr sus propósitos (en especial por la persecución de los yaquis con el objetivo de imponer el Acueducto Independencia) y también por su falta de palabra al no haber hecho nada por la justicia que no se cansaron de pedir los padres ABC. Si, Claudia realmente no tuvo un “bono democrático”, más bien los otros decepcionaron más de la cuenta porque no cumplieron.
Entendiendo esta situación es que la gran promesa de campaña de Claudia, como la de todos los políticos que quieren un puesto de elección popular, fue la de que combatiría la corrupción. Por este motivo crea una fiscalía anticorrupción y comienza una persecución mediática de todos los colaboradores del padrecismo que en muy poco tiempo se convirtió en un espectáculo de cortinas de humo que son usadas cada vez que la opinión pública comienza a criticar al gobierno, en especial si es por temas de seguridad, algo que se ha convertido en el talón de Aquiles de las principales ciudades de la entidad.
Ahora que Padrés ha conseguido un amparo y que la fiscalía anticorrupción no puede hacer nada en contra del villano favorito de los sonorenses en el sexenio pasado, es que esta administración comienza a ver limitado su repertorio de cortinas de humo. Y es que desde el comienzo de la actual administración se ha usado la persecución de los padrecista como una forma perfecta para desviar la atención y no percatarnos de que vivimos en un estado más inseguro, en el que los homicidios aumentaron notablemente los primeros meses del año, donde fue necesario establecer una alerta de género por la violencia contra la mujer y los feminicidos, así como empezar a figurar entre los estados donde el secuestro es ya un crimen habitual, cuando antes eran raros estos casos. Al final se van a acabar las casas de los padrecistas y ya no se podrá negar que Sonora vive una crisis de seguridad.
Aguantamos el calor
Volvamos otra vez al 5 de junio y a recordar que la actual gobernadora de Sonora escribió una carta de apoyo a los dueños de la Guardería ABC en el 2009, que no ha pedido disculpas públicas por eso, que en lo que va de su administración únicamente ha simulado que se trabaja para dar justicia, que en el proceso actual únicamente 2 de los 5 dueños de la guardería están siendo procesados y que no se les puede poner tras las rejas mientras este no termine. A todo esto sumémosle la forma velada en la que el PRI de siempre apuesta por el olvido y en la inhibición las manifestaciones en su contra.
Durante la semana anterior al aniversario, protección civil advirtió sobre una ola de calor que golpearía todo la entidad, recomendando reiteradamente que se evitara salir a las calles durante el día, en especial los días 4 y 5 de junio. Como si los hermosillenses no supiéramos vivir en el calor y no conociéramos estas temperaturas que en julio y agosto son muy comunes.
El sábado 4 de junio la ciudad entera entró en una especie de psicosis colectiva por el calor que llegaba a los 49 grados, algo que en agosto es regular. Parecía que el clima espantaría a los ciudadanos a manifestarse, beneficiando a quienes apuestan por el olvido. Pero no, hay cosas que no merecen perdón ni olvido, y la muerte de 49 infantes y más de 100 niños lesionados de por vida es algo que una sociedad consciente no puede olvidar jamás, menos perdonar.
Las redes sociales comenzaron a inundarse con fotos de los angelitos que se perdieron en el infierno que generó la corrupción y avaricia de la clase dominante de Hermosillo. Ese infierno que desde hace 7 años, cada 5 de junio vuelve a quemar por dentro para recordarnos que la corrupción nos hace daño a todos y nos quita lo que más queremos para beneficiar únicamente a los más avaros, nefastos, impunes y despreciables seres.
Las redes hicieron lo que mejor saben hacer cuando son usadas bien, tejer solidaridades y unir sentimientos. En poco tiempo las mismas personas que año con año marchan comenzaron a recordar porque se debe de marchar cada 5 de junio, porque vencemos al calor en una marcha multitudinaria que tiene un efecto catártico para la sociedad hermosillense, que es de memoria colectiva, de amor y solidaridad con las familias de los 49 angelitos y más de 100 niños lesionados de por vida. El resultado fue mantener la memoria colectiva viva con una marcha igual de numerosa que la del año pasado, y en un recordatorio muy claro a quienes gobiernan el estado de que no olvidamos, ni perdonamos, que nos deben una disculpa, así como la justicia. El “bono” se les acabó, ya no nos tragamos la simulación y las cortinas de humo. Sonora sigue herida, sangra, todos los días sangra y arde, mientras que su elite igual de nefasta sigue apostando por un olvido que no va llegar.
